Pasan los años, y esto del Primavera Sound ya es casi como una rutina anual. Bendita rutina, que dura ya 18 años, y nos permite tener una semana de fuga musical para toda la basura del día a día. Conforme pasan los años y se van repitiendo cabezas de cartel, a uno casi le apetece más dejarse sorprender por las nuevas propuestas más minoritarias, y eso hace muy recomendable empezar el festival el lunes en la sala Apolo. Este año había un trío de opciones diversas para empezar, y han sido una gran manera de empezar a calentar motores para todo lo que nos espera en la semana más exigente del año para nuestras piernas y columnas vertebrales, 17 años mayores que en aquél lejano 2001. Los madrileños Ganges (en formato dúo) han abierto la velada en la sala principal con su pop electrónico y delicado, sustentado en teclados, un bajo y la voz de Teresa Gutiérrez, que alterna inglés y castellano (no sé por qué, pero cuando canta en esta segunda lengua me hace pensar en Ana Torroja…). Como no, en primera fila y desde el primer concierto del festival, Big Jeff con sus decenas de pulseras en la muñeca, haciendo honor a su tradicional visita primaveral.

También ocupa pole position en el segundo concierto de la noche, que huele a testosterona: los norteamericanos The Men descargan una buena ración de rock contundente y con el punto alocado de ese saxo tan Stooges y ritmos repetitivos hasta el infinito. Todo combinado con momentos más calmados y de corte clásico, en el primer show rompenucas del Primavera 2018. Para acabar la noche, volvemos a bajar revoluciones atmosféricas, aunque no de intensidad. Una de las protagonistas de nuestros ‘Secretos del Primavera‘, la también norteamericana Kelsey Lu, le ha puesto el broche mágico y teatral a la noche del lunes. Interpretando canciones de su EP ‘Church’, y otras nuevas que formarán parte de su disco de debut, la artista de North Carolina hipnotiza con su privilegiada voz sobre bases preprogramadas, y con ese espectacular atuendo. Nos dice que le llamemos Lu, se pone unas gafas, repasa sus labios en mitad del concierto, y hace sugerentes ‘speeches’ agradeciendo la química que desprende el público en su primera visita a Barcelona. Como ella bien dice, “estamos todos aquí por la música”. Lo que más amamos en este mundo. Lo que nos hace sentir mejor. Lo que nunca falla, algo de lo que las personas nunca podrán presumir.