El mítico Gambeat Weekend celebraba el 10º aniversario con una edición con doble sede: la sala Paral·lel 62 (antigua sala Barts) y el habitual templo de la sala Upload del Poble Espanyol. No acabó de salir muy bien el invento, con los problemas de sonido del primer día que provocaron un coitus interruptus en lo que estaba siendo un gran concierto de los Undertones en la primera de las salas citadas. Y aunque el gafe continuó al día siguiente con la cancelación de última hora de los Bad Nerves, este festival tiene una magia especial y está hecho con tanto amor y pasión que, a pesar de los obstáculos, no decayeron el buen rollo y las ganas de diversión. Y algo muy importante: el cartelón con bandas que te sorprenden, las conozcas previamente o no, te hace olvidar las decepciones previas. Pero vayamos por partes, que diría Jeffrey Dahmer…
Jueves 15 (Paral·lel 62)

Al llegar a Paral·lel 62, el aniversario se hacía visible con un fanzine gratuito que te entregaban en la entrada (“hemos conseguido celebrar el X aniversario sorteando toda clase de adversidades: pandemias mundiales, estafadores de la industria, caídas a mismo y distinto nivel, y resacas de kilo…”), o una exposición de fotografías de estos 10 años, con imágenes de conciertos como los Morlocks, Shannon And The Clams o Amyl & The Sniffers, a los que trajeron en 2018 antes que casi nadie supiera de su existencia. Abrieron el fuego unos clásicos de la escena barcelonesa de los últimos años, Pantocrator, con la parte masculina de la formación cambiada (‘No Te Puto Pilles’ y tal, como bromearon Marta y Marina antes de su gran hit…) y la incorporación de Miguel a la guitarra y Edu a la batería. Sonaron clásicos del repertorio de la banda como ‘El Gobierno De China’, ‘Putas De Internet’ o ‘El Ministerio De Las Básicas’ o canciones de su disco de este año (‘Sálvame’) como ‘Teléfono De Aludidos’, ‘Polígrafo’ o ‘Publicidad (Estado De Malestar’), y acabaron con la habitual versión de ‘Nada Fue Un Error’.

Continuó una banda con vínculos en la Upload, en la Vila de Gràcia y en el CE Europa, Los Retrovisores, con su habitual ‘sonido Joanic’: 11 miembros con un cuarteto de vientos, guitarras, bajo, teclados, batería, pandereta y la voz de Victor ‘Retros’, uno de los responsables de la impagable sala Upload. El suyo fue un set con mucho de soul, algo de garaje y Bruno Lomas o Los Flechazos pasando por nuestra cabeza. Imposible no bailar con temazos como ‘Mentiras’, ‘Pedir Perdón’, ‘Ahora Sé Que Serás Mi Amor’… y eso es lo que hizo la gente que a esas horas ya llenaba la sala, con muchos polos Fred Perry y ropa sixties en las primeras filas. El suyo fue el show más redondo de la noche, teniendo en cuenta lo que iba a pasar después…

…y es que teníamos muchísimas ganas de ver al fin a los históricos The Undertones, clásicos del punk de los 70 que hacía 15 años que no tocaban en Barcelona, cuando les vimos en el BAM de 2007. Y como suele pasar en estos casos de bandas clásicas, uno lo afrontaba con una mezcla de ilusión y miedo de cuál sería el estado de forma de la banda de Derry. Pero las dudas se disiparon rápido: desde hace muchos años ya sin el cantante original Feargal Sharkey, Paul McLoone se erigió como un frontman sólido y con una actitud irreprochable, y la banda se marcó unos 25 minutos iniciales frenéticos, ya con unos cuantos punks con cresta en el frente; empezando con el clásico ‘You’ve Got My Number (Why Don’t You Use It)’, y con otros imperdibles de la banda de Irlanda del Norte como ‘Jimmy Jimmy’ o ‘Family Entertainment’. Todo estaba saliendo a pedir de boca… hasta que cayó el sonido de la sala. Sólo aguantó el sonido de los monitores de la banda, que siguió tocando una canción y media antes de darse cuenta que desde el público no escuchábamos nada. A partir de aquí, media hora de espera con los técnicos de sonido intentando solucionar el problema mientras la banda hacía jams con clásicos del rock, y gente que empezó a enfadarse. Algunos se fueron, reclamando que les devolvieran el dinero, hubo un amago de problema solucionado en que hicieron un esperadísimo ‘Teenage Kicks’ que no se escuchó bien, y cuando voló alguna cerveza hacia el escenario para cabreo de McLoone, se volvieron a ir para el camerino (esto les pasa en los 70 en Gran Bretaña y la cosa habría podido acabar realmente mal). Aproximadamente un cuarto de hora después, pudieron volver a salir a completar el show, pero mucha gente ya se había ido, el sonido no fue tan potente ni pulcro como antes de la incidencia, y sólo el entusiasmo y la paciencia de la banda y de los que nos quedamos salvó un tramo final en el que cayeron otros éxitos como ‘Here Comes The Summer’, ‘Male Model’, ‘My Perfect Cousin’ o una de mis preferidas, ‘Girls Don’t Like It’. Lo pasamos bien, pero nos quedó un sabor agridulce con uno de los conciertos más esperados de este Gambeat.
Viernes 16

