A veces tienes deja vus en que tus recuerdos son similares pero diferentes a la vez. Y llegas a la misma sala donde toca el mismo grupo, pero lo ves desde otro punto de vista, y rodeado de personas distintas. Y por mucho que haya cambiado tu vida y tus circunstancias, para bien y para mal, la banda sigue allí, como si no se hubieran movido en estos 6 meses. Lo han hecho, claro, porqué has estado varias veces allí viendo a otros artistas. Pero no hay tantas diferencias, aunque todo sea tan distinto, para bien y para mal.

Si a finales de mayo en el Primavera Sound Cigarettes After Sex eran un secreto a voces sin ni siquiera un disco publicado, medio año después son uno de los hypes de la temporada y candidatos a estar en la zona alta de las listas de los mejores álbums de 2017. Así, no es de extrañar que tanto en Madrid como en Barcelona cambiaran la sala prevista inicialmente por una mayor y, aún así, agotaran las entradas. Con lo que cuesta hoy en día colgar el cartel de ‘no hay billetes’, y vivíamos el segundo sold out en 3 días, tras el de Warhaus del pasado lunes. Con 15 minutos de retraso, salen Greg González, Phillip Tubbs, Randall Miller y Jacob Tomsky, completamente vestidos de negro. Suena la bonita ‘Sunsetz’, humo en el escenario y tras la banda se proyectan de fondo imágenes en blanco y negro: edificios mientras nieva, películas de la Nouvelle Vague o de Kieslowski, y las nostálgicas caras de Anna Karina o Irène Jacob. Vuelvo a tener un deja vu, aunque no sea igual, para bien y para mal. Las canciones se suceden al ralentí, porque todo el universo Cigarettes sucede muy poco a poco. El sonido ha mejorado respecto a la vez anterior, y permite lucir más la afeminada voz de un Greg González que parece otro cuando habla con esa voz tan grave. El cantante y compositor vive el concierto para adentro, con los ojos cerrados y casi sin interactuar con el público. Podría parecer un ejercicio de autohipnosis, o bien de narcolepsia colectiva, para bien y para mal. Sus acompañantes transmiten la misma gelidez, y vuelvo a tener un deja vu de ausencias presentes y presencias ausentes.

La inyección de tristeza en vena provoca una sedación que parece mutar a emociones algo más dinámicas en la parte final, cuando empiezan a empalmar algunas de sus melodías más celebradas, aunque no sean precisamente alegres: ‘Affection’, ‘Each Time You Fall In Love’, la bomba de Youtube ‘Nothing’s Gonna Hurt You Baby’ (más de 70 millones de visionados acumulados ya) y ‘Apocalypse’ (tus labios, mis labios, apocalabios…). Escasamente una hora después, se van del escenario… vuelven Greg y Phillip para pedirnos que no lloremos, y con la banda al completo, culminan con ‘Dreaming Of You’. Una hora y cuarto de momentos bellos, pero también de otros algo monótonos e insípidos, y que llevan incluso a confundir si esa canción no la habían tocado ya. Ya con la luz encendida, Greg hace algo parecido a sonreír, y suena su adorada Françoise Hardy por los altavoces. La oscura tristeza del siglo XXI da paso a la luminosa melancolía de los años 60, y uno no puede dejar de preguntarse sobre similitudes y diferencias de pasado y presente. Para bien y para mal.
Setlist:
- Sunsetz
- Young & Dumb
- I’m A Firefighter
- John Wayne
- K.
- Keep On Loving You
- Sweet
- Opera House
- Affection
- Each Time You Fall In Love
- Nothing’s Gonna Hurt You Baby
- Apocalypse
Bis:
- Please Don’t Cry
- Dreaming Of You