La escena del rock va mucho más allá de los músicos. En un concierto se juntan artistas de muchos tipos. Desde los que puedan estar entre el público, a técnicos de sonido o de iluminación y, por supuesto, los encargados de inmortalizar para siempre jamás las imágenes del espectáculo: los fotógrafos. Hablar de fotografía musical en la escena estatal es hablar de Xavi Mercadé (Barcelona, 1967). Algunas cifras pueden dar la idea de su transcendencia, impacto y/o influencia: 37 años fotografiando conciertos, 14.000 shows inmortalizados, y un archivo de cerca de un millón de instantáneas. Empezó en la escena punk barcelonesa en los 80, ha fotografiado a los grandes de la historia del rock, el pop o la escena independiente, y un tal Bruce Springsteen pidió que se encargara de fotografiar el concierto de The River Tour en el Camp Nou de Barcelona que se distribuiría después para la prensa de todo el mundo. Empezó en el mundo de los fanzines y sus fotografías han ilustrado las principales revistas musicales, y tambén libros o discos. Es uno de los fundadores de la revista ‘Enderrock‘, donde actualmente ejerce de Jefe de Fotografía.
Estos días se ha inaugurado la exposición ‘Rock Viu‘, que recoge una selección de 300 fotografías de conciertos de Xavi Mercadé. Se puede ver de manera gratuita en los jardines y en las cocheras del Palau Robert de Barcelona hasta el 29 de agosto. Una muestra más que recomendable para repasar la historia del rock de las últimas 4 décadas en nuestras tierras. Seas melóman@, curios@, amante de la historia o de la fotografía, no te la deberías perder…

INDIE LOVERS: ¿Cómo estás Xavi? ¿Qué tal estos primeros días de exposición?
XAVI MERCADÉ: Muy bien. Muy satisfecho de la respuesta del público y de la prensa, y de que vuelva el rock’n’ roll, ni que sea con un papel pequeño en una exposición rememorativa.
Y más después de un año en que el rock’n’roll se ha quedado prácticamente en las catacumbas…
Sí, a pocos conciertos de rock he ido este año. He ido a muchos, la verdad, pero no de rock, o heavy, o punk. Ahora se están empezando a programar cosas.
Primero de todo, por si algún despistado todavía no sabe quién es Xavi Mercadé: ¿cómo empezaste en el mundo de la fotografía hace un montón de años?
Empecé en el año 1984. Estaba haciendo fanzines, y para tener material propio cogí la cámara de la familia y empecé a hacer fotos en los conciertos a los que iba. En el Zeleste de calle Platería o en el Necronomicón, o en salas pequeñas que había a principios de los 80. Poco a poco me acabó interesando más el tema y empecé a estudiar fotografía en l’Escola de Mitjans Audiovisuals. Y de ahí hasta convertirlo en una pasión, en un vicio, y tomar conciencia del papel de cronista visual de los conciertos. A finales de los 80 y principios de los 90 ya me llamaban medios para preguntar: “¿has ido a este concierto? ¿Tienes fotos?“. Y me di cuenta de que quizás valía la pena ir a todas partes con la cámara.

¿Tienes calculados cuántos conciertos y cuántas fotos puedes tener?
Son más de 14.000 conciertos. Llevo un Excel donde voy apuntándolos cada medio año, y me sale esta cifra.
¿Y tienes recuerdos de todos o va quedando difuso? Porque a mi me pasa: voy a tantos conciertos que llega un momento que pienso “¿a este grupo le he visto? ¿Estuve en el bolo de tal festival…?”
A veces queda difuso. A veces me preguntan si tengo fotos de tal grupo, y tengo que buscarlo. Y a lo mejor sorprendentemente sí, porque una tarde de un Primavera Sound pasé por delante del escenario y tiré 4 fotos. Pero la memoria no da para tanto.
¿Y cómo te lo has hecho para seleccionar estas 300 fotos que pueden verse en la exposición teniendo un archivo tan bestia?
Esto empezó cuando salió la idea de hacer el nº 300 de Enderrock, y ya hice una miniencuesta a través de Facebook e Instagram a ver qué opinaba la gente que tenía que ir. Hay unas cuantas fotos que considero icónicas que también están aquí. A partir de aquí, ir buscando, ir completando, tapando agujeros, y me quedé con unas 1.000 fotos. Y de estas 1.000 ya lo más doloroso fue empezar a descartar.
Yo no tengo ni un 0’000001% de tu experiencia y conocimiento, pero he hecho fotos de algunos conciertos a nivel completamente amateur y autodidacta, y el proceso este que dices en que se te quedan algunas fotos fuera de la criba acaba siendo realmente doloroso, ¿verdad?
¡Acaba siendo doloroso! Los últimos días de preparar la exposición queríamos hacer un montaje en plan pósters y no se pudo hacer por tema presupuestario y logístico. Y tuve que eliminar 20 fotos más de las que tenían que ir. Suerte que hay la pantalla, que es donde aparece todo, pero duele a última hora decir: “ésta sí, ésta no“, y además con diferentes criterios: es una exposición organizada por Enderrock y tiene que haber material de grupos catalanes, criterio de antigüedad… de todo. De todo lo que hago.

