Hay conciertos que uno pilla con especial ganas. Puede ser por un recuerdo, como el apoteósico show en el pasado Vida Festival. Puede ser por una situación sociopolítica, que te lleva a estar especialmente tenso o agresivo por las muchas mentiras que dice gente que vive a cientos de kilómetros sin tener puta idea de lo que habla, o chusma con americana y corbata a la que sólo le interesas como muñeco electoral. Clase política es el mayor de los oxímorons, de eso no tengáis ninguna duda. Sea como sea, la noche anterior a la visita de Fontaines D.C. a La 2 de Apolo, uno subía caminando de vuelta a casa de madrugada cantando las canciones de ‘Dogrel’, el debut de los dublineses (y, sin duda, uno de los discos que más he escuchado este año), con la misma sensación de frescura y desinhibición que transmite su hasta ahora único disco. Y con esa predisposición salí antes de trabajar para poder asistir al que, personalmente, era uno de los conciertos más esperados del año.

Y creo que no era el único. La tarde anterior se habían agotado las entradas, como hacía semanas que había pasado en Madrid. Al llegar, The Altered Hours hacían los preliminares y consiguieron ponernos a tono para lo que venía después. Sobre las 21:20h salieron a escena los 5 de Dublín: Tom Coll al fondo a la batería; el guitarrista de origen español Carlos O’Conell y el bajista Conor Deegan III a la derecha del escenario, mirando desde el público. A la izquierda, el guitarra y compositor Conor Curley; y por último, nervioso como una fiera salvaje con tics epilépticos, el cantante y otro compositor principal, Grian Chatten. Todo un desafío para fotógrafos que no para quieto ni un instante y te contagia el nervio desde el mismo momento en que empiezan a sonar las primeras notas efervescentes de ‘Hurricane Laughter’. Señoras y señores, el cohete ha despegado, abróchense los cinturones…

El concierto se desata rápido, mientras Grian recita letras como si fueran los poemas que tanto le fascinan y también escribe. Cuando una masa está predispuesta desde el inicio, corre el riesgo de eyacular energía antes de tiempo, y quizás eso pasará esta noche. Y es que con poca metralla y un sonido impropio de lo que es habitual en la sala el público se desboca de una manera irracional, entre caras de éxtasis y felicidad. El neo-Ian Curtis de la nueva generación del punk británico va a izquierda y a derecha, se pone en el frente a dar la mano a los espectadores de las primeras filas, y observa con esa extraña mirada, intensa pero errática, como metido en otra dimensión interna. ‘Chequeless Reckless’ y ‘Sha Sha Sha’ llevan el bolo hasta un momento de cierta calma, con ‘The Lotts’ y un estreno: ‘Lucid Dream’, nueva canción que no tengo constancia que hubieran estrenado antes. Si alguien encuentra la prueba que contradiga que era la primera vez que la tocaban en directo, que avise.
Las canciones de ‘Dogrel’ se suceden a la misma velocidad que rebotan cuerpos y cabezas, mientras gente extasiada hace crowdsurfing por encima del resto de los asistentes. La masa es una, y oscila de un lado al otro de la sala como olas del mar. ‘Too Real’ da lugar a otro momento de orgasmo colectivo, si bien hay momentos que cuesta reconocer las canciones por la bola de sonido y lo poco que se escucha a Grian. Ni tan siquiera el cambio de micro ni de cables logran llevar el show a lo que se merecerían esas canciones y esa actitud fresca, directa, desenfadada, propia de la edad de los dublineses. El concierto funciona por el intercambio de energías desatadas banda-público, más que por algo tan vital como el sonido.

La recta final se encara con otra nueva canción, ‘Televised Mind’, que llevan meses tocando en directo. Y todo se deborda de manera definitiva con el hat trick final. Una traca capaz de resucitar nuestros cuerpos y almas castigados por noches de alcohol, dormir poco y emociones a flor de piel, y resintonizar energías perdidas por el camino: ‘Liberty Belle’, y las exhuberantes y anfetamínicas ‘Boys In The Better Land’ y ‘Big’ aprietan el acelerador y nos lanzan a un abismo de sudor, euforia y ruidismo punk. Tan punk que nos importa poco que hayan sonado mejor o peor, porque han conseguido inyectarnos vida a borbotones en un pinchazo directo a la vena de escasos 50 minutos. Sin bises ni otras imposturas del mundo del espectáculo. Y no ha sido tan redondo como nuestra primera vez, pero nos deja el regusto de una belleza cruda, auténtica y en el punto justo de cocción antes de pasar al siguiente nivel. El tiempo y su próximo disco lo dirán…

Setlist:
- Hurricane Laughter
- Chequeless Reckless
- Sha Sha Sha
- The Lotts
- Lucid Dream
- Television Dreams
- Roy’s Tune
- Too Real
- Televised Mind
- Liberty Belle
- Boys In The Better Land
- Big