Si 24 horas antes del inicio de Malas Artes las Tarta Relena confirmaban en un Pumarejo abarrotado que la arqueología y la tradición podían tener su lado innovador e incluso juguetón, desde hace unos años la escena punk también ha tenido su particular actualización. Malas Artes fue un ejemplo. Quizás el abajo firmante haya tardado demasiado en darse cuenta, pero ustedes están a tiempo.


No nos equivoquemos en lo esencial, ya que los rasgos fundacionales siguen: denuncia constante, caso de los alegatos de Accidente en favor del Sindicat de l’Habitatge de Sant Andreu o la decoración anarquista del escenario de Algara, por poner los ejemplos más claros. Y el sonido sigue teniendo una querencia por las guitarras omnipresentes y los gritos, pero incluso en los grupos más incipientes, caso de Pöls, hay habilidad para el estribillo y el coreo en himnos primerizos como ‘Luna’. Con más fuste (y más años) en este terreno están Lux, que abrían el festival el viernes con un directo no menos contundente pero más vistoso. Tras dos años sin tocar, en unos meses han copado Barcelona de conciertos de impresión, empezando por la inacabable energía de Nina, su frontwoman particular.
Los más allegados al punk “de cadenas” tuvieron en Tenso a sus estrellas. Por puesta en escena y por el impacto de anti-éxitos como ‘Frakaso’, aunque también son capaces de trenzar crescendos de impresión en ‘Keja banal’. Por el mismo terreno parecen moverse Algara, de imaginario libertario y directo rocoso, quizás algo más de lo que pueda sugerir su magnífico primer disco, “Absortos en el Tedio Eterno”, donde se aprecian matices post punk e incluso new wave. Pero incluso si el directo juega a la potencia y no al matiz, su presencia es imponente. Y empiezan a tener trato de clásicos: contentaron al público incluyendo como bis ‘Dopamina y Producción’, un hit oculto en su primer EP aupado por un riff adictivo, inicialmente no incluido en su set-list. Pero cuando el público pide temas coreándolos al unísono, es que hay fuste. Igualmente sustanciosos fueron los madrileños Accidente, más granados en directo y que se sobrepusieron a no pocos problemas de sonido y a que algunos hiper-eufóricos saltos desde el escenario causaron algún mínimo conflicto en las primeras filas, muy sabiamente reconducido por la organización.


Un rato antes los bilbaínos Mármol habían generado una respuesta similar entre un público entregado. Aseguran ser “más de Sin Dios que de Joy Division”, pero sus líneas de bajo no esconden una herencia casi oscura que explotan con respeto. Aunque los tonos oscuros tuvieron sus mayores aliados en Barrera, que en apenas medio año de existencia empiezan a hacer justicia a sus públicamente admirados Desechables, combinando sus primeras canciones de su bandcamp con temas nuevos que piden atención futura.
Con un punto más Devo/lúdico estuvieron los argentinos Www, efectivos en su ejercicio retrofuturista, aunque en este campo se esperaba más de unos referentes locales como Sistema de Entretenimiento, que se toparon con un inesperado accidente: a la mitad de su concierto una de las muchas cervezas voladoras aterrizo en el portátil de Anna Bananas, inutilizándolo y acortando un directo potencialmente espectacular, más para quienes ya les hemos visto. Compénsenles y no se los pierdan la próxima vez. Junto con la cancelación de Arrotzak (el covid sigue existiendo) fue la mayor contrariedad de un evento, luchador y especial.
