‘Era’: extenso periodo histórico caracterizado por una gran innovación en las formas de vida y cultura. También pretérito imperfecto del verbo ser. Salvo otras acepciones referidas a la agricultura, el término ‘era’ acaba haciendo referencia siempre a significados relacionados con tiempo y cambio. Dos conceptos que han cobrado vital importancia durante el confinamiento, en que nuestra realidad ha mutado de manera radical y se nos ha robado un periodo importante de nuestras vidas. Como otras bandas, León Benavente han sabido aprovecharlo para dar forma a su cuarto disco, ‘Era‘, en que introducen sonidos más bailables, Abraham canta tanto o más que recita, Luís ha recuperado el bajo, y Edu se ha metido de lleno con los sintetizadores. Una nueva era de los ‘leones’ que ya han empezado a girar en directo y que, una vez más, queríamos comentar con ellos. Y sí, hay cosas que no cambian, como su esencia y personalidad musical, y las risas que nos echamos cada vez que nos encontramos con estos 4 viejos rockeros… nuevos.
INDIE LOVERS: Hablemos de ‘Era’. Título polisémico, pero que siempre lleva a lo mismo: al tiempo.
ABRAHAM: Sí. Es el hilo conductor de prácticamente todas las canciones, y como bien dices, es una palabra corta, sonora y polisémica que, de alguna manera, habla de lo que cambia, de lo que ya no es, y de un nuevo comienzo. De todos los posibles significados que tiene la palabra es con el que más nos estamos quedando, al menos en este momento.
Y esa reflexión sobre el tiempo, ¿la ha causado el confinamiento que lo ha parado todo y nos ha hecho reflexionar sobre nuestras vidas? ¿O no tiene nada que ver?
ABRAHAM: No lo tengo tan claro. Quizás si no hubiésemos pasado por esta circunstancia tan extraña y excepcional, a lo mejor el disco existiría tal cual es. No es un disco fruto del confinamiento ni de la pandemia ni nada por el estilo. Pero al final es lógico que se acaben colando esas referencias en las canciones porque es lo que hemos estado viviendo. Y desde luego, nosotros como grupo ya casi llevamos una década con este proyecto. Empiezas a echar la vista atrás, y ahí también encuentras cosas y está el paso del tiempo, evidentemente.
Cuando miráis a estos casi 10 años, ¿qué sensación os produce? No sé si os imaginabais aquí hace una década..
CÉSAR: No, para nada nos imaginábamos aquí si echamos mucho la vista atrás. Eran momentos en que tomamos esta decisión de montar León Benavente. Estábamos con Nacho Vegas en ese momento, y al final éramos 4 chavales que íbamos en la furgoneta, conduciendo nosotros, montando y desmontando, y haciendo el trabajo sucio que hacen todas las bandas. Y ahora la cosa ha cambiado, y nos podemos permitir llevar una escenografía, hacer una gira en condiciones, llevar una crew también en condiciones… la verdad es que todo se ha ido profesionalizando y disfrutamos de ello. Estuvimos la semana pasada haciendo todo lo que es el stage y la preparación del nuevo espectáculo de esta gira de ‘Era’ y estamos muy contentos y nos divertimos mucho haciéndolo. Creo que cada paso que damos vamos afianzándonos y estamos más contentos.
Lo decías tú: estabais con Nacho hasta hace relativamente poco y os lo podíais combinar, pero supongo que llegó un punto en que eso ya no era posible y ahora ya estáis focalizados en León Benavente y nada más.
CÉSAR: Claro, llegó un momento en el que ya no podíamos jugar a las agendas. Hubo un momento en el que sí, pero nos costaba bastante, porque él también en sus giras salía mucho a Mexico, y la cosa se ponía más difícil. Entonces tomamos esa decisión, y ya cada uno hemos ido por nuestro camino. Y las casualidades de la vida de que hemos sacado disco casi a la vez…
EDU: ¡Discazo el suyo!
¡Muy de acuerdo!
CÉSAR: …y hemos arrancado gira a la vez: el otro día arrancamos nosotros en Avilés y él el día antes en Navia. ¡Vamos a la par! (risas) Así que hubiera sido imposible cuadrar agendas.
