Martes de doses y unos. Solsticio de invierno. La noche mas larga del año, aunque nos las quieran robar con pretextos pandémicos. Pero no hemos venido a llorar las miserias de tiempos ultravíricos, sino a celebrar la llegada de la luz y del invierno. Quién nos lo iba a decir. A partir de mañana los días le comerán terreno a la noche, y el solsticio de verano estará más cerca, y ese es suficiente motivo para celebrar un ritual pagano de vanguardia sonora entre paredes de clásica tradición: la espectacular Sala Oval del Museu Nacional d’Art de Catalunya se pone hoy al servicio de Maria Arnal i Marcel Bagés, acólitos y devotos que hemos venido a dejarnos iluminar en estos días de oscuridad tenebrosa, en el cierre del Festival Clàssics.

La ceremonia empieza entre brumas, entre las que se cuelan las sombras de Marcel y David Soler primero; Marta y Helena después (Tarta Relena), vestidas como elegantes y luminosas diosas griegas de la mano de Pau Aulí; y finamente María, sacerdotisa en blanco impuro destapado y labios de carmín intenso, entre aplausos entregados desde el minuto -1. Y empieza el homenaje al ‘Cant De La Sibil·la’ en 4 versiones, empezando con la clásica contemporánea clamorosa que ya hemos contemplado y disfrutado varias veces este año. Esa con Maria, Marta y Helena como triángulo vocal bizarro, en una de las imágenes más icónicas que nos deja este 2021. Pero esta noche le añaden fotografías a nuestra memoria con un coro adicional de inquietantes rostros tapados. Bajo los velos se esconden amigos y familiares, o también la gracienca Mariona Sagarra, Sibil·la de l’església del Pi. Y hoy también caerán Sibil·les latinas con el sello de Jordi Savall y Montserrat Figueras (y con el cor de tubs del órgano del MNAC), versiones al estilo voces búlgaras, o incluso una catártica final para conseguir el trance de la mejor de las formas: bailando como poses@s.

Tras los tarantos de Lole y Manuel, el clamor continúa entre incendios que arden por dentro en finales sin melancolía, y nuevos comienzos milagrosos llenos de verde esperanza. Maria, Marta y Helena no paran de dar vueltas por el escenario rectangular de diferentes niveles, dirigiéndose al público que lo rodea por los 4 costados. A ell@s apela ‘La Gent’, ese canto al alboroto y la revolución de Brossa que cada vez que escuchamos en directo suena más agitado y provocador que la anterior. La sala se tiñe de rojo por la sangre derramada y los muchísimos más de 45 cerebros y un corazón que dejaron de pensar, sentir y latir por culpa de fascismos, populismos y terrorismos tristemente renacidos hoy en día en boca de mediocres y miserables de americana y corbata sin ningún tipo de rubor ni escrúpulos, con el beneplácito de los medios de incomunicación. Para hacer frente a toda esa oscuridad, nada como cantarle ‘A La Vida’ a guitarrazos y coleccionar ‘Sís’ en tiempos de ‘Nos’ como hizo en su día Ovidi.

La velada se desboca entre lluvias de meteóritos heridos o bellas versiones a piano de Arca, en otro cócktail de modernidad vestida de clásico. El órgano cedido por Albert Blancafort le guiña el ojo a la electrónica que escupe el portátil de Marcel. Venturosas locuras para dejarnos a las puertas del clímax: Maria i Marcel hoy han decidido venir a rondarnos de rojo y con piano. Magia negra entre sus manos para hacernos volar a las esferas y lanzarnos caballos desbocados con el morro en llamas en la pieza final: entramos en la hiperutopía para huir de la distopía, y todas las cosas que no sé explicar explotan en una rave descomunal de electrónica agresiva e incontrolada, mientras en el escenario un montón de figuras blancas sin rostro entran en trance y exorcizan demonios y restricciones con movimientos desbocados sin filtro ni censura, y la Diosa del juego alocado ríe, salta y llama al desorden. Al público le cuesta liberarse de las cadenas, pero al final se suma a la orgía de descontrol, divorciándose de las sillas y alzando brazos o muletas. Sería un gran momento para plantarle cara al Gran Hermano, salir a quemarlo todo y ver nuestras caras brillar, pero lamentablemente el embrujo se acaba, y las revelaciones se tornan ovación.

Allí afuera hay virus que mutan y le hacen fintas a vacunas, mientras los que llevan los látigos nos inoculan mensajes de miedo. En el templo de luz que le ha podido a la bruma, durante algo más de una hora nos hemos inyectado una dosis de vida, dispuestos a revelarnos contra los que nos quieren en casa, atados y miedosos. Son tiempos de apocalipsis y hay quien profetiza el fin de los días, pero me quedo con las Sibil·les que cantan al fin de este mundo como inicio de otro mejor. Muteu tant com vulgueu, Maria, Marcel i companyia, que continuarem invocant-vos perquè ens encomaneu la vostra follia.

Setlist:
- Cant De La Sibil·la (feat. Holly Herndon)
- Taranto Del Hombre (cover de Lole y Manuel)
- Tras De Ti
- Milagro
- Cant De La Sibil·la Llatina (versió de Jordi Savall i Montserrat Figueras)
- La Gent
- 45 Cerebros Y Un Corazón
- A La Vida
- Glissando + Meteorit Ferit
- Cant De La Sibil·la III (modo voces búlgaras)
- Anoche (cover de Arca)
- Ventura
- Tú Que Vienes A Rondarme
- Hiperutopía
- Cant de la Sibil·la IV