Dos días antes de su polémico concierto en Madrid, donde Jason Williamson decidió parar el concierto después que le lanzarán dos banderas palestinas, Sleaford Mods actuaban en Barcelona. Sobre el incidente dejaremos que ustedes saquen sus propias conclusiones.

Les precedía LoneLady, el proyecto de la multiinstrumentista Julie Campbell, que ofreció un más que eficaz concierto. Luce más como una excelente guitarrista que como compositora de canciones, pero su combinación de post punk filtrado entre guitarras y sintetizadores tiene sustancia.

Y luego venían Sleaford Mods. Al final del concierto en la Sala Apolo Jason Williamson agradeció al público barcelonés sus diez años de apoyo. Una década ha pasado desde que “Austerity Dogs” (2013) y “Divide and Exit” (2014) les dieran a conocer. Pronto el público captó sus armas, una serie de puñetazos al Reino Unido contemporáneo, apoyados por una serie de beats tan duros como pegadizos. Y no fueron un fogonazo: de convencer al hooligan musical progresista británico pasaron a conquistar Europa, parte del resto del mundo, actuar dos veces en el estadio de Wembley (junto a Stone Roses y Blur) e incluso Robert Downey Jr. se ha declarado fan.

En este tiempo, han tocado varias veces en Barcelona. Cuando tienen la sala para ellos, el triunfo es inapelable. Conclusión a la que se llega por conciertos como el que nos ocupa, en contraste a una última visita en el Cruïlla donde coincidir con Jack White o actuar en un escenario en el que justo había acabado el turno de la “stand up comedy” les hacía notarse ciertamente incómodos. En Apolo presentaban “UK Grim” (Rough Trade, 2023), cuyo tema titular inició el concierto y al que dedicaron buena parte del repertorio, como la imponente ‘DIwhy’ o ‘So Trendy’, su celebrado dueto con Perry Farrell. Con el aforo agotado, volvió la sencilla y abrumadora esencia de su directo: Andrew Fearn dándole al “play” y bailando cual adolescente en su habitación y Jason Williamson haciendo bailes tontos en pantalones cortos mientras sentencia su tierra sin piedad: ‘Spray up my back, because in England nobody can hear you scream’.
En el tramo final revisitaron el resto de su discografía, con sitio para sus particulares hits apabullantes: ‘’Nudge it’, ‘Tweet Tweet Tweet’ o ‘Jobseeker’ y su ácida teatralización de una cita con una oficina de empleo. Para el que firma, cuatro minutos más válidos que el cine reciente de Ken Loach.