Precisamente una de las características de tu trayectoria es que es súper ecléctica. A nivel de grupos, de estilos, de tipos de concierto que vas a cubrir… no sé si el hecho de que una banda te guste más o menos influye a la hora de hacer mejores fotos, o si cambia la manera de afrontar el concierto…
No, no cambia. Le mantengo el mismo respeto a una banda que hace de telonero a un grupito en el Sidecar que a Coldplay. Evidentemente a Coldplay voy más nervioso, disparo más fotos, intento cuidarlo más… pero le doy la misma importancia que a un grupo pequeño que está empezando. Yo he hecho fotos a PJ Harvey tocando con John Parish con una banda que se llamaba Automatic Dlamini en el KGB con 20 personas. Y suerte que estaba yo porque alguien ha podido dar constancia de que existía esta banda. Ni la misma ‘Mojo’ cuando hicieron un especial PJ Harvey tenía fotos de este grupo.
Supongo que al final te acabas sintiendo un cronista como un Ramon Muntaner en la época dels Almogàvers…
Sí, bueno, y contar batallitas, como que vi a Thom Yorke con el pelo rubio y con melenas haciendo de teloneros de James. Da juego para esto. Son vivencias. Cada persona que va a un concierto es una vivencia. Para mi esto es multiplicado por cada noche.
Anécdotas debes tener millones. No sé si hay alguna en especial, más destacable, o que te haga gracia explicar…
Hay muchas: desde lo del concierto de Ramones, que estaba entre el público y uno de seguridad me quiso quitar la cámara. A partir de ahí un compañero le pegó un puñetazo, se armó un pogo a lo bestia y pude huir de ahí en medio como pude. O el manáger de Iggy Pop buscándome por toda la sala porque me había visto haciendo fotos. Esta también era la primera época, que iba de público pagándome mi entrada y por el gusto de hacer las fotos del concierto.

Claro, para la gente que esto le quede un poco ajeno, normalmente se establecen unas normas: lo típico de “fotos sólo en las tres primeras canciones” o similares…
Sí. “Tres primeras canciones sin flash” ya es una frase hecha, un tópico. En los últimos años el flash ya no se usa por una cuestión de que la sensibilidad de las cámaras ha aumentado muchísimo. Pero ha quedado lo de las 3 canciones. Y después hablas con las bandas y te dicen “¿ah, sí? ¿Os pusieron esta limitación? Por mi podéis estar todo el concierto“.
A veces no sé si hay la picardía aquella de estar en mitad del concierto y ver alguna imagen que dices “hostia, es que de esto tengo que hacer la foto“…
Eso es inevitable, pero inconfesable. Aquí hay algunos ejemplos en que me he querido saltar la norma porque es una exposición de autor, y son fotos de las que me siento muy satisfecho, como la de Madonna. A lo mejor algún día la ven sus abogados y me empuran. Pero esperemos que no, y esperemos que Madonna entienda que era una foto para exponer y para que la vea todo el mundo.

Y también hay el caso contrario, ¿no? Como con los Waterboys…
Sí, era una foto hecha entre el público. Le gustó a Mike Scott, su manager se puso en contacto conmigo y llegamos a un acuerdo inmediato, perfecto. Ellos tuvieron su foto, yo tuve lo que pedía, y me enviaron un paquete con la foto ampliada y firmada por toda la banda.
Supongo que eso debe ser una de las cosas más bonitas de la profesión: cuando ya estableces todas estas relaciones con los grupos.
Sí. Por ejemplo yo siempre he sido fan de La Banda Trapera Del Río, y ahora ver que está aquí Morfi Grei mirando mis fotos me emociona, me gusta.
Paseando por aquí por los jardines del Palau Robert leíamos lo que te pasó con Bruce Springsteen…
Sí, la promotora necesitaba un fotógrafo que supiera trabajar rápido y bien, y me lo dijeron a mí primero. Por mi encantado. Es una linea en el curriculum que vale la pena poner.
En ese momento debe impresionar, ¿no?
En ese momento impresiona, como también me impresionó mucho cuando tocaron los Foo Fighters en la Barts y fui el único fotógrafo que estaba acreditado.
Eso debe ser un subidón de sentir que se aprecia y se valora tu trabajo.
Se valora mi trabajo, y al día siguiente corriendo a comprar la prensa y ver mis fotos ahí reproducidas. Mola mucho.

