La renovada sala 2 de Apolo ya tiene a una figura ilustre del rock en su nuevo curriculum vitae. Mira que he estado allí ya unas cuantas veces en este escaso mes de vida (seis, si no me he descontado), pero ayer olía a noche grande desde la puerta de entrada. Cámaras de TV, cola en la entrada, generaciones distintas en el público, y el 50% de una de las mayores bandas de la historia del rock alternativo sobre el escenario. Y, por supuesto, el entrañable Joan Corbera, ‘El Garantías’. Nada podía ir mal.

La banda que abría la noche ya tenía un primer atractivo, que a la vez era un guiño a los inicios de Sonic Youth: el ilustre de la No Wave neoyorquina de los 80, Mark Cunningham (afincado en Barcelona desde hace años), es uno de los miembros de The Blood Quartet. El ex miembro de Mars, junto a Lluís Rueda, Kike Bela (con camiseta de Fugazi) i Càndid Coll, le da a la trompeta y la guitarra en este cuarteto experimental instrumental. Dibujan atmósferas sonoras abstractas, en un viaje que pasa por el free-jazz, el space rock, o también temas de marcado acento Sonicyouthiano. Unos preliminares ideales para ponernos a tono hasta que llegaran las 21:30h…

…y es que esa era la hora estipulada para volver a ver a Thurston Moore. Ya sabéis la predilección por hacer listas que tienen (tenemos) los tarados de la música. Y me atrevería a decir sin dudarlo que Sonic Youth está en mi Top-5 de artistas favoritos de la historia del rock. Quizás incluso en el Top-3, pero ya sabéis también que estas listas oscilan en función de las etapas vitales o el estado anímico. Sea como sea, y sabiendo que difícilmente habrá oportunidad de volver a ver juntos a los 4 Fantásticos del noise rock experimental, no podíamos desaprovechar la ocasión de ver al 50% de la banda. Y es que Steve Shelley acompaña a Moore en esta aventura, junto a la exbajista de My Bloody Valentine, Snowpony y Primal Scream Debbie Googe, y al guitarra James Sedwards. Como para extrañarse de lo que vendría después.

Thurston tiene 59 años y lleva casi 40 tocando. Es decir, que para él rasgar las guitarras y sacarle sonidos imposibles es como para ti y para mi caminar o respirar. Y eso se nota sobre el escenario. La puede tocar de manera más o menos estándard, puede golpearla, darle a la palanca, a los pedales, o ponerle un palo entre cuerdas y mástil y empezar a aporrearla. Pero siempre acabará creando sonidos cacofónicos de extraña belleza. Bendito oxímoron. Exorcismos sónicos para llevarte a estados mentales catárticos. Subidas eléctricas y tempestades sonoras que acaban en un torrente de calma y punteos cristalinos. Y aunque viniera a presentar su último disco, ‘Rock’n’Roll Consciousness’, al cerrar los ojos podíamos imaginarnos en otro concierto de Sonic Youth. Mismos patrones, mismas ejecuciones. Y no seré yo quien me queje por ello.

La noche empieza con ‘Cease Fire’, la que fue canción de avance del nuevo material de Thurston, y que al final no entró en el disco. Shelley y Googe marcan el ritmo y Moore y Sedwards le dan al lienzo de las guitarras con brochazos aleatorios y fieros. La única concesión a ‘The Best Day’ llega con ‘Speak To The Wild’, y a pesar de su ritmo atrotinado, una pareja que ni habían nacido cuando la juventud sónica empezó su carrera botan en las primeras filas como si no hubiera mañana, en una imagen que me hace pensar en el video de ‘Dirty Boots’. El chico lleva una de las diversas camisetas de Sonic Youth que se ven en la sala, pero no va a haber ni una sola concesión a la antigua banda de Moore y Shelley. Thurston vuelve al último álbum con ‘Turn On’, antes de una jam instrumental en que el cuarteto da rienda suelta a sus instintos sónicos, y el padre de varias generaciones de músicos deja ir melenas y guitarras contra el ampli como cuando era el jovenzuelo que todos quisimos ser alguna vez.

Moore alucina con la cantidad de fotógrafos (profesionales, y con móvil) que se agolpan en las primeras filas, y agradece que documenten la noche. ‘Cusp’ sube revoluciones ambientales, y ‘Smoke Of Dreams’ las rebaja con esa linea de guitarra tan, tan, tan… ok, intentaré no volver a citar a la banda que todos sabéis de aquí al final de la crónica. El cantante dedica la siguiente canción a un círculo de gente que baila entusiasta en la parte central de las primeras filas: se trata de ‘Aphrodite’, que va a ser uno de los momentos culminantes de la noche. Una espiral de subidas y bajadas que consigue momentos de clímax ambiental y anímico, con esas guitarras que parecen gemir en un llanto metálico. Otra maratón sonora, ‘Exalted’, cerrará el cuerpo central del set, una hora y veinte minutos después.

Pero claro, hay bis. Y empieza con una canción de otro proyecto paralelo de Thurston: el ‘Heavenmental’ de Chelsea Light Moving, que viene con dedicatoria múltiple “a Lou Reed, Lester Bangs, David Cassidy, Charles Manson, John Coltrane, Miles Davis, Billie Holiday, y todos esos ángeles del cielo”. ¿Una canción de 2 minutos en un concierto de Thurston Moore? Seguro que se habrían pagado millonadas en las casas de apuestas. El show acabará con un viaje de más de dos décadas atrás, y ese punteo de guitarra de ‘Ono Soul’ tan, tan, tan Sonic You… mierda! Se me ha escapado…
Setlist:
- Cease To Fire
- Speak To The Wild
- Turn On
- (jam instrumental)
- Cusp
- Smoke Of Dreams
- Aphrodite
- Exalted
Bis:
- Heavenmetal (Chelsea Light Moving)
- Ono Soul