Abróchense los cinturones. Bienvenidos a un viaje intergaláctico por otras dimensiones. Nos reciben primero Sound Of Ceres, desde Fort Collins, Colorado. El chamán reptiliano Ryan Hover introduce con voces graves de serie de ciencia ficción de los 50 la experiencia sonora que vamos a vivir colectivamente. Pop ensoñador de teclados, discreta guitarra en segundo plano, y la voz y presencia de Karen Hover, una suerte de Thom Yorke en versión femenina escuálida y robótica. Cantando en la penumbra, un láser proyecta formas geométricas que Karen hace explotar con su mano y su voz, mientras Ryan le ilumina la cara con una linterna de lado. El telón negro de fondo se ve asaltado por decenas de luces blancas en forma de estrellas. La vida se ralentiza, y todo flota en el aire, empezando por rutinas y preocupaciones que salen huyendo por el techo a cámara lenta. Adiós, bonitas, adiós, y no volváis nunca más. Lo bello, si breve, dos veces bello, y ya tenemos el alma a punto para una nueva sesión de hipnosis con Victoria Legrand y Alex Scally, y sus canciones de cuna del espacio exterior…

Acompañados también a la batería por James Barone, el hombre que otorga fuerza física a los sonidos etéreos del dúo, Victoria y Alex nos iluminan desde la penumbra. Todo en ellos es un juego de contradicciones que no viene a ser más que un espejo de nosotros mismos. Luces y sombras. Pureza y artificio. Fragilidad y violencia. Belleza áspera. Atmósferas de falsa facilidad y denso contenido. Sensibilidad no apta para todos los públicos. Empezar con ‘Levitation’ y acabar con ‘Dive’, porqué Beach House nos llevan a cielos inalcanzables y nos sumergen en mares de confusión. Pura vida. La que sentimos, absortos y boquiabiertos, conectados a la energía que emana del teclado de Victoria, la frontwoman sin rostro, porqué ella exhibe oscuro talento y no una cara bonita. O las cuerdas de Alex, siempre en segundo plano físico y en primerísimo plano sónico. El salvajismo domesticado de ‘Wild’ o la triple P nos llevan hasta oscuras primaveras para meternos en ‘7’. El número de la suerte para algunos, y supongo que no hay mayor fortuna que nuestro presente y nuestra ubicación. Razzmatazz, cuántas veces habremos venido a ti buscando ese ritual de lo nada habitual. ‘Lazuli’ despierta ‘ooooohhhssss’ en un público contemplativo donde las cabezas oscilan por fuera y las mentes lo hacen por dentro. Las canciones se relevan unas a otras sin grandes sobresaltos, y ‘Depression Cherry’ adquiere más protagonismo del esperado. ‘Space Song’ provoca un ligero terremoto emocional, y la sorpresa es ese salto al pasado más remoto con ‘Heart Of Chambers’. ‘Take Care’ es la primera y penúltima concesión al sueño adolescente, y ‘Lemon Glow’ remata el primer asalto de una hora y 20 minutos con inusitada virulencia.

Tras el ritual anodino de las palmas y los 3 o 4 minutos de rigor, el trío vuelve para regalarnos esa preciosa homilía amorosa de aires catedralicios que es ‘Real Love’. “There’s something wrong with our hearts, when they beat pure, they stand apart”. Y aunque ya no sepamos si eso del amor real es ficción o leyenda mística, es de las pocas cosas en las que mantenemos una cierta fe. Ni que sea por espíritu de supervivencia, o por puro masoquismo ingenuo. ‘Dive’ lo hace saltar todo por los aires, entre ritmos fieros y luces espasmódicas, y la pregunta vuelve a nuestras cabezas: si hasta la delicadeza acaba en furor, ¿dónde acaba la apariencia y dónde empieza la realidad? Seguramente, el límite lo pongas tú.

Tracklist:
- Levitation
- Wild
- PPP
- Dark Spring
- The Traveller
- Lazuli
- Woo
- Myth
- Black Car
- Sparks
- Drunk In L.A.
- Space Song
- Heart Of Chambers
- Girl Of The Year
- Take Care
- Lemon Glow
Bis:
- Real Love
- Dive