Ahora os preguntaré por la gira, pero siguiendo con el disco: reflexión sobre el tiempo, sobre el cambio… que se refleja en el disco, empezando por la sonoridad: ¡os ha dado por bailar! ¡Estaba escuchando ahora el disco por la calle y venía bailando! (risas)
EDU: Desde que hicimos este grupo siempre recuerdo a la gente diciendo que eran discos que se ponían en movimiento. En la banda siempre ha habido ese afán por hacer que la gente se mueva cuando escucha nuestras canciones, que no son necesariamente música de baile.
Pero ahora sí en varias canciones…
EDU: Hay veces que sí pero es algo más circunstancial. No es la música de baile lo que intentamos que mueva las canciones, sino que es otra cosa…
LUÍS: Es interesante lo que dice Eduardo del movimiento, que no es sólo en la propuesta artística. Echando la vista atrás, como decias tú antes, es verdad que somos un grupo que se mueve bastante. Por ejemplo, en las propuestas. Yo creo que los 4 discos son bastante distintos entre sí, a pesar de que tienen esa cosa de nuestra personalidad por ahí. Pero somos un grupo que se mueve bastante, y nos gusta estar en movimiento constante a la hora de proponer cosas. No nos gusta repetirnos en fórmulas. Y entonces lo del movimiento, además de que mucha gente lo escucha, como dice Edu, para salir a correr o para bailar… o para otras cosas que no podéis ver ahora mismo pero que acaba de hacer Eduardo…
(risas)
LUÍS: …follar, vaya. Pero sí que hay algo de movimiento siempre en la historia de este grupo, y esperamos que siga así. ‘Siempre Hacia Adelante‘, una canción buenísima de un grupo que os recomendamos…
(risas) Además habéis conseguido una cosa difícil: lo que decís vosotros, cada disco vais cambiando, pero siempre hay algo ahí que tiene esa personalidad que hace perfectamente reconocible que se trata de una canción de León Benavente sólo con las primeras notas.
LUÍS: No es fácil y además empieza a aparecer cuando ya llevas un recorrido y empiezas a tener algo reconocible. Tampoco nos movimos con esos parámetros y con esas pretensiones. Simplemente íbamos haciendo música, y a mí personalmente me parece muy grato mirar atrás y ver que hay algo ahí que se va moviendo pero lo esencial, la personalidad, sigue por ahí. Pero bueno, tampoco es algo en lo que pensemos demasiado. Siempre estamos moviéndonos, y siempre hacia adelante, insisto…
(risas)
EDU: ¿Pero en qué versión?
LUÍS: Las dos. ‘Celebración – Siempre Hacia Delante‘ o ‘Siempre Hacia Adelante’.
(risas) El cambio sonoro, además ha comportado que Luís y Edu cambiéis vuestro rol e instrumentos.
LUÍS: Sí. Me costó 10 años convencer a Edu de que me dejase coger el bajo por fin…
(risas) Estaba ahí aferrado, ¿no?
LUÍS: …pero creo que más interesante a que yo toque el bajo es todo el trabajo de maquinaria que hay ahí por parte de Eduardo. Su set-up en el concierto es como… una especie deeee…
…nave espacial?
LUÍS: …de nave espacial, sí. Él te lo puede contar muchísimo mejor.
Procede, Edu…
EDU: Son pequeñas decisiones que se toman. Es una cosa que hablamos antes de hacer el disco: ¿qué podíamos cambiar para que la dinámica de trabajo fuera diferente? Al final es enfrentarte a una dinámica de trabajo y a una metodología. Lo normal es que se siga siempre la misma metodología para hacer las canciones, pero en este grupo este último disco ha sido una más de todas las decisiones que hemos ido tomando en cada uno de los álbums. Ha ido hacía ahí. Que nosotros cambiemos la instrumentación sólo te das cuenta si lo ves, pero cuando lo escuchas no. Entonces nosotros jugamos mucho con eso, pero ya desde el principio. Lo que pasa es que ha ido evolucionando y en este último disco es un poco más exagerado. Pero en realidad para la gente que escucha, escucha una canción y no quién toca. Es verdad que todos los cambios influyen: si él toca el bajo, si yo estoy más con los sintes… pero para el que lo escucha no deja de ser una canción.
¿Te habías aburrido de tocar el bajo o no, Edu?
