Pigmy (Sala Almodobar, 9/11/19)

Pigmy (Foto: Rosa Cañizares)

Como orgullosa pratense que soy, me alegré enormemente cuando me enteré de la vuelta a los escenarios de mi paisano Pigmy, el alter ego de Willy Macià. Y qué mejor manera de apoyarlo que acudiendo a su concierto, y más teniendo en cuenta que él fue el primero que nos propuso pinchar como colectivo DJ Catástrofe en La Capsa del Prat. Bien conocido desde su etapa en la añorada banda de pop psicodélico Carrots (¿para cuando una reunión?), Pigmy debutó en solitario en 2007 con el álbum ‘Miniaturas’, en que derivó su sonido más hacia el folk preciosista.

Llegamos bien puntuales (cosa rara en mí) a la cita en la sala Almodobar al bolo que tenía lugar dentro del circuito ‘Acústics’. Tan puntuales que nos encontramos con la puerta cerrada. Unas cuantas personas esperaban junto a nosotros para poder acceder a la sala debido a un malentendido con la hora de inicio del concierto. Con un pelín de retraso apareció el protagonista de la noche con su joven banda al completo. Empezó el espectáculo con temas de sus dos primeros álbumes, mezcladas con algún tema de su futuro LP ‘Manifestación’ (título muy adecuado para los tiempos que corren), el cual está previsto que se lance en febrero del 2020. En estas canciones se mezclaban preciosas melodías pop que te transportaban a días soleados en prados llenos de flores con nuevos sonidos a los que hasta podríamos llamar medievales, debido al uso, a veces abusivo, de flautas renacentistas. También se podía comprobar la gran influencia de los Beatles en sus muy pop líneas de bajo.

Pero el punto fuerte de Pigmy, dejando de lado su cariño por las melodías, son sus letras, que en algunos de los casos pueden verse como fábulas modernas, inspiradas en la naturaleza. Por eso me pareció un muy buen punto a favor que se tomara la molestia, entre tema y tema, de explicar algunas de sus fuentes de inspiración o, directamente, de qué tratan algunas de sus letras. Gracias a eso pudimos saber cosas como que la canción que daba nombre a su segundo LP, ‘Hamsterdam’, en la que el ratón Tomás veía canciones por todo su alrededor sin poder encontrar la suya propia, está inspirada en él mismo (aunque también confesó, entre risas,  que se parecía sospechosamente al argumento del libro ‘El perfume’); y también que la respuesta a esa canción fue precisamente el primer single de su nuevo álbum, ‘Mi canción’, en que creía que había conseguido dar, por fin, con lo que él consideraba su canción perfecta, dando por finalizado el círculo.

También estrenó un tema nuevo llamado ‘Almendros en flor’, cuya letra había sido finalizada esa misma semana y en la que se pudo ver la cara de susto de su banda, que no tenían nada claro si estaban preparados para tocarlo en directo (pero lo resolvieron con solvencia). El directo finalizó con unos bises por todo lo alto y con la canción que confesaron que era su preferida para tocar en directo, ‘El gato y el ratón’, y con la que su público disfrutó igual o más que ellos. Así acabamos el concierto, con ganas de que llegue febrero y poder disfrutar de los nuevos temas de Pigmy. Posiblemente uno de los mejores trovadores del siglo XXI. ¡Larga vida a Pigmy!

Escrito por

Informática en un mundo de hombres; amante de la buena gastronomía en tiempos de fast-food; melómana en tiempos de trap y reggaetón. Soy festivalera desde 2006, y he ido a festivales por todo el Estado y parte del extranjero. Arcade Fire, Yeah, Yeah, Yeahs, Libertines, Queens Of The Stone Age, Delorean, La Casa Azul... dicen las malas lenguas que te canto de pe a pa la canción que quieras con sólo escuchar dos segundos (como hacía a los 3 años cuando sonaba 'La Isla Bonita'), pero seguro que exageran. Dame un escenario de karaoke y te la lío parda. El paraíso existe, y está en una sala de conciertos.

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