El confinamiento ha sido una experiencia prolífica para muchas actividades creativas. Mientras muchos aprendían a hacer pan en casa, otros optaban por trasladar a terrenos musicales la experiencia emocional de una situación tan inédita y extrema. Es el caso de The New Raemon (Ramon Rodríguez), David Cordero y Marc Clos. Desde sus respectivas guaridas en Cabrils, Puerto de Santa Maria y Sant Feliu de Guíxols, se sirvieron de esas nuevas tecnologías que nos permitían a los demás salvar distancias físicas mediante videoconferencias con familiares o amistades para ir tejiendo y encontrando un punto de luz común en mitad de la oscuridad más terrorífica a la que nos sometía la distópica realidad exterior. Y fruto de esta experiencia llena de incertezas, dudas, introspecciones y paciencias forzadas, surge este primer disco a 6 manos, ‘A Los Que Nazcan Más Tarde’ (BMG, 2021). El debut de un trío que, partiendo cada uno desde distancias geográficas y musicales que pudieran parecer insalvables, demuestra que la creatividad, el apoyo, la colaboración o el diálogo son el camino para dibujar nuevas realidades. Las mal llamadas ‘normalidades’ no hace falta decir por donde se las pueden meter todas aquellas mentes obtusas que se creen que la realidad sólo puede ser de una manera…
INDIE LOVERS: ¿Cómo nació esta idea, un 23 de abril tengo entendido…?
DAVID CORDERO: Todo empezó con una llamada que me hizo Ramon, la tercera semana de confinamiento si no recuerdo mal, que yo para las fechas soy malísimo. Creo que estaba recién editado ‘Las Coplas Del Andar Torcido’ de The New Raemon, o a punto…
MARC CLOS: Creo que faltaba, muy poco pero faltaba…
RAMON RODRÍGUEZ: Faltaba porque lo tuvimos que retrasar por el Estado de Alarma, y lo aplazamos unas semanas. Todavía no se había publicado.
DAVID: Eso. Recibí la llamada de Ramon con la propuesta de hacer un disco juntos. Pero esta vez juntos, no colaborar yo en un trabajo de The New Raemon, sino hacer algo diferente entre los dos. La propuesta me pareció fantástica, acepté lógicamente del tirón, y antes de entrar a grabar y entrar en faena, tuvimos varias conversaciones en las que empezamos a dialogar sobre qué queríamos hacer, o qué no queríamos hacer también. Poner unas pequeñas pautas. Y en la segunda conversación salió ya el nombre de Marc Clos, porque Ramon aportaba voces e instrumentos, yo más texturas, pero nos dimos cuenta de que nos faltaba un patrón rítmico. ¿Y quién mejor que Marc para unirse a esta aventura? Con Ramon se conocen y tocan juntos desde hace milenios, y yo a Marc también le conocí en La Mina (ndr- estudio de grabación en Sevilla) cuando fue Ramon a grabar ‘Lluvias Y Truenos’ junto a Ricardo (ndr- Ricardo Lezón, McEnroe). Nos caímos genial, y era la persona indicada.
Y Marc, cuando recibe la llamada, ¿qué piensa o qué dice?
MARC: Creo que le envié como 18 mensajes de “¡gracias!” a Ramon por contar conmigo, porque estábamos en unas semanas que habían ido cayendo todos los conciertos que teníamos uno a uno, o quince a quince (risas). Fue como salir del agujero, mantenernos en movimiento y mirar hacia adelante, aunque estuviera todo muy negro. Ramon me había pasado hacía poco las mezclas de ‘Coplas Del Andar Torcido’ para empezar a preparar las partes de los directos, y me habían flipado los temas y la enésima vuelta de rizo de la fórmula de componer para su proyecto, y la aportación de David, que se nota un montón, a nivel de texturas y de ambientes. Entonces, claro, fue como un rayo de luz que vino a rescatarme al principio del confinamiento.
