Año 2001. Tras un par de experiencias en el festival de Benicàssim (la del famoso temporal de 1997 y la de 1999), a mis amigos Jordi Sans y Albert Alcoz (quizás os suene porque escribe también aquí en Indie Lovers) y a un servidor nos llama la atención un nuevo festival de música que se va a hacer en julio en Esporles, un pequeño pueblo de la Serra de Tramuntana de Mallorca. Y ya no es sólo porque se llame como una canción de los Pixies, sino que el Isladencanta quiere hacerse un nombre entre la incipiente escena de festivales que se está desarrollando en todo el Estado en esos años a partir de un cartel para quitar el hipo: Jon Spencer Blues Explosion, Stereolab, Goldfrapp, Hefner, Phoenix, Gorky’s Zygotic Mynci, David Holmes, Six By Seven, Le Hammond Inferno, Thievery Corporation, Madjuana… y también nombres de la escena estatal como La Buena Vida, Sr. Chinarro, Niños Mutantes, Cecilia Ann, Ángel Molina… por aquél entonces servidor escribe en la revista Rocksound (posteriormente reconvertida en Rockzone), y le propone al redactor jefe, Jordi Meya, ir a cubrir el festival para hacer la crónica del evento. Una vez confirmada la acreditación, ya no hay vuelta atrás. ¡Nos vamos a Mallorca!

Unas semanas antes del primer Isladencanta de la historia, Meya me encarga otra tarea. En el festival va a tocar también una joven banda de Nueva York que todavía no tiene disco pero que está empezando a crear bastante ruido en la siempre desconcertante prensa inglesa: The Strokes. Mi misión será entrevistarles, pensando en el disco de debut que van a sacar en septiembre. No tengo ni idea de quién son ni he escuchado una sola canción suya, internet todavía es un prototipo de lo que será años más tarde y la información sobre ellos es nula y, por supuesto, no existen Spotify, Youtube ni nada que se le parezca. Es decir, voy completamente a ciegas para entrevistar a unos músicos que no sé ni qué cara hacen, a los que no he podido escuchar, y cuyo único sello de calidad es el que le otorga la caprichosa prensa británica, especializada en crear hypes para luego hacer explotar el globo. La cosa pinta bien…
Poco antes de viajar hacia Mallorca, Jordi Meya sale al rescate y recupera un par de artículos sobre esos desconocidos Strokes en revistas que llegan a la redacción de Rocksound: si no recuerdo mal, uno del NME y otro del Melody Maker. Como no voy a poder pasar por allí antes de irme de viaje, me los envía a la redacción de COM Ràdio donde trabajo… POR FAX! Sí, amiguit@s, eso que ahora, en tiempos de PDFs, Wetransfer o Google Drive, suena a prehistórico me va a permitir plantarme en Esporles con un mínimo de información para poder hacer una entrevista con algo de fundamento para presentarle al público estatal a esta nueva sensación neoyorquina a la que no hacen ni caso en su tierra pero que ha enamorado a los británicos.

Tras dos días intensos de conciertos, flirteos con nuestras vecinas de tienda, dormir terriblemente mal en un trozo de tierra al que tienen las narices de llamar ‘camping’ (el año siguiente, ya en Magaluf, pasó exactamente lo mismo, y tiempo después supimos que diversos hoteles se habían querellado contra el promotor del festival por impagos, en uno de los diversos casos de presuntas estafas de dicho personaje y su familia), ducharnos en la piscina del pueblo porque, evidentemente, donde dormimos no hay agua, y fantásticas sesiones de DJs que pinchan northern soul en dicha piscina, llega el domingo 8 de julio de 2001. El día que servidor está esperando desde que llegamos porque toca Jon Spencer, pero en el que antes habrá que cumplir con la tarea asignada: entrevistar a los dichosos Strokes. Accedo al backstage donde se me ha dicho que haremos la entrevista, y hay un par o tres compañer@s de prensa más (mi memoria me falla en ese detalle. Han pasado 22 años…), también esperando a los neoyorquinos. Sin ser en absoluto conscientes, estamos a punto de ser los primeros periodistas estatales que vamos a entrevistar a los Strokes, poco antes de disfrutar su primer concierto en todo el Estado, antes de que explote todo y llegue el éxito universal de Julian Casablancas y compañía. A veces la historia te pasa por encima sin que sepas verla…
Pasan unos minutos de la hora fijada, y ando medio despistado mirando aquí y allí o repasando notas en la libreta que llevo encima. De repente, noto como mi cuerpo se eleva del suelo y aterriza como un saco de patatas sobre el hombro de alguien que llega riendo y gritando. Es Albert Hammond Jr., bromista y gamberro, que me sujeta mientras la mitad de mi cuerpo cuelga sobre su espalda y la otra mitad sobre su pecho, como si fuera un cadáver al que enterrar en el cementerio que hay detrás del escenario, ubicado en el campo de fútbol. Detrás suyo, mucho más tranquilo e introvertido, viene también Nikolai Fraiture, el bajista franco-ruso que más tarde descubriré que había tocado también en mis admirados The Mooney Suzuki. Ellos dos serán los interlocutores en esta entrevista entre velas y luces ténues, agradable y distendida, en la que Albert toma el protagonismo y que hubiera podido ser mejor en otras circunstancias pero que también habría podido ser peor teniendo en cuenta el dificultoso contexto previo (mis disculpas a J.P. Bowersock por rebautizarlo; cosa de acentos cerrados y el proto-internet de aquél lejano 2001…).
