Desde 1995 el Minifestival se ha convertido en un clásico de una cierta manera de entender el indie barcelonés. Iniciado por Xavi Guillaumes y Carles Lafuente, ambos al mando del extinto fanzine “Miracles for Sale”, la historia del festival ha tenido momentos que perduran, caso del paso de Bettie Serveert, Luke Haines, Comet Gain o unos Trash Can Sinatras que en 2004 celebraron un casi legendario concierto ya entrada la madrugada.
Volviendo al presente, Xavi y Carles han extendido el festival a un asunto de familia, pero la esencia no ha cambiado. Un cartel interesante en su combinación local y foránea, precios razonables y un emplazamiento idóneo. El único pero fueron los problemas de sonido: prácticamente todos los inicios de los conciertos tuvieron algún micrófono que fallaba o bases pregrabadas que no entraban. Consecuencia de un cartel abundante y nada imposible de solucionar, pero que es necesario reseñar.
VIERNES 25


El viernes 25 el cartel fue plenamente local y empezó con una Lea Leone que presentaba sus primeras canciones sola con guitarra. Sin banda quizás pierdan un punto de la brillantez del estudio, pero sin dejar de mostrar sentimiento y cierta mala uva, caso de una inédita donde reclama que un pueblo extremeño sin cafetería se acabe uniendo a Portugal.
Seguían Ran Ran Ran, presentando su último “Clàssics Populars”, donde ahondan en su sonido y particular visión costumbrista del pop, de manera que cuando aparecieron temas anteriores como la magnífica ‘Dormies (Despertes)’ o ‘Quan Davalla L’Estiu’ todo seguía fluyendo igual de bien. Tanto las canciones como el caballo de peluche que postraron sobre el escenario.

Poco puedo añadir a la admiración que Pararrayos despiertan en esta casa. Para el abajo firmante fue mi primer concierto suyo, comprobando que Laura tiene una de las voces más interesantes del pop local actual. Sobre su repertorio, decir que fue prácticamente idéntico (quizás menos extenso) que el presentado semanas atrás junto a Kokoshca, de manera que no pierdan la oportunidad de verles.

Cerraron el día Amor Butano, en un concierto que brindó parte de la brillantez de sus primeros sencillos, desde su EP “Benimaclet” hasta la reciente ‘Alicia’, pasando por su particular relectura de la ‘Loba’ de Shakira. Los problemas de sonido les afectaron algo más que al resto, de manera que fueron de menos a más, acabando en una diversión sincera pero con la sensación que sus mejores directos todavía están por venir.
SÁBADO 26

El inicio del sábado fue para LaSol, y las sensaciones fueron las mismas que al cierre de la noche anterior. Lasol tiene canciones y un natural sentido del espectáculo que le lleva a dejar las bases cantando si hace falta o a poner un bailarín en el escenario, pero queda la sensación que su sitio es cerrar clubes de madrugada con un público más propicio.

Y es que el público venía más por alguien como Cassie Ramone. La ex-Vivian Girls fue directa al grano: Se sentó en el bafle, cogió la guitarra y se ventiló 40 minutos de concierto sin apenas mediar palabra, solo para promocionar las manualidades que vendía en su stand. Su concierto tomó como base “The Time Has Come”, su disco de 2014, con ‘I’m a Freak’ o ‘Song of Love’ como puntos álgidos junto a una intimista revisión del ramoniano ‘Do you Wanna Dance?’. Sin parar, sin fallar y con buena voz.

Los neoyorquinos Bubble Tea and Cigarrettes practican un indie aparentemente intimista y cálido, con ecos muy evidentes de otros adictos a la nicotina como Cigarrettes After Sex. De estos casi calcan el sonido pero le restan el romanticismo “old school” añadiendo una fresca patina de inocencia, pulsión juvenil (lo que cuesta dejar de fumar) e incluso referencias culinarias, caso de un tema inédito dedicado al pollo frito de las 2 de la mañana u otro dedicado a los sitios de empanadas de Nueva York. No vivirían mal en Barcelona, ciertamente. De nuevo los problemas de sonido les causaron algún estrago en sus bases, pero parecen grupo para rato.

Con Thalia Zedek y Chris Brokaw se vivió intensidad de la vieja escuela, casi de redención para una audiencia que había ido fielmente a reverenciarlos . En un concierto que visitó a Come con energía, caso de una férrea ‘German Song’ que cerró los pre-bises, mostraron un sano regreso a una manera de entender el rock alternativo de raíz estadounidense que parecía haber quedado olvidado. Para quienes les hemos seguido más de lejos fue igualmente correoso.

El cierre correspondía a Interrogación Amor, preparándose para un nuevo disco del que presentaron su enérgico nuevo sencillo, ‘Nada’ además del inédito, ‘Una Manera Perfecta de Morir’, que acompañaron a visitas a su debut, “Vomito y Mariposas”. Un concierto iniciado en balaclavas y acabado en un baile constante, aunque con las canciones nuevas girando más a las guitarras, más cercanas a esa ‘There Is Light That Never Goes Out’ de la que Javier Sanz, su cantante, tiene tatuada la letra en su piel. Como el Minifestival, Sanz sabe cual es su indie y como quiere hacerlo.