Ese confinamiento que iban a ser 15 días y aquí nos plantamos, un año después… (risas)
MARC: Ahí está! (risas)
Y a Ramon tengo entendido que le lanzan un reto: componer las canciones a piano, y no a guitarra. No sé si se hizo muy diferente, muy difícil…
RAMON: Bueno, no, porque yo hace 20 años que tengo un piano que, de hecho, tiene una historia: lo tengo alquilado desde hace 20 años, o sea, soy tonto (risas). Hace años que lo podría haber comprado, pero bueno…
MARC: ¡Te podías haber comprado varios! (risas)
¡Cuatro pianos! (risas)
RAMON: Sí, bueno, el alquiler es muy bajito, yo creo que pago 60 euros al mes o así, con una casa de pianos de Mataró muy conocida: Pianos Puig.
MARC: ¡Hombre!
RAMON: El senyor Puig es un tipo entrañable y pensé “bueno, voy pagando el alquiler y ya está”. Yo no soy pianista, pero sí que he escrito canciones con piano. Muchas canciones de Madee, por ejemplo de ‘Orion’s Belt’, las escribí yo con un piano, y luego las tocó Marc Prats como un pianista, no como un guitarrista, que es como lo toco yo. Tampoco era un reto muy grande porque mis cosas con el piano más o menos las sé hacer. No me pidas que te toque algo de Bach. Eso a lo mejor Marc Clos sí sabe tocarlo, pero yo no (risas). También me pareció algo coherente en referencia a lo que explicaba David, de hacer un disco conmigo pero que no fuera un disco mío, sino uno nuestro. Entonces, el hecho de dejar la guitarra, que es un instrumento que tengo más por la mano y más interiorizado, me hizo irme a otros sitios y de una forma más minimalista. Como pianista soy un intérprete muy limitado. Todo está tocado de una forma que puedes seguir muy fácilmente los dedos hacia dónde van, porque no soy Steve Vai ni con la guitarra (risas). Yo toco siempre las notas de una forma como muy sutil que te van llevando a ese sitio. Eso ya fue algo que me motivó mucho a nivel compositivo. También, como ya había trabajado previamente con David, sabía perfectamente que lo que le iba a mandar él luego lo iba a transformar en algo totalmente distinto. Las bases de las canciones que han surgido de ideas al piano mías nunca se las daba cerradas. A veces eran acordes sueltos o notas, pero sin una estructura. Y esta forma de trabajar más libre y más abstracta creo que ha sido fundamental para que el disco funcione, porque en ningún momento sabíamos qué iba a pasar con esa idea o con esa canción. Se ha ido hilvanando de mano a mano: primero yo le pasaba una cosa a David, él la transformaba, se la pasaba a Marc, que le daba otro aire y acababa de estructurar todo ese ambiente, y luego yo me ponía a cantar cuando ya decidíamos entre los tres que la estructura musical estaba cerrada. En ese sentido se nota mucho, porque es un disco muy libre, en que hay mucho aire. Ha sido un trabajo muy complicado, sobre todo para un cantante meter las voces en esos ambientes tan abstractos. Pero pienso que hemos conseguido algo especial. Tú puedes reconocer en el disco que son canciones pop,porque tienen esa estructura, esos motivos, esos estribillos… pero no es pop al uso, sino que al final era la propia canción, la propia atmósfera, la que definía qué camino debía decidir las voces, por ejemplo. En ese sentido es el disco en el que he tenido que trabajar las voces más que nunca, porque a veces era tan abstracto que tenía que hacer un ejercicio muy humilde de decidir “aquí tengo más espacio para meter las voces pero, claro, tampoco quiero destacar”. Lo que hemos intentado es que las voces sean como el hilo conductor de la narrativa del disco, pero sin que sean invasivas. Respetando esos espacios, esos silencios. En la música mucha gente a veces se olvida, pero el silencio es muy importante. Que haya esas partes musicales donde prácticamente no hay nada para que pase algo.
