No hay duda de que Iván Ferreiro sabía muy bien lo que se hacía presentando su nuevo trabajo, ‘Casa’, en Barcelona. La Sala Barts se entregó al cantante gallego sin importar el perdón anticipado por si algo no salía como se esperaba. Era el primer concierto y se respiraba un cierto nerviosismo inicial sobre el escenario, pero más por ganas de brillar que por inseguridad de una banda, en su conjunto, apabullante y que bordó su debut con solo un pequeño desliz cuando comenzaba a sonar ‘El Pensamiento Circular’, primer adelanto de un disco mucho más vital y esperanzador que los anteriores.
‘Casa’ es más un trabajo de puertas hacia fuera que hacia dentro. Optimista pese a los desengaños de la vida y así se mostró el público, abierto a los nuevos temas de un Iván Ferreiro que aterrizó en Barcelona con un setlist muy bien estudiado. Arrancó con ‘Dioses de la distorsión’ y ‘Bolsón de Higgins’ para entrar en materia y desgranar una a una las canciones de ‘Casa’ sin olvidar, como era de esperar, esas canciones que se han convertido en todo un himno para una generación que se desgañitó al ritmo de ‘NYC’ o ‘Años 80’.
Fue constante la lucha de los allí presentes entre las nuevas y exquisitas letras de Iván y los clásicos de toda la vida. No terminaba una canción que ya se escuchaban las peticiones personales de una sala que colgó el ‘sold out’ con varios días de adelanto. Hubo tantas peticiones como personas en el concierto, pero la mayoría coincidentes. Un acierto más, sin duda, de un Iván Ferreiro que, con el paso de los años, ha sabido crear una unión muy firme con sus seguidores. Honesto, el gallego llegó a reconocer sobre el escenario que “creo que se me ha ido un poco la olla con la longitud de las letras”. El concierto apenas había arrancado y esa confesión acabó por derrumbar los pocos prejuicios, si es que los había, que sobrevolaban la Sala Barts de Barcelona.
Las más de dos horas de concierto confirmaron la solidez y madurez adquirida con el paso de los años por parte de un Iván Ferreiro que terminó eufórico y abrazado a su compañeros de aventura. Las guitarras de Emilio Sainz y el talento de Ricky Falkner son garantía de éxito y, entre todos, habían logrado que todo sonara tal y como habían imaginado en su cabeza. Y, cómo guinda final, posiblemente la canción más solicitada de todas. Las primeras notas de ‘Turnedo’ empezaron a sonar tras dos bises y la comunión fue máxima. Todos, músicos y público, abandonaron la sala con esa sonrisa de satisfacción. Todo había salido bien: el concierto y el disco. Iván Ferreiro jugaba en ‘Casa’.
FOTOS: IVAN GIL