Y otra de las cosas que leía en alguna de las fotos aquí expuestas: el trabajo de fotógrafo muchas veces va más allá de estar allí y disparar. A veces hay todo un trabajo previo de estudiar a la banda y el show que hace para prever lo que va a pasar y decir: “hostia, ojo, que en esta canción tengo que estar atento porque pasará esto o lo otro”
Sí. En muchos de estos conciertos grandes, si el grupo ha tocado antes en Madrid me pongo en contacto con algún fotógrafo de allí: “oye, ¿qué me recomiendas? ¿Cómo es el escenario? ¿Qué tal las luces?“. Y me contestan: “en el primer tema es todo muy suave, después aumenta, guarda las fotos para la tercera canción…“. Hay consejos de estos que nos vamos dando entre el gremio. Al menos conmigo hay muy buen rollo. Y sobre todo en Barcelona también. Y después también visualizar videos del Youtube. Aunque estén hechos con un móvil de estos que tanto odiamos. Pero si ayer empezó la gira de Depeche Mode, hoy ha videos colgados de Depeche Mode, y puedes ver cómo salen, cómo es el escenario, cuál es el mejor sitio para situarte, el mejor espacio, las luces… todo.
Supongo que con la experiencia vas ganando, pero un tema importante para un fotógrafo es saber anticiparse al momento, porque en un concierto todo sucede muy rápido.
Sí, todo va muy rápido. Y tengo una especial predilección por los saltos, que tampoco entiendo cómo los pillo tanto. Pero ves un movimiento en que las rodillas se doblan y digo “hostia, aquí va a haber un salto“. La mayoría de las veces no lo hay, pero cuando lo hay, lo pillo. Lo intento pillar siempre (risas).

Precisamente te quería preguntar por consejos para jóvenes fotógrafos que estén empezando, o para los que lo hacemos en plan autodidacta para la web… cuatro consejos básicos para hacer un buen seguimiento fotográfico de un concierto.
Primero, conocer al grupo. Aunque sea Isabel Pantoja, tener un poco de conocimiento de qué es lo que vas a ver. También algunas veces he ido a ciegas y me he sorprendido con bandas muy curiosas. Pero saber qué hacer, cómo están situadas las luces, jugar con ellas, saber buscar un buen contraluz que el cantante puede quedar bien iluminado y dar espectacularidad a la foto… también buscar lo que no tengan los demás. Si están todos apilados en un rincón, por alguna razón será. Pero quizás a lo mejor vale la pena cambiar el punto de vista, o sencillamente hacer la foto de todos los fotógrafos apelotonados en el rincón, que también es noticia, es curiosidad, y te sitúa la foto en un marco concreto donde se está haciendo el concierto. Y el consejo más importante: copias de seguridad. Antes teníamos negativos, teníamos formato físico. Ahora todo son bits. Un disco duro dura lo que dura, que nunca lo sabes. Yo tengo guardadas copias en DVDs y actualmente trabajo con dos discos duros y una nube. Pero esto es muy importante porque nuca sabes cuándo te va a fallar, si cuando formateas la tarjeta de la cámara aquellas fotos pueden desaparecer… y es que si desaparecen, desaparecen. No hay tu tía.
Ese paso de lo analógico a lo digital ¿cómo lo viviste?
Para mí fue una liberación. Tener que ir deprisa y corriendo cuando acababa el concierto a revelar el carrete en sitios donde lo hacían… también antes tenía un poco más de plazo de entrega. Ahora ya te piden inmediatez a pie de escenario. Y aparte, por el tema de espacio en casa, que el armario que tenía de negativos ya estaba a su límite. Ahora la inversión es en discos duros y antes tenías que ir corriendo a un Vips o a algún sitio a comprar un carrete de última hora porque te habías olvidado. Ahora con llevar alguna tarjeta de repuesto ya vas bien.
Y consejos a nivel técnico: ¿qué tipo de cámara, de lente, a qué velocidades o oberturas de diafragma hay que disparar…?
Yo recomiendo siempre objetivos que sean con diafragma f/2.8 mínimo. Estamos trabajando con condiciones de luz baja. Y una cámara que acepte bien la ISO alta, a partir de 1.600 y 3.200. A partir de aquí, es más el fotógrafo que la cámara, pero un buen equipo también ayuda siempre.
De todas estas 300 o incluso alguna otra que no haya entrado en la exposición, ¿Tienes alguna foto preferida? Sea por la composición, sea por la historia que hay detrás…
Hay muchas. Por ejemplo la de Love Of Lesbian me costó decidirme por ella, pero es que era ver la cara de la gente, y te llaman más la atención todas esas personas de alrededor que no el mismo Santi Balmes. Pero bueno, siempre lo he dicho: la mejor foto la haré mañana. Todo lo que voy aprendiendo concierto a concierto lo voy adaptando a la situación en que me encuentre. ¿El jueves tocan M-Clan? Pues intentaré que sean las mejores fotos que he hecho. Es una cuestión de ir adaptando todo, sobre todo los errores. Ser prudente también. No intentar ser el héroe del foso, con poses o subiéndote al escenario. Si no hay permiso del grupo, el escenario no lo toco, lo mismo que con camerinos. Si no hay un permiso directo no entro, y ni mucho menos hago fotos.