Es un disco que refleja muy bien los tiempos en que ha sido compuesto en muchos sentidos, como la incerteza: el disco era un poco incierto saber hacia donde iba a ir, y todos estábamos viviendo una situación muy incierta. Y también por el hecho de la distancia. Esta distancia física, pero que a la vez es una proximidad emocional. Se ha acabado reflejando en las canciones, porque es un disco cálido y esperanzador, a la vez que atmosférico. Hay una mezcla ahí que refleja muy bien todo lo que hemos vivido estos meses…
RAMON: Eso yo creo que ha sido producto de la propia situación. Ha sido una cosa casual. También es verdad que es un disco que hemos hecho íntegramente en casa, cada uno en la suya. Eso también nos ha dado mucha libertad a la hora de compartir entre todos qué es lo que necesitaba a canción o no. En este sentido, aparte de Madee, que es mi banda de toda la vida, es la primera vez que he hecho un disco pensando que esto era un grupo. Es como entiendo este proyecto. En realidad somos un grupo, somos los tres, pero por cosas de la industria musical no le hemos puesto un nombre a este proyecto porque era más difícil defenderlo desde cero con un nombre nuevo que con los nuestros propios. Estoy súper contento de formar parte de otro grupo. Lo que yo hago en solitario son mis cosas y ya está.
En un grupo siempre hay ‘tiras y aflojas’: todo el mundo aporta pero a la vez tiene que ceder en alguna de sus ideas. En este caso todos habéis tenido que salir un poco de las respectivas zonas de confort para mezclaros con la forma de trabajar del resto. ¿Cómo ha sido para vosotros todo este proceso?
RAMON: Considero que el arquitecto de este proyecto es David, aunque le llamara yo para hacerlo. Él tiene una forma de trabajar muy particular y es quien marca las pautas. Antes de empezar a grabar este disco creo que tuvimos mínimo dos o tres conversaciones telefónicas pactando un poco el método de trabajo. David es alguien que tiene las cosas muy claras, lo que es de agradecer. Por ejemplo, lo que has comentado antes: ya de entrada me dijo “no toques la guitarra, coge otro instrumento“. Y ese dogma es lo que ha permitido que nos podamos entender trabajando los tres juntos. Pero a su vez, aparte de que David marque las pautas, es una persona muy abierta, y si tú le propones cualquier cosa, si le parece interesante se puede integrar. Igual que Marc: es un músico mucho más experimentado que David y yo, ha tocado muchísimos más palos que nosotros. Ya sabes que toca con Jordi Savall, puede tocar música del siglo ‘jandemor’ (risas) y coger una partitura y leerla. David y yo somos incapaces de hacer eso, venimos de otro sitio. Pero Marc, a su vez, antes de ser tan académico o técnico, venía del mismo sitio que nosotros. Entonces, entiende la música de la misma forma y desde donde trabajamos nosotros, que es desde la emoción. Que el sonido genere una respuesta emocional en el oyente. Y es lo que hemos intentado hacer con estas canciones.
David, el hecho de volver un poco a terrenos algo más ‘pop’ por decirlo de alguna manera, y no tanto el tipo de música más ambiental o experimental de los últimos tiempos, ¿cómo ha sido para ti?
DAVID: Pues a verdad es que ha sido mejor de lo que esperaba (risas). Sobre todo porque ya llevaba mucho tiempo acostumbrado a trabajar solo: yo me monto mi película. yo la gestiono, yo la fulmino y adiós, fuera. Te lo puedo enlazar incluso con algo que decía Ramon antes: una de las cosas con las que más he crecido como músico y como integrante de un proyecto o grupo es lo que comentabas de saber… no ceder, porque tampoco la palabra es ‘ceder’, pero sí comprender los aportes de cada uno, saber integrarlos, pensar si lo que tú aportas va a fluir con el resto… mira, un ejemplo muy llamativo, porque al principio cuando pasó pensé “ostras, tío, ¿qué estamos haciendo?“: en la primera canción, Marc ha grabado el pandero que ha comentado antes Ramon del siglo ‘jaremore’ (risas). En esa canción hay electrónica a saco, hay vibráfono, hay piano, hay texturas, y hay un pandero del siglo de Dartacán. Que dices tú: “hostia, ¿esto cómo se integra? ¿Cómo funciona?“. ¡Y, oye, funciona! A mi me dicen que voy a hacer una canción electrónica ambiental con instrumentos de música barroca y en la vida lo hubiera creído. Depende también de los músicos, de cómo sepan aportar esos diferentes puntos de vista, te da un resultado u otro. Y yo, sinceramente, estoy súper contento y muy orgulloso del disco, la verdad. Es un disco que me pongo, que me gusta, que lo escucho. Yo no suelo trabajar así. Si entro en un proyecto tengo que estar emocionado, con ganas de hacerlo bien, queriendo hacerlo bien lógicamente, y dando el máximo. Y si hemos llegado a publicarlo, significa que los tres estamos contentos y orgullosos del resultado.
