La cola que había en el Apolo sobre las 20:30h dejaba entrever la gran expectación que había levantado el concierto de presentación del primer disco de The Unfinished Sympathy en 7 años. Los barceloneses venían a defender el desenfadado ‘It’s A Crush!’, y encima lo hacían con unos alumnos aventajados abriendo la noche: Cala Vento. Razones de sobra como para esperar un velada de energía y rock, que acabó cumpliendo los pronósticos y expectativas.
Cala Vento sonaron maravillosamente bien. Joan y Aleix se han erigido en cuestión de un par de años en un poderoso power dúo que desprende una energía que atropella y seduce a partes iguales, con canciones para cantar sin reservas, a riesgo de dejarte las cuerdas vocales. Empezaron recuperando una de sus primeras publicaciones, ‘Unos Pocos Y Otros Tanto’, para atacar el primer triplete de composiciones del que hasta ahora es su último disco, ‘Fruto Panorama’, que ocupó el grueso del repertorio de 14 canciones. ‘Historias De Bufanda’ provocó seguramente los primeros momentos de éxtasis de un público que se sabía al dedillo las letras, y que enloqueció con uno de los puntos álgidos de su debut: ‘Estoy Enamorado De Ti’ (y tú no te enteras…). ‘Tus Cosas’ contó con la aparición del trompetista Josep Peris, que añadió su instrumento de viento como lo hacía en el disco. El dúo de l’Empordà tocó también una nueva canción (titulada en el setlist con un enigmático y críptico nombre: ‘Buen’), que previsiblemente estará incluida en el tercer disco que ya preparan junto a Èric Fuentes. Otro de los momentos culminantes del concierto fue el empalme de ‘Isabella Cantó’ y ‘Sin Apenas Conocernos’, que provocaron pogos, empujones y vasos de cerveza volando en las primeras filas. Imposible no cantarlas como un loco; imposible no jugarte las cervicales haciendo headbanging; imposible no sentirte VIVO notándolas emerger por cada poro de tu piel. La recta final aún guardaba más momentos similares, como ‘Isla Desierta’ (“todo lo que fui, fue graaaciaaaaas a tiiiii!!”) o ‘Abril’, con esa historia de amor fraternal que Joan le escribió a su hermana emigrada a América. Qué ganas tenemos ya de escuchar nuevas canciones de efecto instantáneo.
Y llegó el momento de The Unfinished Sympathy, y hubo algo de relevo generacional en las primeras filas. Y es que la media de edad del público que se acercaba al frente subió. Entre muchos gritos eufóricos a Èric Fuentes, los barceloneses nos dijeron hola con la canción de abertura del nuevo disco, ‘Goodbye/Hello’. De hecho, el bolo empezó con el triunvirato inicial de ‘It’s A Crush’, que completan ‘Narcotic Fiancee’ y ‘Sentimental Shock’. Tras un inicio en el que el sonido hacía algo de bola y la voz de Èric quedaba algo apagada, la banda fue dispersando la niebla sónica y empezó a mirar atrás con ‘Homedrunk’ o ‘This Living Kills’. Con el público totalmente entregado, el cuarteto iba combinando su vena más guitarrera tirando al hardcore con las melodías más pop (sigo profundamente enamorado de ‘Loveshake’). Y fueron cayendo ‘Avida Dollars’, ‘Spin In The Rye’, ‘Rock For Food’, ‘An Investment In Logistics’… y aquello fue la locura. Stage diving, moshing y mucha testosterona desatada, que incluso provocó algún momento algo tenso por sobrecarga de energía en las primeras filas. Aún sin menciones explícitas de la banda a la situación política, el público extasiado se arrancó con un espontáneo “els carrers seran sempre nostres” (‘las calles serán siempre nuestras’), ese grito de la CUP que han acabado haciéndose suyo las múltiples y diversas sensibilidades del independentismo catalán, como respuesta a los vergonzosos atropellos a los derechos fundamentales de todos los ciudadanos, perpetrados por el gobierno del PP y la inexistente independencia judicial de este bochornoso país de vergüenza ajena. Joan Colomo se dejó ir, cantando lo que me dijeron que eran unos versos de Shakira, y todavía faltaba cantar a los 4 vientos ‘You’ve Got A Long Run’ o el bis, que fue esa versión del histórico ‘Teenage Kicks’ de los Undertones. Una noche como para sentirse nuevamente adolescente, en toda la plenitud del término.