¿Se sigue aprendiendo después de casi 40 años de profesión?
Yo sigo aprendiendo. El sábado pasado me tiraron cacahuetes a la cabeza un grupo. Me siguen pasando cosas como ésta. Los Kongsmen, un grupo que iban disfrazados de mono y hacían surf y r’n’r de los 50. Tiraban plátanos y cacahuetes al público, y el guitarrista cogió todo un bol entero y me lo echó en la cabeza mientras le estaba haciendo fotos. Aprendes (risas) y te encuentras sorpresas que no te imaginabas muchas veces.
¿Y en algún momento te has aburrido o has dicho “ya está, hasta aquí“?
Bueno, hay conciertos más rollo cantautor que es una foto por la derecha, otra por la izquierda, y tampoco hay más. El señor tocando la guitarra y esperar a que, entre canción y canción, cambie la cejilla o afine la guitarra para sacar algo diferente, que no sea el cantante chupando el micro.
Y en cambio hay otros artistas que son súper fotogénicos. Veía una foto por aquí también de una de mis artistas preferidas a la que hacerle fotos, Koko-Jean Davis. Supongo que se agradece este tipo de artistas que te dan tantas imágenes.
Además es un amor de persona. Es alguien impresionante. Y es de las que sale al escenario a comérselo. A demostrar que ella está ahí, que aquél es su papel, y que usa todos los recursos que tiene para convencer canción a canción. En sus conciertos tengo que parar de vez en cuando porque digo: “hostia, es que no quiero tantas fotos, aunque me la quiero mucho“. Me gustan los concierto en que pasan cosas. Admiro mucho a Leonard Cohen, pero era un personaje estático. A pesar de esto, siempre hacía lo mismo de arrodillarse delante del guitarrista. Pero también me lo paso muy bien viendo a La Pegatina, que parece todo improvisado, y hay un guión perfecto en el que cada uno tiene su movimiento, su coreografía, cada canción es diferente, no sabes cómo va a acabar… bueno, sí que lo sabes, porque Rubén siempre se acaba lanzando al público de cabeza. O Joan Dausà, que también convierte sus conciertos en algo diferente en cada canción. O que el técnico de luces ayude a que haya este dinamismo en la actuación.