Y para ti, Marc, ¿cómo era eso de ir recibiendo lo que te enviaban David y Ramon y de repente pensar: “le voy a meter un pandero del siglo de la catapúm”
MARC: Apostando fuerte (risas). Sin manías. Como decían Ramon y David, mi especialidad quizás es ser un poco más intérprete. Sea en el estilo o en el siglo que sea, pero intentando satisfacer las órdenes de un director, de un líder, de un proyecto o de un grupo. Pero en esta ocasión el hecho de poder aportar no implica que las propuestas sean aceptadas. Es una cooperativa. Pero bueno, lo que te decía, apostando fuerte para llegar a sitios que no pensaba llegar ni yo. Por ejemplo, Ramon le pasaba una idea muy minimalista a David, David la procesaba y la pasaba por sus cachivaches, y luego me llegaba a mi y la mandaba a otro sitio totalmente diferente. Y el mensaje para ellos era “esto me lo vais a tirar para atrás porque se va mucho más allá“. Y la respuesta de Ramon fue: “¡No, no! No sólo mola, sino que ya tengo la letra escrita por el sitio donde me ha transportado tu apuesta“. El procedimiento ha sido este, aunque eso no quita que haya habido marchas atrás, o algún “oye, pues esto por aquí no“, “igual de esta forma no sino de la otra“… lo importante de todo ello, y que es el resumen del procedimiento que hemos usado es que todos hemos salido de la zona de confort para bien. Y además con una velocidad, que en 3 semanas teníamos el disco con este proceso de ping-pong. Aunque claro, con la trampa de estar confinados en casa sin nada que hacer (risas).
¡Todo ayuda! (risas) Me estáis haciendo volver a creer en la democracia, porque ahora que es todo conflicto y batalla, lo acuerdos también pueden llegar, aunque sea a nivel musical…
MARC: La verdad es que sí.
Ramon, leí que decías que nunca habías cantado tan liberado. ¿Por qué?
RAMON: Bueno, eso es porque todo el diseño del sonido del disco es muy abstracto. Hay partes musicales donde prácticamente ni siquiera hay ritmo. Entonces, ¿cómo cantas ahí? Eso fue un poco un reto. Y el hecho de trabajar con David y que dirigiera él toda la producción del disco también me sacaba del lugar donde acostumbro a hacer las cosas en solitario. Yo sí que grabo mis voces y mis guitarras en casa desde hace 10 años porque canto mucho más cómodo que en un estudio. Buen, puñetas de cantante. Cuando tú ya sabes que esa toma la has cantado bien. Pero con David eso no me funcionaba, porque a veces le pasaba alguna toma que yo pensaba que estaba bien y él me decía “¡no!” (risas). Aquí lo puedes hacer mejor, o aquí se te ve el plumero“. Como intérprete, eso también te ayuda a mejorar. Y en este caso, en muchas canciones he podido cantar mucho más suelto porque las directrices que me daba David me hacían entender mucho mejor el lugar desde el que salían. Que no deja de ser su mundo. La base del disco es David. Todo este mundo más minimalista, más abstracto. Y poner voces ahí era delicado, porque ¿cómo las planteas? ¿Dónde entras? ¿Dónde sales? Y en ese sentido, he cantado muchísimo más libre que nunca porque tenía muchísimo más espacio donde hacerlo. Y a su vez la dificultad era limitar esos espacios para que mi voz no ocupara más espacio del que necesitaba la canción.
