Sandré (Sidecar, 13/01/23)

“Esteu una mica bojos, no?“, dice Rosa con una sonrisa mirando al público que ha agotado las entradas en la sala Sidecar de la Plaça Reial de esa Barcelona que ens fa vomitar. Sí, sí: Rosa. Una de las cantantes más alocadas y salvajes de la escena estatal del último lustro, flipando con el nivel de animalismo y locura de la gente que ha puesto la sala patas arriba en la presentación de ‘Gestiones Fáciles‘ (Hotel Records, 2021), el segundo disco de Sandré (entrevista al respecto, aquí). Pero es que si hay una palabra que pueda definir el concierto es DEMENCIA. Y de la grande.

La noche empieza con la dosis de punk de corte clásico de Enamorados, de los que ya te habíamos hablado cuando fueron teloneros de Black Lips hace algo más de un año. Presentan su último disco, ‘Baila Mi Ritmo’, y tocan también nuevas canciones como ‘El Camino’, siempre con ese gusto por las bandas de la mítica escena del ’77. Justo al final, un público que ha estado bastante tranquilo empieza a dar signos de vida con un primer pogo, y es que no es cuestión de entrar en frío a lo que se nos viene encima…

Rosa, Stefi, Carles y Marc salen a escena y la gente empieza a gritar el “buenu, buenu” de la última canción-broma de su nuevo disco. Público fiel y que ha hecho los deberes, esto promete. Y no hace falta esperar demasiado para que empiece el desmadre. Unas pocas notas de ‘Peor’, concretamente, y aquello ya se ha ido de madre. Pogos, empujones, botes, corear las letras a gritos y una velocidad de ejecución nivel viento huracanado por parte del cuarteto que sólo puede llevar al jolgorio y al caos. Hemos venido a jugar. La peligrosa ‘Katalina’ acelera aún más el despegue, y con dos de los himnos del debut ‘Ave Muñón (2018), ‘No’ y ‘Potu’, ya rozamos la enajenación mental. “Jo aquest ritme no sé si l’aguanto“, le digo riendo al colega que me acompaña. Pero detrás de la risa hay mucho de verdad…

Stefi coge el micro para escupirnos ‘Yoga Facial’, y Rosa aprovecha para lanzarse en la primera de las 38 veces que se tirará hacia la masa a hacer crowdsurfing. Con ese techo tan bajo del Side hace sufrir y todo. Y nos llamaba locos hace un momento… No es la única que navega sobre las cabezas de la gente: allí hay más tránsito marítimo que en el puerto de Cadaqués en pleno mes de agosto. Carles y su look Doña Rogelia con pañuelo a la cabeza hacen saltar chispas de la guitarra, y Marc es un martillo neumático apalizando la batería con precisión suiza. Viste pantalones cortos un 13 de enero, y es que las paredes sudan. No tengo claro si estamos recibiendo más hostias desde el escenario o a nuestro alrededor, en mitad de ese baile de dementes. Em fan bullying al Side. Qué extraño placer el rebotar constante contra otros cuerpos tan o más sudados que tú. Daría para una tesis doctoral de psicología avanzada… o para que nos encerraran a todos y todas las presentes en el frenopático.

Las nuevas canciones que tocan por primera vez en directo no suenan precisamente a bebés desvalidos y frágiles; más bien a puños de boxeador cabreado perpetrando un combate de rock-y-bilis hacia todo y hacia todos. Y así, entre las ya estrenadas en conciertos previos ‘Millones’, ‘Miedo La Vida’ o ‘Perro’, debutan las antes citadas ‘Katalina’ o ‘Yoga Facial’, pero también ‘Hade’ o ‘Malas!’. Mi camiseta DIY con el lema ‘NO a la gent’ que también estreno está empapada de sudor y napalm. Joder, qué bien sienta cagarse en la vida a gritos y qué bien nos lo estamos pasando…

Lo tenemos todo y para nada estamos tristes. La chica de gafas que nos había advertido antes que venía al lío ya no sé cuántas veces se ha lanzado desde el escenario; el cantante de Banani se me ha aparecido de rebote en mitad del pogo; me he comido el bafle dos o tres veces; la guiri del gorro de postureo se ha apartado a un lado incapaz de contener el tsunami; los fotógrafos aguantan el tipo como titanes (ole tu, Jordi!); hay un tipo sin camiseta con cara de estar en Saturno; una chica ha perdido una bamba, y a otro se le ha extraviado la chaqueta que llevaba en la cintura en mitad de la jauría; a mi colega le han arrancado la venda que protegía unos puntos de sutura; y Stefi está tocando el bajo… con una katana!!! (me la veo perfectamente protagonizando ‘Kill Bill 3’); esto es una PUTA LOCURA, no tiene otro nombre…

‘Presión’ ya es un himno y siento una enorme alegría de que Sandré hayan crecido tanto en tan poco tiempo y levanten este nivel de merecidísima expectación y de euforia (de la de verdad, no de la de programas de telebasura): en la sala veo a Èric Fuentes (Unfinished Sympathy), a Axel Pi (Sidonie), a Bruno Banani, fuera me encuentro a Anna Andreu… y toda esa masa de tarados y taradas que convierten estos 45 minutos a piñón (siempre mucho mejor que hora y media de tostón) en un inmejorable pistoletazo de salida para la temporada de conciertos 2023. Mientras hay locura hay esperanza. Y mientras hay ‘Cosas’ hay gente comprándolas, o al revés. ¿Hay algún Mariano Rajoy en la sala?

¿Que cómo estuvo el bolo de Sandré?, me preguntan al día siguiente. Y se lo explico en 4 conceptos: bambas negras, afonía, cuerpo magullado y tímpanos que hacen “piiiip”. Y me toca todo un laaaaargooooo sábado de curro, sí, pero los odios cotidianos y los grises del día a día se llevan mucho mejor con el recuerdo de todas esas caras sudadas y sonrientes del Frente de Liberación Majara. Y ya contamos los días para ese 24 de marzo en que harán doblete con Biznaga en el Let’s Festival, en otro ritual de demencia o barbarie. O quizás sería mejor decir demencia Y barbarie…