En el pasado festival In-Edit, pudimos ver el documental ‘Meet Me In The Bathroom’ que explicaba la explosión de la escena independiente de Nueva York de principios de siglo, con bandas como los Strokes, Yeah Yeah Yeahs, Moldy Peaches, LCD Soundsystem, The Rapture… o Interpol. Mucho han cambiado las cosas desde entonces para aquellos jovencillos imberbes, y tras una trayectoria de un cuarto de siglo, los neoyorquinos volvían a la sala Razzmatazz de Barcelona, ciudad en la que se compuso parcialmente su último disco, ‘The Other Side Of Make-Believe’ (2022). Y es que el guitarra y compositor Daniel Kessler hace 7 años que vive en la ciudad (según explicaba al programa ‘Independents’ de Icat FM, le encantan las gambas de Palamós y las anchoas de L’Escala; llamadale tonto…), y el álbum se escribió durante la pandemia y a distancia.

La noche empezó con el dúo de Brooklyn Water From Your Eyes. O lo que es lo mismo, Rachel Brown (también en Thanks For Coming) y Nate Amos (This Is Lorelei), que perpetraron un ejercicio de terrorismo sonoro ruidista y caótico triangulado entre la voz de Rachel, la guitarra de Nate y bases programadas con ritmos endiablados. Auténtica artillería entre el noise más experimental, el cyberpunk abrasivo o incluso con momentos bailables y de pop melódico. Una amalgama de ritmos disonantes para oídos exigentes pero que logró captar la atención de un público que poco a poco fue llenando la sala.


Y no deja de ser sorprendente (y meritorio) que Interpol agotaran entradas en Barcelona, teniendo en cuenta que habían tocado en la ciudad tan sólo 8 meses atrás en el Primavera Sound 2022 (en el Parc del Fòrum, pero tambén en la sala Apolo). Un síntoma, seguramente, de que los neoyorquinos han sabido labrar una carrera dilatada (y también irregular, todo sea dicho) y que va más allá del hype que se creó en la Gran Manzana a principios de siglo. El setlist del concierto en Razzmatazz fue una especie de demostración reivindicativa de toda esa carrera, más allá de su último disco (del que sólo interpretaron 4 canciones).
Al ritmo de la canción que abre ese último trabajo, ‘Toni’, salieron puntuales a escena Paul Banks (voz y guitarra), Daniel Kessler (guitarra), Sam Fogarino (batería), Brandon Curtis (teclados) y Brad Truax (bajo). Banks lo hizo escondido tras unas gafas oscuras de policía macarra y, como es habitual, no estuvo demasiado comunicativo. Todo lo contrario que un Kessler elegante y enérgico que empezó en el teclado antes de coger la guitarra para atacar el primer arreón del show, con las clásicas ‘Evil’ y ‘Cmere’. Dos décadas después, las canciones de ‘Antics’ han envejecido de maravilla y siguen teniendo el mismo poder cautivador que cuando las escuchamos por primera vez.

El bloque central del show fue el más coral y asambleario, cuando empalmaron canciones de 6 discos distintos: ‘Narc’ (de ‘Antics’), ‘Lights’ (de ‘Interpol’), la preciosa ‘Pioneer To The Falls’ (del infravalorado ‘Our Love To Admire’), ‘Obstacle 1’ (del debut ‘Turn On The Bright Lights’), ‘Fables’ (de ‘The Other Side Of Make-Believe’) y ‘My Desire’ (de ‘El Pintor’). Tras la celebrada ‘Rest My Chemistry’, cayó ‘If You Really Love Nothing’ (de ‘Marauder’) para completar esa macedonia de los 7 álbums de Interpol, que quedaron plenamente representados en el setlist. Estábamos a las puertas de la fiesta final…

Los punteos cristalinos de un Daniel que no paraba de moverse nos llevaron de crucero (‘Take You On A Cruise’) mientras Paul imploraba que no intentemos encontrarle. Las luces se volvieron rojas y negras para meternos en el momento ‘Turn On The Bright Lights’: las guitarras cortantes y los ritmos de oscuridad post-punk de ‘Roland’ nos hicieron recordar las eternas comparaciones con Joy Division. ‘The New’ nos sumió en una hipnosis introspectiva que mutó hacia afuera con el clímax de guitarra. Y con ‘PDA’ la chica rubia de delante que llevaba canciones dando botes poseída por los ritmos nocturnos se volvió loca mientras todos cantábamos “Sleep tight, grim rite!”. Tras 1 hora y 20 minutos se fueron, pero faltaban los bises, claro…

La vida se convirtió en vino en ‘Nº 1 In Threesome’ mientras el bajo de Brad nos perforaba el alma. Sam estaba desbocado a la batería y por momentos se aceleraba más que el resto, y en ‘Not Even Jail’ el resto del mundo ya no importaba mientras tocábamos una guitarra imaginaria apuntando al suelo con nuestros ojos cerrados. ‘Slow Hands’ fue la explosión final de una sala entregada y en comunión con una banda que tira de un pasado glorioso para sentirse viva en el presente. Solvencia contrastada para continuar dando buenos shows un cuarto de siglo después, en un mundo apocalíptico del que podrían seguir siendo una banda sonora perfectamente válida.

Setlist:
- Toni
- Evil
- C’mere
- Into The Night
- Narc
- Lights
- Pioneer To The Falls
- Obstacle 1
- Fables
- My Desire
- Rest My Chemistry
- If You Really Love Nothing
- Passenger
- Take You On A Cruise
- Roland
- The New
- PDA
Bis:
- Nº 1 In Threesome
- Not Even Jail
- Slow Hands