Es un disco muy de atmósferas, muy ambiental, donde parece que las canciones floten, y ahí supongo que se nota mucho la mano de David. Tengo entendido que has hecho como una especie de playlist con las influencias del disco en la que podemos ver de dónde ha nacido alguna cosa, ¿no?
DAVID: La playlist la hemos realizado los tres. Tenemos muchos gustos comunes, escuchamos muchas cosas iguales. Se nos ocurrió hacer una playlist para darle un aporte más a la promo del disco. Creo que fueron 10 aportes lo que elegimos cada uno, pero no decimos quién aporta cada cosa. Era un extra, un plus. Si alguien se acerca al disco y se queda un poco torcido en plan “¡Hostia! ¿Esto qué es? ¿Cómo sale esto?“. Pues ahí tienes 30 canciones que hemos podido escuchar durante la grabación o que a lo mejor han tenido parte de influencia, ya no sólo en el disco, sino en nuestra manera de componer o de entender la música. Y hay de todo. Te invito a que le eches un vistazo porque hay de todo. Y además está ordenada en plan random. Puede saltar, de una canción a otra, estilos muy dispares.
MARC: La utilizábamos también un poco como referencia. Por ejemplo, me pongo en primera persona, para justificar un poco mi apuesta que comentaba antes, para que les quedara claro a ellos: “pues mira, estoy pensando en esa dirección“. Yo creo que es súper importante eso. Hasta hace poco he sido profesor de música durante muchos años y una de las cosas que me han dejado más hecho polvo es la gente (incluso músicos, fuera del ámbito educativo) que tienen pocas o nulas referencias musicales. En cambio, con David y Ramon, cuando nos conocimos en la grabación de ‘Lluvia y Truenos’, recuerdo que cuando terminaban las jornadas de trabajo estábamos en la terraza de la casa que es el estudio de La Mina en Sevilla hablando de música. Habíamos estado 15 horas grabando y produciendo un disco, y terminábamos y nos íbamos a hablar de grupos que nos molaban. Yo creo que eso es imprescindible. Es algo obligatorio si pretendes ofrecer una propuesta. Y en el caso de David y Ramon yo siempre llevo mi bloc de notas del móvil preparado para pillarles al vuelo sugerencias y recomendaciones. Y esta playlist puede ser una buena muestra de ello.
No hay nada que puede llegar a ser más plasta para alguien a quien no le guste la música que unos locos de la música hablando de ella, me he encontrado en esa situación y ver a alguien desde fuera que debía pensar “¿de qué están hablando esta gente?“… (risas)
MARC: ¡Exacto! Pero en el caso opuesto también.
¡Sí, sí! ¡Total!
MARC: Un artista que me gusta y le escucho hablar de música gana prestigio. Si las referencias tienen sentido, son coherentes con su propuesta, o me descubren lugares nuevos o direcciones nuevas que explorar.
Y otro tema extra para añadirle valor a las canciones del disco son los videoclips. Habladme un poco de ellos, porque hay cosas de Dimas Rodríguez, de Paula Bonet (que es una preciosidad de videoclip). Supongo que también está como muy pensado para que de alguna manera se fundiera con la música y lo que transmiten las canciones.
