Los Planetas (Apolo, 24/10/18)

Cuando has visto tantísimas veces a Los Planetas, cuesta explicar un concierto suyo y no caer en la repetición. Que si la banda sonora de nuestras putas vidas, que si la voz de toda una generación, que si la expresión sonora de todas nuestras miserias, que si la mayor colección de himnos de la historia del pop estatal, que si un karaoke de cuarentones… y ha llegado un punto en que han alcanzado una fiabilidad que ya no sucede como antaño, que no sabías cómo sonarían. Suenan de maravilla, nos sabemos sus letras de pe a pa, y la emoción llega de la incerteza por saber qué temas tocarán de su amplio abanico de joyas pop para perdedores. Porque sí, lo asumimos: cantamos sus canciones desde el fondo de nuestras vísceras porque todos nos hemos sentido identificados con ellas en uno u otro momento de nuestras vidas, y hemos acabado regodeándonos en nuestras derrotas emocionales. Debe ser la hostia sentirse triunfador en estos temas, pero no es nuestro caso. Así que mejor cantarlo, porque quien canta, su mal espanta.

Este concierto especial por los 75 años del Apolo (y 25 del primero de Los Planetas en la sala) agotó las entradas en pocas horas, y a pesar de ser su quinto bolo en Barcelona y alrededores en el último año y medio (y falta el del Auditori del 10 de noviembre), la sala estaba abarrotada. Tras el interesante ejercicio sónico de los también granadinos Unidad Y Armonía, Los Planetas salieron puntualísimos, a la 22:00h, con el ya habitual inicio con ‘Islamabad’ (pero esta vez, sin Yung Beef). Como vienen haciendo en los últimos tiempos, empezaron más atmosféricos para ir llevando el show hacia terrenos más pop, descargando sin prisa pero sin pausa muchas de las canciones impregnadas en nuestras almas heridas. ‘Señora De Las Alturas’, ‘Santos Que Yo Te Pinté’, ‘Corrientes Circulares En El Tiempo’ se combinaron en esta parte inicial con canciones de su último disco, ese ‘Zona Temporalmente Autónoma’ que entregaban en la entrada a los que tuvieron que comprar el pack entero porqué habían volado las entradas simples (maniobra de márqueting por imposición cuanto menos discutible; aún suerte que era la edición con DVD…). Justo después de dos de nuestras canciones favoritas del disco, ‘Espíritu Olímpico’ y ‘Hierro Y Níquel’, Jota se acercó a decirle algo al oído a Floren, y a partir de ese momento el setlist previsto saltó por los aires…

“Cuantas veces lo intenté y no sirvió de nada. De un millón de formas lo intenté y no sirvió de nada…“. La piel de nuestros brazos se vuelve aviar y los pelos se erizan con el frágil punteo de ‘Parte De Lo Que Me Debes’, mientras nos miramos y nos prometemos a nosotros mismos que no volveremos a ser tan estúpidos como tantas otras veces. “Un día amanecerá, cuando menos lo esperabas, y del suelo nacerá una preciosa mañana“. La esperanza es verde y nos subimos al ‘Toxicosmos’ para llegar a un éxtasis abstracto de cruda poesía lisérgica. La Apología alucinógena en Apolo continúa con ‘Prueba Esto’ y ‘Nuevas Sensaciones’, que suena fresca como el primer día y nos lleva a tiempos de experimentaciones, descubrimientos e ilusas expectativas sobre una vida mejor.

El homenaje a los Pixies de ‘Ijtihad’ nos abre la puerta a la traca final. La explosión pop de ‘Un Buen Día’ da paso a la intro de solo de batería más orgásmica de la historia de la música de este país, donde Éric Jiménez vuelve a descargar toda la rabia vital y todos nos hacemos nuestra una historia de amor que no era tal (ay, Floren, Floren…). Poco nos importan los plagios cuando ‘Segundo Premio’ se ha convertido, por méritos propios, en uno de los himnos indiscutibles de los granadinos, y una enorme canción con entidad propia (excuse moi, monsieur Daho). Cantamos ‘Pesadilla En El Parque De Atracciones’ como tantas otras veces, pero sin la misma rabia, porque el presente invita a ello. Y también a imaginarnos incendios y alegrías que nos hacen saltar por los aires, gritar y cantar como si no hubiera mañana. ¿A quién le importa el mañana, o incluso que tras hora y media del tirón no hagan ni un mísero bis, si podemos mirarnos y decir al unísono “De Viaje!!” cuando empiezan a rugir las guitarras y el fuzz de la primera canción del primer disco de la banda estatal de nuestras vidas? Tú y yo de viaje por el sol en una nueva dimensión que podría ser mejor que todas nuestras derrotas y decepciones anteriores. Y si nos encontramos a Jota en el Psycho, quizás sea señal de algo.