Cass McCombs (La Nau, 11/11/19)

Cass McCombs (Foto: Ignasi Trapero)
Cass McCombs (Foto: Ignasi Trapero)
Cass McCombs (Foto: Ignasi Trapero)
Cass McCombs (Foto: Ignasi Trapero)
Cass McCombs (Foto: Ignasi Trapero)
Cass McCombs (Foto: Ignasi Trapero)
Cass McCombs (Foto: Ignasi Trapero)
Katy J. Pearson (Foto: Ignasi Trapero)
Katy J. Pearson (Foto: Ignasi Trapero)

Esto de los conciertos es como las relaciones humanas: uno puede racionalizarlas y llegar a ver un montón de cosas positivas en ellas. Pero al final no son matemáticas, sino química. Y si no se produce la conexión, todas las razones reflexivas del mundo no sirven de mucho (o a veces, de nada). Algo así fue lo que me sucedió con el concierto de Cass McCombs en La Nau del Poble Nou de este pasado lunes. Objetivamente podría enumerar unos cuantos motivos o elementos para justificar que fue un buen concierto, pero me falló el esencial: la conexión. Y sin ella, difícilmente se puede llegar a disfrutar con plenitud una experiencia musical en vivo como es un concierto. Y no es una cuestión de ‘culpas’, sino de estados, contextos o percepciones del momento.

Katy J. Pearson (Foto: Ignasi Trapero)

La noche se abrió con la propuesta íntima de la británica Katy J. Pearson, flanqueada por dos jóvenes escuderos que redujeron a terceto su habitual formato de 5 músicos. Bellas canciones que pasean por el folk, el pop o incluso el country de marcado aire acústico, y otras de carácter más vivaracho (aunque lejos del pop de su anterior banda, Ardyn), como el single ‘Tonight’. Todas ellas presididas por la bonita voz de la artista de Bristol (que aseguró sentirse muy contenta de salir a tocar por primera vez fuera de tierras británicas).

Cass McCombs (Foto: Ignasi Trapero)

Y llegó Cass McCombs en formato cuarteto, y con ese ‘Tip Of The Sphere’ bajo el brazo que se adentra en terrenos de largos desarrollos instrumentales que marcaron, para bien o para mal, el desarrollo del concierto. Ya desde la inicial ‘I Followed The River South To What’ (que también abre el último disco), McCombs y sus tres acompañantes empezaron a establecer conversaciones sonoras que daban pie a largos solos de guitarra y canciones que fluían primero y se acababan perdiendo y difuminándose como soliloquios musicales en una jam session para nada improvisada. La destreza de los cuatro era innegable, el sonido de la sala muy bueno, y canciones de sus dos últimos álbums como ‘Bum Bum Bum’, ‘Medusa’s Outhouse’ o ‘The Great Pixley Train Robbery’ (dedicada al ladrón de trenes y escritor Edward Morrell) son piezas a la altura de la extensa y sólida trayectoria de McCombs… pero la conexión no llegaba, y la atención se desviaba con la gente que pasaba arriba y abajo o las cotorras que daban por culo alrededor (algún famoso artista del indie estatal incluido…).

Cass McCombs (Foto: Ignasi Trapero)

Tras el inicio con la eléctrica, Cass se colgó la acústica para atacar temas como el nuevo ‘Real Life’ o antiguos como ‘Full Moon Or Infinity’, antes de adentrarse en terrenos más experimentales y oscuros con la singular ‘American Canyon Sutra’. El rock americano clásico y el country (‘Rounder’) también tuvieron protagonismo en la segunda mitad del set, en que el tedio instrumental y las cinturas rotas por los constantes cambios de registro se fueron alternando con momentos de brillo y remontada anímica como esa ‘I Cannot Lie’ que tanto lleva a pensar en la Velvet. La bonita ‘Tying Up Loose Ends’ (con la bajista dándole al gong) dio pie al single más directo del último disco, ‘Sleeping Volcanoes’, con el que McCombs nos llevó al universo que tan bien dominaba Lou Reed para cerrar el cuerpo principal del repertorio mientras cantábamos ese estribillo infalible: “We’re All Over The World“.

Cass McCombs (Foto: Ignasi Trapero)

Los bises también estuvieron marcados por una doble cara: la de la calma del último single de McCombs, esa jazzy ‘Confidence Man’, y la más directa y pegadiza ‘Brighter!’, que como su nombre indica, brilla con luz propia y se ha convertido en uno de los clásicos más irresistibles de la larga discografía del artista de Concord. Y aunque ese final sirvió para abandonar la sala con una sensación agradable, la percepción global no acabó de ser del todo satisfactoria. Muy buenos músicos, de eso no hay ninguna duda, pero faltó chispa, faltó química y, como pasa siempre, a todo el mundo le faltó su propia canción fetiche (en mi caso, esa maravillosa ‘Dreams-Come-True-Girl’ que sí nos regaló hace muchísimos años en Apolo).

Cass McCombs (Foto: Ignasi Trapero)

Setlist:

  • I Followed The River South To What
  • Bum Bum Bum
  • The Great Pixley Train Robbery
  • Medusa’s Outhouse
  • Big Wheel
  • Real Life
  • Full Moon Or Infinity
  • American Canyon Sutra
  • Rounder
  • I Cannot Lie
  • Laughter Is The Best Medicine
  • Tying Up Loose Ends
  • Sleeping Volcanoes

Bis:

  • Confidence Man
  • Brighter!
Escrito por

Rarito como un tema de Sonic Youth; me excito con el ‘Psycho’ de los Sonics; si me cabreo, Pistols, RATM, Sandré, riot grrrls o Los Punsetes; me ponen igual soul, r’n’b, ye-yé, garaje, punk, r’n’r, indie o brit-pop. De mayor quiero ser Patti Smith, Iggy o John Waters. Ateo hasta que conocí a PJ HARVEY. Fui negro en otra vida… y hago el impostor como periodista musical y deportivo en radio, TV, webs y revistas varias.

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