EDU: ¡No, no, no, qué va! De hecho el bajo me sigue pareciendo uno de los instrumentos que más determina hacia adónde puede ir una canción, aunque siempre por lo bajini.
¡Y nunca mejor dicho!
EDU: O, como se dice en Aragón, ‘a lo somarda’ (risas)
Os pregunto por las colaboraciones: ya en el disco anterior habéis hecho la de Maria Arnal, Eva Amaral o Miren Iza. Y en este repetís con Tulsa, y también participa una de nuestras bandas de cabecera: Triángulo de Amor Bizarro. ¿Cómo contactáis con ellos, cómo se forja…?
ABRAHAM: También por lo mismo, porque para nosotros Triángulo también es un grupo de cabecera. Nos gustan mucho sus canciones, sus discos y su trayectoria. Al final también es gente que no deja de investigar y de hacer discos distintos. Se nos ocurrió ya desde un principio. Sempre que pedimos a gente que colabore ya básicamente siempre es por eso: porque nos gusta lo que hacen y porque creemos que pueden aportar una visión externa a la canción que la puede llevar a otro sitio. Y ya nos pasó en todas las colaboraciones que hemos hecho desde el principio. En este caso concreto, con ellos trabajamos a distancia. ‘Te Comes Mi Corazón’ es una canción muy densa, en el fondo ya tenía mucha instrumentación. Y se la enviamos con la intención de que Rodrigo grabase algunas guitarras y que Isa cantase algunas partes de la canción. Luego ellos trabajaron allí en su estudio y nos enviaron algo que en realidad no era lo que teníamos pensado en absoluto, y que nos sorpendió mucho al principio. Luego hicimos un poco de edición con lo que nos enviaron, ¡y joder! Aunque al final el resultado no era ni mucho menos lo que teníamos en la cabeza, ha acabado siendo una de las canciones, creo, más especiales de todo el disco. Es muy guay tener esa posibilidad de que gente a la que admiras intervengan en canciones tuyas.
ABRAHAM: Y Miren ya es una amiga de los cuatro de hace muchos años y la habíamos llamado para el disco anterior con una canción completamente distinta, que era ‘Mano De Santo’. Cuando estábamos terminando ya las grabaciones había como 2 o 3 posibilidades de canción que queríamos que viniese ella: no sé si ‘Mítico’ era la otra que barajábamos. Pero al final como es una canción que hay muchos efectos de voz lo descartamos. Y cuando vino, le pusimos esta canción que le sorprendió muchísimo. Nos dijo: “¿me habéis llamado para grabar esta canción? ¡No me pega nada!“. Era como un recitado, y joder, aparte de ser una grandísima compositora, Miren tiene una voz muy bonita y canta como le da la gana, la verdad. Estuvimos allí ensayándola con ella y empezó a hacer cosas muy guays entre el recitado y cantar. Lo llevó por ahí y fue muy chulo. La verdad es que siempre caemos de pie con esto de las colaboraciones, porque cuando llamas a alguien para colaborar puede ser que te salga mal. Y luego tener que decirle que no… o le echas la culpa al que mezcla: “el que mezcla no vio lo que habías hecho y…“ (risas). Ahora parece una coña, pero cuando estás grabando un disco las canciones son material muy frágil y muy importante para ti, cuando estás en mitad del proceso creativo. Que se meta ahí gente siempre da un poco de miedo, pero siempre hemos tenido mucha suerte.
Claro, no sé si eso te puede llegar a generar dudas o conflictos, ¿no? Por ejemplo lo que decías de Triángulo: tú tienes una cosa en tu cabeza, te envían algo completamente distinto, y a ver qué haces…
ABRAHAM: Claro, y también porque con ellos trabajamos a distancia. Cuando lo hicimos con Cristina en el primer disco (ndr. Cristina Martínez de El Columpio Asesino) y con Irantzu también (ndr. Irantzu Valencia de La Buena Vida), o la que hicimos en su día con Bunbury… ellos graban, te envían y, claro, el resultado ya está ahí. En cambio, cuando trabajas en el estudio como hicimos en el disco anterior con Maria Arnal o con Miren es otra cosa. Ya lo puedes ir manejando más. Cuando te llega desde fuera te sorprende mucho. Y lo de Triángulo nos sorprendió especialmente por eso. Isa escribió otras partes de la letra, hizo como un diálogo… es muy guay que la gente se meta tanto en tu canción y la vea desde otro punto de vista.
