Belle&Sebastian (Jardins de Pedralbes, 18-06-17)

Foto: Els Jardins de Pedralbes

Comienzo esta crónica reconociendo que nunca antes había visto en directo a Belle&Sebastian. Algo relativamente extraño si tenemos en cuenta tanto la dilatada carrera de los escoceses como la de veces que han pasado por España, especialmente en festivales. El concierto de ayer no era una excepción. Tocaban en el espectacular anfiteatro de Els Jardins de Pedralbes de Barcelona.

No habían excusas, pues, para no dejarse llevar por la música de Belle&Sebastian en un enclave tan mágico y especial. Intimista, silencioso -demasiado de inicio- y con el público sentado. La música por encima de todo lo demás y ellos, allí, con la banda al completo seduciendo con sus melodías poperas, que no sencillas. Ninguna banda puede calificarse de ‘sencilla’ si se presenta con sección de cuerdas y viento.

El concierto fue de menos a más. Pese a los intentos de Stuart Murdoch por ‘despertar’ a los asistentes explicando su día soleado y estupendo en Sitges -proyectó alguna foto personales- costó arrancar al público, demasiado aferrado a sus sillas. Nadie se atrevía a romper el orden establecido. Fue el propio Murdoch quien avisó, tras varios “qué educados y silenciosos que sois”, que, por favor, “esta canción es muy larga y bailable. Si no nos ayudáis no sé si la sacaremos del todo”. Fue el resorte definitivo para que las sonrisas de los presentes se convirtieran, además, en movimientos de cadera y algo más de alegría en el cuerpo.

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Los grandes clásicos de la banda se fueron alternando con las canciones más nuevas y ya nadie volvió a sentarse. Canciones más secundarias como Seeing other People o I can’t see your future se combinaron a la perfección con rarezas como Sweet Dewelee, incluida en su próximo álbum y que aseguraron solo haber tocado una vez. En una de estas, el escenario se abrió al público y más de una veintena de seguidores entusiastas invadieron el espacio vital de los músicos para disfrutar junto a ellos mientras sonaba, entre otras, The blues are still blues. Fue un verdadero placer ver, desde platea, cómo la gente se mezclaba con la banda y bailaba feliz, despreocupada. Apenas hubo selfies, señal inequívoca de la felicidad que allí se estaba cocinando. Incluso Stuart Murdoch llegó a ceder una de sus panderetas a una chica que, con mayor o menos acierto, se transformó en el décimo integrante de Belle&Sebastian.

Fue el momentazo de la noche. A partir de allí no quedó más que saborear minuto a minuto del fin del show. ¡Y qué show! Veinte años después de su primera visita a Barcelona, los escoceses demostraron que todavía tienen cuerda para rato, pero sobretodo esa capacidad sobre el escenario para brindarnos noches de buena música y buen rollo. Tal vez ya no vuelvan a crear canciones como antes, pero su energía y vitalidad siguen intactas y eso hace de ellos una banda especial. No hace falta ser fan de Belle&Sebastian para disfrutar y sonreír con su música. Lo hacen bonito y eso, al final, es lo que cuenta.

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Escrito por

Periodista y alma viajera. Me gusta el movimiento y no entiendo la vida sin música. Conciertos y viajes son mis placeres culpables

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