Muere Little Richard, gigante del rock’n’roll

Little Richard

Ser negro, bisexual, y tocar aquella música estridente y salvaje bautizada como rock’n’roll no debía de ser fácil en los Estados Unidos de los años 50. Y eso queda perfectamente reflejado en ‘Oooh, my soul!, La explosiva historia de Little Richard. Una de mis biografías musicales preferidas de todas las (muchas) que he leído o visto, y que publicó traducida al castellano en 2008 Penniman Records (el sello de los fantásticos The Excitements, y cuyo nombre es un homenaje al artista, de nombre original Richard Wayne Penniman). Un libro que vuelve a la actualidad hoy 9 de mayo de 2020. Uno de los años más convulsos que recuerdo. El día en el que ha muerto Little Richard.

Así lo ha confirmado esta tarde la revista Rolling Stone, después de hablar con uno de sus hijos, Danny Jones Penniman. Little Richard ha fallecido a los 87 años “por causas desconocidas” a la hora de escribir este artículo. ‘El Melocotón de Georgia’ fue una de las personalidades más excéntricas, histriónicas y escandalosas de la historia del rock, y eso es mucho decir. Un personaje con un talento proporcional a su ego (se consideraba el arquitecto del rock’n’roll, o el predicador del rock’n’roll, rhytm’n’blues y el soul), y que pasó de tocar la música del diablo a convertirse en ferviente defensor de la palabra de Dios. Una vida turbulenta y llena de escándalos y adicciones para hacer crecer aún más el mito.

Little Richard

Little Richard fue pionero del rock’n’roll, uno de los causantes originales de la explosión de la cultura pop, y como alguien escribió una vez, “su voz apabullante era auténtico soul, sus trajes de lentejuelas eran una antesala del glam y su actitud ya podía haber sido definida como punk“, 20 años antes de que existiera oficialmente. Por algo Elvis decía de él que era el más grande, Otis Redding lo describía como su inspirador, James Brown lo consideraba su ídolo o Bob Dylan ha lamentado su muerte diciendo que era la luz que le guió y le inspiró a hacer todo lo que ha hecho. Por algo los Beatles fueron sus teloneros, o Jimi Hendrix tocó en su banda (aunque su relación fue tumultuosa, porque a mr. Richard no le gustaba que alguien desviara el foco de atención en el escenario, ni tampoco la impuntualidad de Hendrix. Y parece ser que también hubo algún conflicto sexual por ahí en medio…).

En lo estrictamente musical, su grandeza quedaría reflejada sólo con una retahíla de títulos conocidos y bailados universalmente: ‘Tutti Frutti’, ‘Long Tall Sally’, ‘Slippin’ And Slidin”, ‘The Girl Can’t Help It’, ‘Keep-A-Knockin’, ‘Lucille’, ‘Good Golly Miss Molly’, ‘Oooh, My Soul!’, ‘Baby Face’, ‘She’s Got It’, ‘Hey, Hey, Hey, Hey’, ‘Rip It Up’… además de adaptar otros estándards del rock’n’roll. Con un arsenal de canciones como esas, y con lo salvaje de sus directos (sólo hay que ver documentales como aquél fantástico ‘Keep On Rockin’‘ que pudo verse años atrás en el festival In-Edit), era imposible que no se hiciera un merecido sitio en el olimpo del rock. Little Richard: pionero, arquitecto, lascivo, salvaje, ególatra, místico, o simplemente, encantador tarado… muchísimas gracias por todo. Estas lágrimas van por ti.

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Rarito como un tema de Sonic Youth; me excito con el ‘Psycho’ de los Sonics; si me cabreo, Pistols, RATM, Sandré, riot grrrls o Los Punsetes; me ponen igual soul, r’n’b, ye-yé, garaje, punk, r’n’r, indie o brit-pop. De mayor quiero ser Patti Smith, Iggy o John Waters. Ateo hasta que conocí a PJ HARVEY. Fui negro en otra vida… y hago el impostor como periodista musical y deportivo en radio, TV, webs y revistas varias.

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