Enric Montefusco (Sala Apolo, 16/05/19)

Enric Montefusco (Foto: Ignasi Trapero)
Enric Montefusco (Foto: Ignasi Trapero)
Enric Montefusco (Foto: Ignasi Trapero)
Bernie Sánchez (Foto: Ignasi Trapero)
Enric Montefusco (Foto: Ignasi Trapero)
Enric Montefusco (Foto: Ignasi Trapero)
Enric Montefusco (Foto: Ignasi Trapero)
Enric Montefusco (Foto: Ignasi Trapero)

La primera vez que vi a Enric Montefusco fue precisamente en la sala Apolo, hace chorropocientos mil años, cuando Standstill te arrollaba a base de hardcore y esputos de rabia visceral explícita. Podría parecer, por la forma, que el Montefusco de 2019 tiene muy poco que ver con aquello, pero nada más lejos de la realidad. La rabia, la incomprensión, el sentirse desubicado en un mundo extraño y hostil… todo eso se mantiene intacto. Lo único que ha cambiado es la forma de presentarlo. Y es que con los años uno se da cuenta de que ya no hace falta explicitar el mensaje de forma obvia con un envoltorio igual de contundente que el contenido. Y lo más interesante ahora en la propuesta del artista catalán está en el juego de ambigüedades que se establece entre el bufón que parece inofensivo moviéndose en la jocosa música popular, y lo hiriente de su discurso, que apunta a muchas de las miserias de esta hipócrita sociedad de demagogias, populismos y auge de la extrema derecha más rancia e involucionista.

Jaime Del Blanco (Foto: Ignasi Trapero)

Montefusco se presenta a esta cita del festival Guitar BCN junto a Bernie Sánchez (trompeta, teclados, acordeón, coros…), Jaime Del Blanco (violín, sousafón) y Ramon Rabinad (batería). Y la primera muestra del juego de espejos y equívocos de la noche es la inicial ‘Adiós’, donde nos invoca para despedirnos, quizás porque las personas que salgan de la sala un buen rato después ya no serán las mismas que en el momento de entrar. Sin patria, sin rey, sin sombra, sin techo… empezamos el camino al salvajismo abriendo camino a los rincones más críticos de nuestros cerebelos, aunque la oscuridad nos dé miedo y no dinero. Y ese es precisamente el valor predominante en esta Europa de mierda que deja morir a miles de inmigrantes “porque no tienen dinero”. Pero eso tampoco importa tanto, mientras podamos cantar “oe, oe, oe, oe”, y que viva la Champions y la ya extinta Recopa al ritmo solemne que marca el espectacular sausofón blanco de Jaime.

Y bailamos un vals con ritmos de fanfarria y fiestas de pueblo (cómo me recuerda a los Blur de ‘The Debt Collector’!) para estar a la altura de esta hermosa España que no tiene suficiente arena para tapar tanta mierda fascista, intolerante e inculta. Y Franco pinchando y Paquirrín cantando, y Berlanga, Goya o Valle-Inclán en la tumba… el bufón se va quitando ropa a medida que la noche avanza y el calor aprieta, y también enseña otras capas de sensibilidad y ternura paternal cuando canta a su hijo en ‘Sombra De Tu Luz’ o ‘La Reconquista’ (con ese inicio que tanto remite a ‘En La Que El Bernat Se’t Troba’ de Manel o, por extensión, al ‘Vagabond’ de Beirut). Todos queremos una vida simple donde amar y dejarnos llevar. Adiós, Barcelona, goodbye, en toda tu liviandad…

Enric Montefusco (Foto: Ignasi Trapero)

La sorprendente puesta en escena que nos encontramos al llegar con la pista llena de sillas no era gratuita, y Montefusco nos revela que se ha salido con la suya: sentados, ni miramos móviles ni hablamos como cotorras, y prestamos atención a todo lo que tienen que contarnos y cantarnos. Y es que romper un silencio así no habría tenido perdón, y ese ‘Por Qué Me Llamas A Estas Horas?’ es el primero de los dos guiños a Standstill de la velada. Y a estas alturas de la verbena, cruzamos la Diagonal y nos plantamos en la Meridiana, siguiendo como ratas hipnotizadas a ‘Flauta Man’, agradecido por mil motivos. Qué bella es la palabra ‘gracias’ y lo poco que cuesta decirla. Y ese “gol en Las Gaunas” convierte a los 4 jinetes del Apolo en improvisados y peculiares cronistas deportivos… mejor seguid con la música, chicos… entre deseos de partos sin llanto y orgullos extirpados en formol enlatado, llegamos al primer final de este regalo. ‘Todo Para Todos’ sería un gran lema comunista…

Bernie Sánchez (Foto: Ignasi Trapero)

El bis comienza en la sinfonía de coches de la Meridiana y sus casitas de colores alzando el brazo hacia Sant Adrià. Ya hace rato que el teórico silencio ha roto las composturas desde sillas parlantes, o mejor decir cantantes. Y alcanzan momentos de clímax rozando la épica en ‘Adelante Bonaparte’, y sus planes para escapar hacia adelante. El pasado ya no cuenta ni nos sirve, y llega el punto en que se rompen totalmente barreras y jerarquías establecidas por el show business. Cuatro tipos de blanco bajan del escenario decididos a golpear a la masa. No, no es La Naranja Mecánica, aunque despierte la misma fascinación. Los cuatro se plantan en mitad de la sala, suben a otras tantas sillas, y acaban el show a grito pelado, con una ‘Obra Maestra’ reforzada con un coro de cientos de duendes anónimos intentando salir del dolor. Y, por si esto fuera poco, volvemos por segunda vez al himno al individualismo de ‘Quien Abre Camino’. Con todo, atravesamos la vida y no vamos a quedarnos en la orilla. Y si la oscuridad nos da miedo, busquemos la luz en nuestras entrañas.

Enric Montefusco (Foto: Ignasi Trapero)
Escrito por

Rarito como un tema de Sonic Youth; me excito con el ‘Psycho’ de los Sonics; si me cabreo, Pistols, RATM, Sandré, riot grrrls o Los Punsetes; me ponen igual soul, r’n’b, ye-yé, garaje, punk, r’n’r, indie o brit-pop. De mayor quiero ser Patti Smith, Iggy o John Waters. Ateo hasta que conocí a PJ HARVEY. Fui negro en otra vida… y hago el impostor como periodista musical y deportivo en radio, TV, webs y revistas varias.

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