Si no me he descontado, ésta era la novena vez que veía a PJ Harvey en concierto (al margen de recitales poéticos o la grabación del último disco), y tercera de esta gira, tras la apoteósica actuación en el Primavera Sound 2016 y la más cercana del Obihall de Florencia que te explicamos en esta web. Y aún sin el efecto sorpresa, la británica mantiene intacta su capacidad de generar novedad y fascinación, la veas por primera o por vigésima ocasión. Seas uno de esos niños que la esperaban nerviosos acompañados de sus padres, o seas el mismísimo Lee Ranaldo de Sonic Youth contemplando a la musa del rock en el Poble Espanyol (y si no era él, tiene un doble clavado en Barcelona estos días). Porque son tantos los matices, los registros y los giros de guión y de trayectoria que ha dado Polly Jean en su carrera que es capaz de emocionar por igual a primerizos que a los que llevamos siguiéndola desde hace más de dos décadas.
El show tenía componentes que lo hacían diferente: para empezar, PJ Harvey visitaba Barcelona fuera de un festival por primera vez en los últimos 20 años (lejanísimo queda ya aquél bolo en Razzmatazz presentando ‘Is This Desire?’, cuando cantaba a sus fantasmas internos y desamores). Y el concierto se celebraba sólo 6 días después de los terribles atentados de Barcelona y Cambrils, hecho que se tradujo en minuciosos controles en la puerta de acceso al recinto. El habitual toque fúnebre de esta gira de letras politizadas de sangre y acidez punzante parecía adecuarse a las circunstancias, pero lo cierto es que las 3.000 personas que, según datos oficiales, asistieron al evento venían con ganas de recuperar normalidades y olvidar crudas realidades. Y no hay mejor receta para eso que la música.

El show empieza las 20:45h, y no tardamos en darnos cuenta de que estamos ante una cita de la Champions del rock: el inicio del concierto es el habitual en la gira, con Polly y su superbanda de 9 musicazos completamente vestidos de negro y entrando en fila por el lateral, con timbales y vientos, para encarar 3 canciones del último álbum: ‘Chain Of Keys’, ‘The Ministry Of Defence’ y la enganchosa ‘The Community Of Hope’. La grata sorpresa para servidor son los muchos cambios en el repertorio respecto a los dos conciertos previos de la gira a los que había ido: canciones recuperadas de discos anteriores, como ‘Shame’, ‘Dear Darkness’, ‘White Chalk’, ‘In The Dark Places’… y en las que PJ completa una exhibición de registros vocales absolutamente increíble, jugando con agudos imposibles y graves que parecen salidos de otra boca diferente. Acompañada por su saxo (lamentablemente, sigue sin coger la guitarra en toda la gira), se mueve, se retuerce, gira, y mira con una exagerada expresividad propia del teatro de la hipérbole o del cine de las grandes divas como Bette Davis o Gloria Swanson. La Harvey llena el escenario con su enorme carisma y una presencia escénica fruto de casi 3 décadas de recorrerse el mundo ganándose a golpe de talento el cetro de reina del rock que nadie le puede discutir.
Por si fuera poco con la intensidad escénica de la diva y la musical que nos regalan John Parish, Mick Harvey, Alain Johannes, Kenrick Rowe, Jean-Marc Butty, James Johnston, Terry Edwards, Enrico Gabrielli y Alessandro Stefana, otro actor aparece para darle más épica a la velada: la lluvia. Fina, refrescante y fugaz, pero perfecta para regar las palabras de ‘The Words That Maketh Murder’ o ‘The Glorious Land’. La traca final sí que se repite, pero menuda traca: ‘The Wheel’ y ‘The Ministry Of Social Affairs’ dan paso al momento de clímax para los más nostálgicos, con el tridente de clásicos que encabeza la explosiva ’50 Ft. Queenie’, continuada por ‘Down By The Water’, y rematada por ‘To Bring You My Love’. Con todas nuestras cabezas de vuelta a los años 90, PJ Harvey nos devuelve al presente con un ‘River Anacostia’ que cierra el set de una hora y 25 minutos… antes de volver con los bises. Y vuelven a ser distintos: en vez de ‘Working For The Man’ y ‘Is This Desire?’ salen a jugar con la reciente ‘Near The Memorials To Vietnam And Lincoln’, y con otra de las joyitas de ‘Let England Shake’ como es ‘The Last Living Rose’. En nuestros sueños más húmedos la vemos volviendo a salir ella sola con la guitarra para atacar ‘Rid Of Me’… pero eso ocurre sólo en nuestra imaginación, ante la desesperación de alguna fan que se sube a la valla reclamando más (y, de paso, un setlist).
Han pasado ya 20 años desde aquella primera vez que vi a PJ Harvey, y desde entonces he asistido a centenares de conciertos de decenas de artistas. Y tengo la certeza de que no hay otra figura del rock en este intervalo de tiempo que esté ya, por pleno derecho, a la altura de los grandes clásicos de la historia de la música. Probablemente no somos conscientes todavía del enorme privilegio que es haberla podido disfrutar todo este tiempo, ni tampoco de todo lo que aún puede llegar a ofrecernos. Este mundo de mierda y terror que nos ha tocado vivir necesita de más voces como la suya para meter dedos en la llaga que destapen las vergüenzas de los miserables que nos gobiernan. Esos que hacen equilibrios entre repugnantes fotos propagandísticas y los billetes manchados de sangre de las dictaduras a las que apoyan.
Setlist:
- Chain Of Keys
- The Ministry Of Defence
- The Community Of Hope
- Shame
- All And Everyone
- Let England Shake
- The Words That Maketh Murder
- The Glorius Land
- The Devil
- Dear Darkness
- White Chalk
- In The Dark Places
- The Wheel
- The Ministry Of Social Affairs
- 50 Ft. Queenie
- Down By The Water
- To Bring You My Love
- River Anacostia
- Near The Memorials To Vietnam And Lincoln*
- The Last Living Rose*
*Bises