Son tiempos extraños y más allá de la grave información que nos llega a diario en forma de muertes, está habiendo infinidad de daños colaterales que tenemos que añadir al listado de desastres que ha provocado este maldito virus. Empleos destruidos, familias rotas y los ánimos de la sociedad por los suelos. Las artes en general y la música en particular han sido siempre medicina para el alma y más si se puede experimentar en directo y a pie de campo.
Más de un año después de que muchos pudiéramos disfrutar de nuestro último concierto de un artista internacional surgía como un potente rayo de luz al final de un negro túnel el cartel de esta heroica edición de 2021 del Festival Blues i Ritmes de Badalona para levantar la moral de los melómanos y darnos la oportunidad por unos días de rescatar sensaciones tristemente olvidadas. Quedan ya para el recuerdo y la historia las escenas de emoción vividas en la puerta del Teatro Zorrilla debido al reencuentro con amigos y compañeros de la prensa musical después de unos meses para el olvido. Con una sonrisa oculta tras la mascarilla y con las emociones a flor de piel afrontábamos la primera jornada de este bendito festival.
IAN SIEGAL

El que muchos consideran mejor bluesman europeo del siglo XXI tenía el honor de romper el silencio de todos estos meses no sin antes pasar una auténtica odisea para poder llegar a Badalona. El británico y su banda, que actualmente residen en Amsterdam, tuvieron que realizarse hasta cuatro test PCR antes de llegar a nuestro país. “Somos la banda más limpia del planeta” aseguraba entre el sarcasmo y la resignación un Siegal al que parece que el confinamiento no ha acabado de sentar demasiado bien ni en lo profesional ni tampoco en lo emocional. Con una imagen desgastada –en algún momento nos venían flashes del Mickey Rourke de finales de los 90’s- y un semblante un punto triste aseguraba “Es una pena, pero las leyes no me permiten poner un espacio para vender mis discos. Me encantaría poder vender nuestros CD’s y vinilos porque realmente necesito vuestro dinero”.
Estos dos pequeños flashes son un triste reflejo de las dificultades que están pasando muchos artistas, sobre todo los que vivían por y para actuar en directo y tal vez puedan explicar en parte lo que aconteció encima del escenario si hablamos exclusivamente de lo estrictamente musical. Siegal, como bien es sabido, anda sobrado de carisma y su voz profunda y un punto quebrada se conserva potente y atractiva a nuestros oídos, pero la banda no acaba de estar a su altura y el repertorio que escoge denota ese año y medio de inactividad del que se queja. Pasado el impacto de la arrolladora “I Am The Train”, el británico no arriesga y se refugia en sus canciones más standard y cercanas al blues resultando el concierto monótono por momentos.
Afortunadamente cuando decide apoyarse en versiones como la tradicional “John The Revelator”, recordamos a Son House, todo se anima y el concierto va tomando cuerpo. Suenan algunos vítores cuando menciona a los hermanos Dickinson de North Mississippi Allstars con los que formó en el pasado The Mississippi Mudbloods antes de interpretar el medley “She Got the Devil in Her / I Gotta Try You Baby” recordando a Buddy Guy para luego dar paso a uno de los puntos culminantes del concierto, la versión del clásico de Tom Russell “Gallo Del Cielo”. La épica historia de sangre y peleas de gallos y los ritmos fronterizos generan una atmósfera en la que el británico da lo mejor de sí y notamos una fuerte carga emocional en su voz que nos hace vibrar.
El deadline del toque de queda precipita el fin del concierto no sin antes afrontar sendas versiones de dos colosos del folk, “Baby, Let Me Follow You Down” de Eric Von Schmidt y “Forever Young” de Bod Dylan para cerrar una velada histórica por las circunstancias en la que se celebró pero con claros y oscuros en cuanto a lo musical.
LUKE WINSLOW KING

Al día siguiente no pudimos asistir al introspectivo concierto en el que Joana Serrat presentó su nuevo disco, Hardcore From The Heart, y aún lo lamentamos más cuando leemos en las crónicas que la catalana estuvo especialmente lúcida.
En la jornada del domingo afrontábamos el directo de uno de los tipos con más clase y carisma de la escena actual de música de raíces americana, Luke Winslow King, que desde hace un tiempo ha cambiado su lugar de residencia desde Michigan hasta Aragón, cosa que ha hecho posible poder tenerlo este año en Badalona acompañado del excelso guitarrista italiano Roberto Luti, antiguo compañero de batallas en sus tiempos en New Orleans.
El artista se ha ido haciendo con un buen número de seguidores en nuestras tierras gracias a sus tres anteriores conciertos en la ciudad y como consecuencia de ello agotó rápidamente las entradas del Teatro Margarida Xirgu y el concierto tuvo que ser reprogramado en el Teatro Zorrilla, de mayor capacidad.

Criado al amparo de una iglesia baptista en Michigan, descendiente de los colonos Winslow del Mayflower e hijo de músico y pintora, Winslow King es un personaje interesante que siempre ha demostrado un equilibrio y sensibilidad especial en todos los pasos que ha dado en su carrera y nada más tomar el escenario comprobamos que estos meses de reclusión no han cambiado nada en absoluto.
Sus temas clásicos como “Now And Then”, “No More Crying Today”, “When The Leafs Turn Brown” (que dedica a su padre), “On My Way” o “Chicken Dinner” suenan de maravilla aderezados con la maestría de Luti a las 6 cuerdas. Otro cantar es la anecdótica “Cruzarás Por Mi Camino” cantada en un español guiri que nos deja un poco fríos. También nos anuncia la publicación de un nuevo disco en otoño y nos avanza unos cuantos temas entre los que se encuentra la colosal “Hold On”, que empieza con aires góspel hasta que sale a escena el vocalista americano residente en Barcelona Clarence Dekker que la muta hacia el soul elevando nuestros espíritus hasta el techo del Zorrilla.
En definitiva, una excelente velada de música americana ejecutada a la perfección por un artista que parece encontrarse en plena forma y en la cúspide de su carrera.
Nos perdemos la actuación de Aziza Brahim, que volvió al festival años después de que nos impactara con su voz y sus ritmos del Sahara Occidental para presentar Sahari, un disco que publicó justamente antes de la pandemia y que hasta la fecha no había podido tocar en directo en ningún escenario del estado. Desafortunadamente, la guinda que debía rematar el pastel era la actuación de la americana residente en Londres Jesca Hoop, pero finalmente no pudo viajar hasta Badalona debido a restricciones en la frontera del Reino Unido. De todos modos hemos de decir que como balance final los organizadores del Blues i Ritmes deben sentirse bien orgullosos por la tarea realizada ya que esta edición de 2021 ha resultado un enorme tesoro tanto cultural como emocional para los amantes de la música de nuestro país. Un ¡bravo, bravo y bravo! para ellos.