Primer concierto en tu ciudad natal de la gira de presentación de tu primer disco. Entradas agotadas. Una sala emblemática como la Joy Eslava. Alice Wonder iba a vivir el sueño de cualquier artista emergente. Todo una prueba de fuego para saber de qué pasta estaba hecha la joven cantante madrileña.
A su favor jugaba un disco compuesto por exquisitos temas además de varias canciones de su primer EP, ‘Take off’, que apenas hacía año y medio que se había presentado en sociedad. Las expectativas, pese a ser altas, quedaron totalmente desbordadas para disfrute de los que pudimos asistir a su premiere en la capital. Mucho más de lo que se le puede exigir a una artista que a penas da sus primeras pinceladas sobre los escenarios sin el respaldo de un grupo como Vetusta Morla. Fue telonera de los madrileños en la gira Mismo sitio, Distino lugar.
A lo largo de la hora y media de intenso concierto fue desgranando cada uno de los temas de ‘Firekid’, de su primer EP ‘Take off’ y de algunas canciones inéditas. Bajo la piel y Strategy fueron las canciones más coreadas, pero ninguna de las demás bajó el listón de calidad.
Se supo acompañar de buenos músicos e interesantes colaboraciones, como la de Guille Galván de Vetusta Morla, pero ella sola era capaz de llenar de fuerza, carácter y dulzura el escenario. No importaba que estuviera a las teclas, con la guitarra o con la única compañía del micro, su hipnotizante voz llegaba a todos y cada uno de los presentes.
Cada canción parecía un nuevo viaje, gozando de voz propia, de su particular historia. Historias que la cantante quiso compartir con una familia de 1.000 personas a las que animó a sacar a su propio niño de fuego, a darle alas. Cada uno de nosotros tenemos un talento innato que nos permite explotar o incendiar. Mientras nos dedicamos a descubrirlos una cosa tenemos clara: a su niño de fuego particular le quedan muchas salas que incendiar.