La maldición continuó al día siguiente: en el metro, de camino a la Upload, vimos por redes que la banda que más ganas teníamos de ver ese viernes, Bad Nerves, no había podido llegar a Barcelona por culpa de la huelga de Ryanair. Después de cagarnos en la compañía más miserable de la aviación mundial, llegamos con ganas de quitarnos de encima el mal sabor de boca, y Los Malinches empezaron a conseguirlo con su mezcla de garaje y cumbia psicodélica. Justo después llegó el flechazo. Admito que no había oído hablar antes de Oh! Gunquit, pero ya esa misma mañana al escucharlos por primera vez me capturaron por completo. Y el directo de los londinenses fue una sacudida a las entrañas, y uno de los conciertos más divertidos que recuerdo en mucho tiempo. Por lo musical, un petardazo de ritmos imparables e imposibles de no bailar como un poseso: garaje, rhytm’n’blues, psychobilly, rock’n’roll, surf… guitarras frenéticas, saxos y trompetas diabólicos, ritmos explosivos… y, claro, la increíble actitud y presencia escénica de la súper sexy Tina ‘Bopperoni’ Swasey, poniendo la sala patas arriba. Increíble el momento hula-hop mientras tocaba la trompeta a todo tren, o cuando bajó con el látigo de 7 puntas a fustigarnos y ser fustigada (y sí, mi culo fue el primero en recibir y me encantó). Todo esto, entre pelotas de playa yendo arriba y abajo, el enorme inflable de la gamba presidiendo el escenario, el crowdsurfing de unas cuantas chicas del público, la multitud bailando como locos con enormes sonrisas en la cara, el saxofonista bajando entre el público a marcarse un solo desbocado, gente del público subiendo a tocar las maracas, y una sensación generalizada de despiporre y celebración de la vida. Joder, en momentos como éste uno se siente VIVO y eufórico. Y recordé con añoranza aquellos miércoles dorados del A Wamba en Sidecar, bailando ritmos primarios como estos. No hay suficientes palabras de agradecimiento para la gente del Gambeat por descubrinos a joyas como esta y regalarnos momentos así, de vida en mayúsculas…

Tras el enorme subidón que supuso este terremoto sonoro, cogimos algo de aire antes de que saliera otro plato fuerte de la noche: Futuro Terror. Les tenía muchas ganas a los alicantinos porque, salvo que mi castigada memoria no me engañe, no recuerdo haberles visto antes en directo. Y justo la memoria le falló en algún momento con las letras al vocalista José Pazos. Pero a pesar de eso y de algún problema con los pedales, se marcaron un bolazo trepidante, con canciones coreadas con devoción por una multitud que rebotaba entre sí en pogos que dejaron moratones en la piel y bienestar en el alma: ‘Mañana’, ‘Precipicio’, ‘Insectos’, ‘Urgentes’… con Óscar tocando la batería en calzoncillos, y la gamba que salió a dar botes en el escenario y lanzarse al público enloquecido, entre el que había componentes de Mujeres, Sandré, Vulk, Zephyr Bones, Rombo…

En el escenario Las Grecas Stage, con un calor infernal y un olor a humanidad cargadito cargadito, llegamos a los instantes finales de Rolando Bruno, con un set de cumbia bailable con canciones sobre supermercados chinos o su amigo Mohammed que es el rey del falafel. Los conciertos de esta segunda noche acabaron con los locales Prison Affair, que se marcaron un repertorio de punk anfetamínico que provocó más crowdsurfing, pogos y moratones.
Sábado 17

La jornada del sábado empezó pronto, a primera hora de la tarde con el Picnic Beat protagonizado por las Tiburona y The Parrots. Pedazo de aperitivo antes de lo que quedaba por delante: abrieron la velada en la sala Upload los Triptides, banda originaria de Bloomington (Indiana) pero con base en Los Angeles. Su neopsicodelia les ha hecho ser visibles en esta ola de nuevos grupos que reivindican con nostalgia esos sonidos de los 60’s con base pop-psicodelicos. Después Les Lullies dieron buen ejemplo de rock’n’roll, punk y muchos saltos y desbordante energía . La banda de Montpellier tiene mucha relación con la escena punk y garaje de BCN, por proximidad y porque su primer disco fue editado aquí por Meteoro Records.

Entre camisas de raso sixties de paramecios, pantalones elegantes de pata de gallo y botines negros vimos en el escenario a los británicos Big Boss Man, prueba de que el sonido groove instrumental aún levanta pasiones. Banda liderada por Nasser Bouzida, percusionista y teclista, que ofrece un directo entre el sonido retro Hammond, percusiones y dosis de fuzz funk. El trío italiano de psych garage Bee Bee Sea terminó la velada del último día del Gambeat en el escenario desgranando frenéticamente sus temas de 3 minutos de riffs trepidantes con cambios bruscos de tempo, coros melódicos, registros graves y agudos en los estribillos de unos temas que animaron a hacer algun que otro surfeo entre los presentes! Larga vida al Gambeat!

Texto: Ignasi Trapero i Martínez / Meritxell Rosell