Mad Cool (día 1): Foo Fighters, la tormenta perfecta

El conjunto de Seattle liderado por la energía de Dave Grohl transformó en apoteósica una noche que olía a lluvia y decepción. Foo Fighters no solo cumplió sino que hizo que valiera la pena la asistencia al festival a los muchos seguidores que se acercaron solo por verles tocar, 6 años después, en la capital española. Tres horas de grandes temas, de gritos de Dave, canciones a capella interpretadas por las 40.000 almas presentes, para el sonido del bajo y la batería y, sobretodo, para olvidarse del cielo y poner los ojos sobre el escenario. Poco importaba el frío o que las pantallas gigantes no funcionaran, era un día para recordar y para dejar el miedo a la cancelación a un lado. Hubo tiempo para algún tema nuevo, pero como no podía ser de otra manera, el público quería disfrutar de los clásicos, de la intensidad de Times like These o All my life y del colofón final de Best of You.

Antes del festival sonoro de los cabeza de cartel de la primera jornada, The Lumineers eran los encargados de dar el pistoletazo de salida a los grandes nombres del fin de semana, pero la lluvia, que aún no había decidido abandonar las instalaciones de la caja mágica, hizo que su aparición se retrasara en más de 30 minutos. Toda una decepción para los fans de la banda de folk americana, que solo pudieron escuchar 4 temas para cumplir escrupulosamente con el horario preestablecido.

Fuera de los escenarios principales y en un espacio en el que podías sentirte partícipe de las actuaciones sin necesidad de jugarte la vida entre el público, Quique González y Belle and Sebastian brillaron con luz propia. El primero ya había avisado de sus intenciones cuando dijo que su actuación en Mad Cool serviría para grabar un disco en directo. De este modo, salvando algunos problemas de sonido fruto de las tromentas previas, su puesta en escena no defraudó, poniendo toda la carne en el asador, intenso y emotivo se sucedieron canciones como Salitre, Vidas cruzadas o, especialmente, La ciudad del viento, con todo el público cantando al unísono como si de un concierto propio de Quique se tratase.

Paralelamente a la segunda mitad de Foo Fighters, se producía uno de los solapes a los que nos tiene acostumbrados Mad Cool. Lejos de suponer una lucha de egos, Belle and Sebastian nos trajo un concierto cercano, muy visual y con un buen rollismo que contagiaba al reducido público asistente. Un pequeño regalo para quienes prefieren disfrutar de un festival alejado de las grandes masas de gente.

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Escuchando buena música desde 1987, no me decanto ni por la escena nacional ni internacional. Lo importante es que sepan hacer bien el indie. Ávido de música que me sorprenda, nunca dejo de leer la letra pequeña de cualquier cartel de festival.

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