Dawes (Razzmatazz 2, 24-10-19)

Enfrentarse a una primera vez musical no siempre es fácil. De la emoción al miedo de que su directo no sea tan bueno como los discos que desde hace un par de años escuchas con frecuencia. Te sienten como una adolescente, nerviosa e inquieta. Pero con ganas mientras en tu cabeza resuena ¿y si no me gustan?

¿Y si no me gusta el directo de Dawes? Esa pregunta se repetía una y otra vez el pasado jueves de camino a la sala 2 de Razzmatazz. Los estadounidenses estrenaban gira europea en Barcelona para presentar ‘Passwords’ (2018), su último disco de estudio y yo me estrenaba con un directo que, dos días después, aun me sigo provocando esa sonrisa de felicidad tontorrona que te deja una gran noche de concierto.

No fue un concierto especialmente largo. Sin bises y con pocas palabras entre canción y canción. No lo necesitaron. Liderados por un carismático, y a ratos dramático, Taylor Goldsmith, se mostraron como una máquina perfectamente engranada. Pero no de esas que aburren, sino de esas que asombran por lo fácil que todo parece. Apenas se notó que la formación americana viaja a Europa con la única guitarra del propio Goldsmith. Tanto Lee Pardini a los teclados como Griffin Goldsmith y Wylie Gelber (batería y bajo) llenaron el espacio con una sonoridad que, aunque no fue la mejor debido a la acústica de la sala, invadió a los fans que rozaron el sold out.

Pocos outsiders se veían en la sala barcelonesa. Habían muchas primeras veces, pero pocos descubrimientos musicales. Todo el mundo sabía a lo que venía en Razzmatazz. Y disfrutaron, disfrutamos, con  los temas más folk de su repertorio como When my time comes a los más nostálgicos y elegantes como All your favorites Bands, canción con la que cerraron el show. Y es que, qué deseo más puro y auténtico del que tus bandas favoritas nunca se separen. Todo con esa voz tan precisa y contundente de Goldsmith.

Así son ellos. Precisos, elegantes, sobrios, pero también intensos cuando la ocasión lo requiere. Suaves, vibrantes y músicos de esos que da gusto observar más allá del tema que toquen. Sus gestos, sus movimientos… todo transpira música y pasión y es por eso que fuimos muchos los que de allí salimos con una sonrisa de esas que duran un par de días. Valencia, Madrid y Bilbao también han podido disfrutar de ellos. No faltaron las ganas de subirse a un coche y seguir a Dawes al más puro estilo groupie… quién sabe cuándo volverán a España.

Escrito por

Periodista y alma viajera. Me gusta el movimiento y no entiendo la vida sin música. Conciertos y viajes son mis placeres culpables

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