¡La importancia de los técnicos de luces! Que a veces no se le da importancia a eso…
Esto es brutal. Y hay salas a las que intento no ir, porque sé que las luces van a ser todo morados, contras, rojos, y tienes que esperar a que te pongan la luz que tú quieras para poder hacer la foto, no que esté pasando algo en el escenario. Hay un par o tres de ejemplos muy claros en Barcelona…
No hace falta citarlos, ¿no? (risas)
No hace falta citarlos. En cambio sí que quiero citar salas como Luz de Gas o Salamandra, que tienen un buen técnico, tienen buen equipo, no sales ciego porque todos sean contras y al grupo le veas silueteado en el escenario… en este caso, o en el Apolo, hay que agradecer el trabajo de los técnicos y de la sala. La gente paga por ver un concierto, aparte de escucharlo.
Antes hablábamos del paso del analógico al digital. No sé si en esto que estamos hablando, el paso de los focos de toda la vida a los LEDs ha perjudicado al tema de las fotos.
Sí, sobre todo cuando llegaron los LEDs baratos de China después de los Juegos Olímpicos. Llegaron unos LEDs que casi tienes que sincronizar la cámara con la velocidad del LED. Y en tres fotos que puedas hacer en un segundo te puede dar un resultado totalmente diferente. Bueno, es algo con lo que tienes que luchar, y disparar un docena más de fotos para poder captar este instante y poderlo después revelar bien.
¿Ráfagas sí o ráfagas no?
Ráfagas no.
Se lo he preguntado a varios fotógrafos y todos me decís lo mismo. ¿Por qué?
Porque si la primera está desenfocada, la decimonovena también lo estará. Y aparte, antes hablabas del tiempo que se necesitaba antes del concierto para preparármelo. Luego está el tiempo de después: de editar las fotos, de elegir la mejor. En una ráfaga que a veces no ha pasado nada, es mucho tiempo perdido después para algo que podía haber solucionado con una o dos fotos, o cambiando el ángulo o cambiando el encuadre.
Y a nivel de organización, antes lo decías: supongo que por carpetas de cada concierto…
Cada noche cuando llego del concierto lo primero que hago es descargar. Ya me puede estar esperando la familia para cenar o lo que sea que yo tengo que descargar la tarjeta. A la que puedo también editarlo lo antes posible. A veces me he dejado festivales que por acumulación de trabajo lo he tenido que editar después y da mucha pereza. Si al momento tienes el recuerdo fresco, sabes el momento que pasó esto, que el cantante de Helloween se acercó donde estabas… al cabo de tres días ni te acuerdas porque has ido a un festival, han pasado 20 conciertos más, y Helloween te parece antiguo.

Supongo que los artistas cada vez le dan más importancia al tema visual y de la fotografía, ¿no? No sé si antes era una cosa más anecdótica y ahora saben de la importancia que supone.
Bueno, la imagen vende. Y también por esto a veces te encuentras con Beyoncés o Rihannas que te ponen todos los impedimentos para que puedas estar cerca de ellas. Es decir, no estar en el foso, no me refiero a ir y abrazarla. Cuenta por un lado y cuenta por otro.
Y también imagino que hay artistas que son más conscientes de esta importancia y saben jugar más con el fotógafo, y con los que hay más complicidad…
Bueno, siempre está el ejemplo de Kiss. Todo el mundo que va a ver a Kiss sale con la foto que había soñado tener de Kiss: del tío con la lengua fuera, la púa en la lengua y mirándole a la cámara, porque es un ritual que hacen siempre. Ir mirando fotógrafo por fotógrafo, en plan “ya tienes la foto, ya puedes dejarme en paz” (risas). Durante esos 3 primeros temas el grupo está por ti, está por los fotógrafos. O si hay alguna cámara de video, está por la cámara de video. Pero están para hacer todas las posturas. Después queda todo el concierto para el público.
¿Y hay algún artista con el que hayas entablado una especial relación, que a priori fuera profesional y haya acabado siendo de amistad?
Por ejemplo lo que te comentaba de Morfi de La Banda Trapera Del Río. Sobre todo con muchas bandas locales hay buena sensación. Saben que no molesto, que intento ser discreto. Si le pido a Guille Milkyway de poder hacer un concierto desde el backstage o desde el escenario, no sólo me dice que sí sino que encantado de la vida y que muchísimas gracias por pedírselo. Te encuentras casos de estos maravillosos. O con Love Of Lesbian, o con Sidonie, que les pedí que vinieran a tocar aquí y lo hicieron gustosamente sólo por el placer de la amistad.
Al final el respeto uno se lo gana. Y es la clara demostración de por qué los artistas o el resto de fotógrafos hablan maravillas de Xavi Mercadé…
Sí, y es algo que, la verdad, me enorgullece mucho.
Muchas gracias por este rato, Xavi.
A vosotros por dedicarme este tiempo.
¡Sólo faltaría! ¡Y gracias también por ser fuente de inspiración para los que de manera autodidacta nos hemos metido en este mundo tan apasionante!
Yo lo he encontrado siempre apasionante. Lo que digo siempre: por lo que echan en la TV, prefiero estar en los conciertos. Y además me da dinamismo en la vida, y en el tema familiar (risas). Cada noche tengo algo que contar: “he estado en tal sitio, he visto tal grupo, nos han echado a la tercera canción, me he quedado porque el grupo me ha impactado…“