Os quería preguntar también por dos canciones en concreto: empezando por esa autoparodia de ‘Viejos Rockeros Viejos’. Ahí hay mucha broma interna, supongo…
ABRAHAM: Sí. Al final para poder reírse de los demás lo primero que tienes que hacer es reírte de ti mismo. En el fondo, tarde o temprano esto va a llegar. Si no está ahora delante de nuestra cara, pues llegará un momento en el que pasará. El paso del tiempo es así (risas) y supongo que nos tocará. En el fondo, tiene algo de autoparodia y también de crítica a una actitud que es muy reconocible y que acaba siendo de las cosas más ridículas que pueden pasar cuando te dedica a esto: no saber envejecer bien en la música. En el momento en el que estamos nosotros, desde luego todavía no estamos ahí. Pero claro, si te comparas con la gente que está haciendo música ahora y tiene veinte años, posiblemente te vean ya de esa manera (risas). Fue una canción que, como el disco tiene un tono de cierta solemnidad, parecía que no funcionaba bien dentro del conjunto. Y estuvimos dándole vueltas si la incluíamos o no. Pero al final creo que es un acierto destensar todo el discurso del disco con esa canción. Y, en el fondo, también acaba hablando del tiempo. O sea que temáticamente el hilo conductor en esa canción también está ahí.
Yo no sé cómo lo vivís vosotros, pero a mí a veces me parece que soy un viejo periodista viejo, porque mira que me encanta escarbar, buscar y descubrir nuevas bandas y estar al día de la actualidad musical, pero cuando escucho nuevos estilos como el trap, la llamada música urbana o el reguetón, no me generan ningún tipo de interés, no conecto o, directamente, no los soporto.
ABRAHAM: A nosotros nos sigue interesando igual. Somos gente, y lo digo por los 4, que consume música de hace 40 años y de hace 4 semanas. Y a todos hay propuestas de lo que se llama ‘música urbana’ que nos interesan. Y de cosas que se hacen ahora y de gente que, igual que con las bandas de rock había bandas interesantes y otras que no te interesaban nada, aquí hay cosas de ese mundo que son buenas ideas y buenas canciones.
EDU: En ese sentido yo creo que ha habido una apertura a nivel de estructura de canción que antes igual no estaba tan permitida. No voy a poner ningún ejemplo, pero hay canciones que escucha un montón de gente y no son necesariamente cañeras o vitales, sino igual más introspectiva. Creo que la gente se está abriendo más a ese tipo de estructuras de canción que no son tan de toda la vida. Eso también está guay.
Y os quería preguntar también por ‘La Gran Muralla’ y esa historia que hay detrás que me parece preciosa…
ABRAHAM: Al final las canciones vienen de muchas cosas: de imágenes, a veces de querer acercarte a una idea, a un título… en este caso tratar una canción del fin de una relación. La performance que hizo Marina Abramovic (ndr- artista performatva serbia) con quien era su pareja, Ulay (ndr- fotógrafo alemán y artista de performance) de recorrer la muralla china en direcciones contrarias. Es una imagen muy poderosa para que te dé pie a hablar del tema más común o de los más tratados de la historia de la música. Creo que por eso te intentas acercar a él de otra manera. Quizás si cualquiera de nosotros la hubiéramos escuchado hace 10 años nos sorprenderíamos de hacer una canción así a día de hoy. ‘La Gran Muralla’, Mítico’… hay muchas canciones en este disco que si nos las hubiesen puesto hace 10 años cuando estábamos haciendo el primer disco habríamos dicho “¡guau! ¡Qué guay! ¡A dónde vamos a llegar!“ (risas)
¿Cómo se va a trasladar todo esto al directo? Os veremos por aquí el 9 de abril en la sala Barts dentro del Cruïlla de Primavera. ¿Cómo van a cambiar los directos de León Benavente? Porque estamos acostumbrados a que nos arrolléis, pero ahora con estos nuevos sonidos ¿va a ser muy diferente?