RAMON: El video de ‘La Peor Parte’ lo hizo Paula Bonet como regalo de Navidad para mí. Yo no tenía ni idea de que estaba haciendo el videoclip ni nada de esto (risas). En Navidad cuando nos dimos los regalos me entregó un pendrive en una cajita. Enchufé el pendrive y estaba este videoclip que ha hecho ella y que montó Mireia Sabanés. Y es increíble. Cuando trabajo en mis discos siempre tengo en cuenta la gente que tiene que hacer el diseño, etc. Llevo muchos años trabajando con Arnau Pi, o cuando empezamos con Madee hacía los diseños Anna Gallés. Vengo del mundo plástico, porque yo quería ser dibujante, pero por cosas de la vida me puse a tocar la guitarra y dejé de dibujar. Pero siempre me ha interesado mucho el diseño o el mundo audiovisual. Y lo que acostumbro a hacer es, según mi propio criterio, trabajar con gente como en este caso Paula Bonet, o Arnau Pi, a quien les mandas el disco y los contratas para que hagan algo a nivel visual con eso. Pero siempre con ninguna imposición. Yo ya les doy por entendido que me gusta lo que hacen y lo que me interesa es su visión de lo que nosotros hemos hecho. Y en este caso es lo mismo: el videoclip de Paula es su visión sobre lo que esta canción le remueve a nivel emocional. Eso me interesa mucho, porque no deja de ser el mismo intercambio que hacemos los músicos cuando tú publicas un disco y alguien escucha una canción, y no tiene por qué saber de qué trata el mensaje o la letra, y se lo lleva a su terreno. Todo este juego de compartir y de recibir la respuesta de otro me parece muy interesante. Y en este videoclip o en el de ‘Una Infancia’ es lo mismo. Está hecho desde el mismo lugar. En plan, “¿Quieres hacer un video? Pues toma, haz lo que tú quieras, lo que tú veas, lo que tú entiendas de esta canción“.
¡Qué pasada de regalo de Navidad! ¡Joder, qué bonito!
RAMON: ¡Sí! (risas)
¿Y tenéis idea de trasladar esto al directo si la situación lo permite en algún momento?
MARC: Pues enlaza con la pregunta anterior: de la misma forma que los videoclips hay que hacerlos con una coherencia estética con el disco, cuando hemos estado hablando de una opción de llevarlo al directo siempre acabamos en el mismo sitio: tendríamos que buscar la fórmula para buscar esa misma coherencia estética. Darle un atractivo para que las canciones estén vivas, que no sea una mera réplica del disco. Darle al espectador del concierto algo más. Pero, en principio antes de eso hemos decidido empezar a grabar la segunda entrega de este proyecto. Y una vez esté grabada empezar a buscar esa fórmula que quizás no exista (risas). Pero que nos satisfaga a todos y que tenga esa coherencia con el primer proyecto que es la esencia de la colaboración.
RAMON: Es un proyecto que es muy particular y nosotros venimos todos de hacer muchos conciertos de rock, en un escenario, un batería… y pensamos que si llegamos a materializar esto en directo hacerlo con una cierta estética, una escenografía, hacerlo en teatros y no en festivales… no es un disco para tocar en un festival, es un disco para que la gente esté sentada, y viva una cierta experiencia con estas canciones. Y como este año pensamos que más o menos va a ser igual que el anterior, va a ser muy complicado plantear una gira y unos conciertos. Básicamente, porque el propio coste de plantear una gira, cuando está el aforo reducido, limita todavía más el presupuesto. Ahora mismo es inviable plantear una gira con lo que tenemos en la cabeza. Entonces pensamos “vamos a hacer otro disco, estas personas tienen un año para escuchar estas canciones, sacamos otro, y ya tenemos 70-80 minutos de música que podemos defender en directo“. También está muy bien porque la gente habrá tenido suficiente tiempo para entender si el disco le interesa o si estas canciones conectan con ellos o no, y entonces lo haremos. Y mientras no se pueda, seguiremos haciendo discos.
¿Para cuándo este segundo disco? ¿Tenéis alguna fecha pensada? ¿Lo tenéis muy avanzado? ¿Va a ir del mismo palo?
RAMON: Bueno, lo hemos terminado hoy (risas).
¡Ah! ¡Muy bien! (risas)
RAMON: Lo que es la base la hemos terminado hoy. Ahora hay que hacer unos arreglos de viento que se va a encargar Marc de escribirlos y grabarlos. Y luego en julio grabaremos los bajos, que en el primer disco también los ha grabado Javi Vega de Maga. Y Raúl Pérez lo mezclará. No sé. Saldrá el año que viene pero no sé decirte cuándo. Pero sí que lo publicaremos el próximo año.
¿Va a haber más panderos por ahí, Marc?
MARC: ¡Segurísimo! (risas)