Tras nuestro encuentro, disfrutamos del concierto en el escenario secundario de la carpa y nos enamoramos al momento del sonido de esos 5 jovenzuelos veinteañeros que tocan con rabia, velocidad y frescura las canciones del enorme debut que publicarán unas semanas después, ‘Is This It’ (“…los Strokes me dejaron con las ganas de oir su disco, con esa mezcla de guitarras a lo Ramones y melodías a lo Smiths“, escribiría mi yo también veinteañero en la crónica que hice del festival). Por supuesto, en cuanto llego de vuelta a Barcelona le pido a Jordi Meya que me guarde el disco para hacer la reseña que saldrá publicada en el número de septiembre, a pocos días de que se publique… y también poco antes de que unos tarados causen el terror el 11-S en Nueva York, lo que provocará problemas con la salida del álbum por la canción ‘New York City Cops’ en que se meten con los polis neoyorquinos (que, tras los atentados, eran considerados héroes, igual que los bomberos). Finalmente, la canción será sustituída por otra más nueva, ‘When It Started’.
Con todo, la copia de ‘Is This It’ que nos llega a la redacción y que aún conservo es la original, con el tracklist previo a los atentados, incluyendo ‘New York City Cops’. Un disco que se engancha rápidamente, reformulando sonidos de 3 décadas antes: “...el notable debut de una banda que, no nos engañemos, se mueve en los parámetros del pop y el rock de toda la vida, aunque la producción de Gordon Raphael nos pueda llevar a pensar en la Velvet Underground, Stiff Little Fingers, Buzzcocks, The Jam o, por qué no, Blondie (…) para bien o para mal, van a ser tratados de manera injusta. Porque es injusto que la prensa inglesa los haya inflado como si fueran la octava maravilla mundial, cuando no lo son (claro que al lado de Travis, Coldplay o Stereophonics las guitarras de los Strokes les parecerán de lo más punk). Pero también es injusto que se les infravalore con prejuicios por ese enfoque de banda para ‘beautiful people’ (…) la fuerza de las canciones de los Strokes está en sus melodías, frescas, directas y con ese toque de lirismo agridulce digno de los mismísimos Smiths (…) al acabar el disco tienes ganas de volver a escucharlo, y eso sólo puede ser buena señal”. Y, para la vergüenza que uno puede llegar a sentir cuando relee textos de 20 años atrás, la verdad es que suscribo casi al 100% las palabras que escribí en su día.
Al año siguiente, el Isladencanta cambió a Magaluf, continuó siendo un puto caos a nivel organizativo y la zona de acampada fue igual de lamentable que el primer año (aguanté una noche antes de irme a un hotel), pero pudimos disfrutar también de un cartel más que notable y mucho más orientado al numeroso público inglés que masificó lo que un año antes había sido un festival en familia y con público estatal (sobretodo local o los que vinimos de Barcelona, fuera en avión o con el ‘Love Boat’ que montó la organización): Oasis, The Charlatans, Mercury Rev, Ladytron, 2 Many DJs, The Soundtrack Of Our Lives, Sidonie, Mastretta, Fangoria, Siamiss DJs… y otra banda joven con un altísimo cantante que nos enamoró y que seguirían un camino similar al de los Strokes, regalándonos también un frenético primer concierto estatal: The Libertines. Pero esa ya sería otra historia…