ABRAHAM: La verdad es que igual que hay un cambio en el discurso musical del disco también lo estamos buscando a nivel escénico. Al final cuando hacemos una gira nueva siempre pensamos en una escenografía, en un contexto para las canciones que sea nuevo. Y creo que en este caso, igual que también en el disco, lo hemos intentado llevar al extremo. Es un tipo de concierto bastante distinto al que hemos estado haciendo hasta ahora. Obviamente hay muchas canciones del repertorio antiguo y es un concierto largo. Ahora al tener 4 discos también te permite eso. Un concierto largo que va pasando por diferentes momentos. Hay momentos más íntimos, hay momentos abrasivos, hay momentos en que se juega con las estructuras de las canciones… en eso hemos estado trabajando los últimos meses, y lo estrenamos hace una semana. Al final de lo que te acabas fiando es de lo que te dice la gente, y la gente estaba muy sorprendida. “¡Joder, tengo la sensación de haber visto otro grupo en el escenario!“. Y en el fondo es lo que estábamos buscando.
Ese es el mejor de los halagos que te pueden hacer, ¿no?
ABRAHAM: ¡Sí, sí! Y también que, siendo un concierto largo, a la gente se le había hecho corto. Son cosas en las que pensamos mucho. Igual que pensamos qué canciones van en el disco, en qué orden van, también en el directo lo hacemos con el repertorio: “no, esta canción aquí no, que no funciona; vamos a unir ésta con ésta; ésta vamos a alargarla“… creo que es la gira que más atención le estamos prestando a todas esas cosas.
Y quería acabar con un par de recuerdos de conciertos vuestros durante el confinamiento que hemos vivido: el primero, también en el Cruïlla de Primavera, en el Camp Nou. ¿Cómo fue? ¿Qué recordáis?
CÉSAR: Escuchamos a Messi (risas)
LUÍS: Fue muy raro porque era la primera vez que tocábamos después de todo este lío. Fue curioso porque yo y alguien más que no recuerdo salimos a tocar con la mascarilla, pero luego, al quitárnosla, me había puesto antes los ‘in-ears’, y entonces todo mal! (risas) ¡Todo enredado, mecagoenl…! Casi digo “¡Hala Madrid!“… horrible! (risas) Fue curioso y un poco triste al principio ver a toda la gente separada. Pero al final, volvemos a lo esencial que nunca muta y siempre está ahí: la gente se levantó, y fuimos acostumbrándonos.
EDU: ¡Hasta que dejaron a la gente estar de pie! Duró muy poco (risas)
¡Exacto! Que vinieron los seguratas a hacer que la gente se sentase… (risas)
LUÍS: Y luego el otro oasis fue en el festival Cruïlla…
¡Ahí quería ir yo! Ese del Cruïlla es el segundo concierto por el que os quería preguntar…
LUÍS: …veníamos de tocar en sitios con muchísimas restricciones y una cosa un poco absurda, rozando el esperpento. Y poder entrar en un festival como en los tiempos de antes de la pandemia, más o menos, fue muy emocionante. Y luego, a la vez, fue un bajón porque a la semana siguiente tienes que volver a la cruda realidad.
CÉSAR: ¡Al día siguiente tocamos en Peñíscola!
LUÍS: Sí, con todo el mundo sentado otra vez. Lo comentábamos con Leiva, que decía: “¡no, no! No pienses en mañana. ¡Céntrate en hoy! ¡Hoy es ayer, pero mañana no será! Entonces, concéntrate y disfruta com si fuese…“. No sé, nosotros tuvimos la suerte que durante los dos años de confinamiento y restricciones salimos a girar. Fue duro pero consideramos que había que hacerlo y que no podíamos desconectarnos tanto de lo que ea nuestra vida. Vamos, que muy bien todo…
(risas) Con el Cruïlla ya es como jugar en casa, ¿no? Porque siempre os llaman.
EDU: Somos los Shellac del Cruïlla (risas)
LUÍS: Siempre nos tratan muy bien.
CÉSAR: Pero nunca nos ponen en el escenario grande (risas)
LUÍS: ¡Touché! (risas)
ABRAHAM: Desde aquí un llamamiento…
EDU: ¡Escenario principal! (risas)
¡Muchísimas gracias, ‘leones’, y muchas ganas de veros con esta gira!
LUÍS: ¡Y nosotros de que la veáis! ¡Muchas gracias a ti!