En plena vorágine festivalera, necesitábamos bajar a la tierra a reencontrar la fe. Volver a creer en la música en directo con dimensiones humanas y en alguien que no necesite disfraces ni postureos porque no hay mejor vestido que la autenticidad y un buen lapo en el escenario. En alguien que crea en el amor por la gente pero que nos anime a morder a los que no tienen respeto por los demás. En una defensora de la paz dispuesta declarar la guerra a los que quieren poner en peligro las causas justas. En una persona admirable se mire por donde se mire, con todas sus virtudes e incoherencias. En la madre del punk y sacerdotisa del esputo, mrs. Patti Smith.
Llevábamos dos años de espera y cancelaciones de este concierto por la maldita pandemia, y Patti salió ante más de 3.000 personas con sonrisa de oreja a oreja y la ilusión de la niña que nunca ha dejado de ser. Camiseta blanca, chaleco negro y americana que iba a durar bien poco, en una tórrida noche de casi verano. Dispuesta a profanar el palacio que corona esos Jardins de Pedralbes que un día alojaron a reyes y más adelante a un bastardo dictador fascista que ojalá hubiera muerto 1000 veces con todo el sufrimiento que pueda existir, y luego 1000 veces más. Entre Cayetanos que no pintaban nada allí y que, posiblemente, ni supieran quién es esta adorable mujer de 75 años y espíritu guerrero adolescente. Acompañada del gran e inseparable Lenny Kaye (guitarra), Jay Dee Daugherty (batería), Tony Shanahan (bajista y teclados) y su hijo Jackson Frederick Smith (guitarra), empezó a rodar con ‘Redondo Beach’ y ese ‘Grateful’ con el que agradecer a la gente allí reunida, antes de la primera de las muchas versiones que cayeron durante la velada: el ‘Wicked Messenger’ de su amigo Bob Dylan.

La noche había empezado al ralentí, y se fue calentando poco a poco. Tras la deliciosa ‘Dancing Barefoot’, continuó el reparto de tributos y memorias, en este caso para conmemorar los 25 años de la muerte de Allen Ginsberg. Patti recitó ‘Footnote To Howl’, con toda esa colección de cosas sagradas que van desde el alma, la piel o la nariz, a la lengua, la polla, la mano o el agujero del culo. Sagrados Kerouac, Burroughs, Lucien o Cassady y demás locos místicos, como nosotr@s mism@s esta noche. L@s que no decimos nada o l@s que gritamos con rabia que queremos dinero gratis, en uno de los clímax de la noche. Free Money! Free Money! Y ya de paso, que les rebanen la lengua a todos esos cretinos de detrás y les corten la manos a los cretinos de delante que ven el concierto a través de una pantalla porque ya no saben disfrutar el momento en carne y hueso, tan necesitad@s de atención, aprobación y ‘likes’. Pobres infelices…
Entre carreteras pavimentadas en oro y pasando bajo cruces sureñas llegamos al momento de descanso de mrs. Patti Smith, con voz intacta pero necesitada de un poco de respiro… pero mientras ella se retiraba, la banda aprovechó para descargar energía con el ‘Stone Free’ de Jimi Hendrix cantada por Tony y una apoteósica versión del ‘I Wanna Be Your Dog’ de tito Iggy y los Stooges, en voz de Lenny y con Patti bailando en un costado del escenario, ya dispuesta a atacar la parte final de la ceremonia: dedicatoria en el que hubiera sido su cumpleaños a Tupac Shakur en la canción dedicada a Jack Sparrow, la bella ‘Nine’, y nuevo cover de Dylan (la también preciosa ‘One Too Many Mornings‘), antes de la traca final.

La noche pertenece a los amantes, y hay unos cuantos alrededor; y las canciones pertenecen a la gente dispuesta a hacérselas suyas. El amor y la música son el banquete en el que nos alimentamos y Patti no para de rellenar nuestros platos sin fondo mientras le pedimos más. Meamos en el río, hipnotizad@s, y esperando un retorno que nunca ocurrirá y alcanzamos la Gloria con sólo tres notas y mortales pecados ajenos. Acelera. Acelera. Un poco más. Aquí viene. Está preciosa y voy a hacerla mía. Y su nombre es… “ding-dong-ding-dong-ding-dong…!“. Patti casi sin aire, falso adiós, estruendo con el repicar de centenares de pies en el suelo, y vuelven. Claro que vuelven. Porque el poder es de la gente, y nos lo recuerda. Y nos pide que luchemos, que salgamos a la calle, que volvamos a conectar, que luchemos por nuestra libertad, aquí y ahora, que ataquemos a las corporaciones, y si me hubiera pedido quemar el Palau de Pedralbes, lo hubiera hecho encantado. Contra la opulencia, barbarie. Contra el poder, fuego. Contra el control, tiremos el móvil al río. Y quien esté grabando el concierto, que vaya justo detrás.
Y el final, pues mejor que nos lo enseñe Jackson con el video desde el escenario y la sonrisa eterna de mamá punk, Nuestra Señora Sagrada de la Rabia Sin Fin.
Setlist:
- Redondo Beach
- Grateful
- Wicked Messenger (cover de Bob Dylan)
- Dancing Barefoot
- Footnote To Howl (recitado del texto de Allen Ginsberg)
- Don’t Say Nothing
- Free Money
- My Blakean Year
- Beneath the Southern Cross
(Patti descansa)
- Stone Free (cover de Jimi Hendrix)
- I Wanna Be Your Dog (cover de The Stooges)
(Patti vuelve)
- Nine
- One Too Many Mornings (cover de Bob Dylan)
- Because The Night
- Pissing In A River
- Gloria: In Excelsis Deo
Bis:
- People Have The Power