Primer día de Primavera Sound propiamente dicho, aunque cuarto de conciertos en Barcelona… y debut personal este año. Tal vez sea cuestión de edad o de experiencia -prefiero esto último-, pero los cinco días non stop del año pasado me dejaron tan ko que este 2018 me lo estoy tomando con mucha más calma. Calidad ante cantidad y eso es lo que me propuse ayer en una noche en la que Nick Cave entró directo al particular paseo de la fama del Primavera Sound con uno de esos conciertos que por si solas bien valdrían el precio de un abono. ¡Qué maravilla!
Pero eso fue sobre la medianoche del jueves. Antes, conciertos y artistas para todos los gustos en un Parc del Fórum que se vio respetado, y de qué manera, por el buen tiempo. Ni rastro de la lluvia que durante días amenazaba el debut oficial del Primavera Sound. Mr. Lee Fields se marcó el que será, probablemente, el concierto con más alma del festival. Quedan dos días enteros de conciertos, pero nos atrevemos a avanzar que éste será uno de esos inesperados show que te roban el alma. Si décadas atrás le llamaban ‘el pequeño James Brown’ es por esa elegancia soul para cantarle al amor (o al desamor) y esa descarga de funk arrollador y buenrollista que nos hizo bailar, sonreír, cantar, gritar y hasta creernos sus versos de que “we can make the world better if we come together“. Y todo bajo el fantástico sol de Barcelona para ir haciendo boca. La jornada se presentaba larga…
En plena insolación de felicidad, nos fuimos a cambiar totalmente de tercio con The Twilight Sad. Repescados a última hora para cubrir la baja de Alex Lahey, los escoceses ofrecieron un concierto oscuro y emotivo de atmósferas de electricidad sombría. Su cantante James Graham se mostró emocionadísimo y muy conectado con el público, y el clímax fue la versión del ‘Keep Yourself Warm’ de Frightened Rabbit, como homenaje al que fue su cantante, Scott Hutchinson, fallecido hace 3 semanas con tan sólo 37 años.
El carrusel emocional y estilístico que es cada año el Primavera Sound continuó con unos históricos que parecen estar teniendo por fin el reconocimiento popular, a raíz de su disco con Franz Ferdinand. Pero los norteamericanos Sparks llevan más de 4 décadas en esto de la música, y ayer hicieron una exhibición de sus composiciones de opera-rock cabaretera. Ataviados en chaquetas rosas, la banda de los extravagantes hermanos Mael volvió loca a la entregadísima audiencia, y la comunión musical se culminó con esa foto con todo el público de fondo, asegurando que se la habían pasado en grande y que el show había superado sus expectativas.

El primer plato fuerte del festival llegó cuando faltaban diez minutos para las 21h. Los estadounidense The War on Drugs saltaban al escenario con un setlist perfecto para el atardecer que caía sobre el recinto. Suaves, pero con un rock y unas guitarras que apenas necesitan que nadie les canté por encima. No faltaron los temas de su último disco, A deeper understanding, que catapultaron a los de Philadelphia y que todavía no había llegado a España. Una hora de disfrute tranquilo, perfecto para prepararse para uno de los shows más esperados de este año: Björk.
La islandesa juega en otro Liga. Lo suyo va más allá de la música como demostró con un concierto delicado, tenue y lleno de sutilezas. Utopia fue el disco que más aguantó el despliegue artístico de la menuda Björk, difícil de ver en uno de los escenarios principales del Primavera Sound. Primeras filas nuestra obsesión, que reza la canción. Desde la lejanía, la obra de la cantante pierde matices. Se impone llegar con tiempo más que suficiente para no perderse detalles, sino se corre el riesgo de perder el hilo y quedarse a media. Me pasó. Lo reconozco. No así con Nick Cave, omnipresente y abrumador desde cualquiera de los puntos cardinales del escenario. Lo suyo también es de otra Liga. Incluso, de otro planeta. Sin palabras. Hay que verlo para entender de qué se trata.

Entre tanta exaltación y cabeza de cartel llegó el tiempo de bajar de revoluciones. Momento perfecto para disfrutar del envolvente ambiente que generan Oso Leone. Escenario pequeño, poca gente y un momento de relax. Después, Chvrches. Los escoceses eran una de mis apuestas personales de este año y, aunque me gustaron, tengo que reconocer que esperaba mucho más de ellos. En la memoria tenía el concierto de hace unos años en el Primavera Sound, aunque en uno de los escenarios secundarios y no en el principal. La voz de ella, pero sobretodo la inmensidad del escenario y un setlist regular, hicieron que el concierto resultas algo desangelado. Y cuando se pasa de la una de la madrugada se necesitan conciertos de esos que son capaces de mantener despierto unas cuantas horas más. Veremos hoy…

TEXTO: LAURA RAMOS / IGNASI TRAPERO