Noche fría, callejón industrial. Todo invitaba a acercarse al Espai Zowie, descartando otras propuestas de rhytm’n’blues o de luz medieval que nos regalaban sus cantos de sirena. Pero hoy es noche oscura y de viento gélido. Noche berlinesa, decorada por carteles de Källstrong que acrecentan la falsa sensación nórdica. Todo en honor de Pink Turns Blue, clásicos post-punk y darkwave que quizás inventaron lo que iba a triunfar a nivel masivo 20 años después, con bandas con nombre de policía internacional. Todo está inventado, y muchas veces permanece en la sombra de quien sabe aprovecharlo y venderlo como algo novedoso.

El trío liderado por Mic Jogwer (guitarrista y único miembro original de la banda) sale a escena tan frío como el clima. Y precisamente al clima y a las consecuencias de la terrible mano humana en un planeta moribundo es a lo que cantan en muchas de las canciones del disco que vienen a presentar, ‘Tainted’ (2021), que empiezan a desgranar por idéntico orden de inicio que el álbum. Humanos de mierda que ni tan siquiera están intentando cambiar un destino cada vez más inevitable por su ineptitud y cobardía. ¿A qué me recuerda eso? Serán los sonidos oscuros, serán los punteos de guitarra en loop, será el bajo hipnótico, o será la implacable batería marcial. Pero todo se me está transformando mentalmente en una cara conocida mientras cierro los ojos y bailo, dejándome atrapar por atmósferas casi tan hieráticas y magnéticas como tú. Te habría encantado este concierto, y celebro que te lo estés perdiendo. Como todo lo demás que venía con el pack que no te atreviste a conservar. ¿No querías oscuridad? Pues cómete mis tinieblas. Si no sabemos cuidarnos ni a nosotros mismos, ¿cómo vamos a ser capaces de salvar el mundo…?

La noche se acelera y se hace más hostil con los ecos del pasado. Caminando por ambos costados, entre frías miradas fijas y algo resonando intenso desde dentro, muy profundo. Sin renuncias, danzando en honor a Ian, y la imagen en mi mente parece empezar a apagarse. Orange turns black. Me niego a reconocer que te eche de menos y que sigas significando mucho. “I need a reason why you hurt me so. I need a reason“… y no hay nada más desesperante que esperar. Sean respuestas; sean razones; sean soluciones; sean explicaciones. Recordar lo que creías olvidado es mal síntoma. “This can’t be love – wrong time“. Llega el final, en un clímax progresivo, entre “uooooos”, la batería tiránica de Paul Richter marcando ritmos militares, y un diálogo guitarra-bajo follándose la noche. Follándonos las almas a todos. Embrujados en una espiral de bailes catatónicos, ojos cerrados, y la certeza de que estamos profundamente vivos tras nuestra propia muerte. Otra más, y no sé cuántas van ya. Dejamos otra capa atrás mientras el maestro nos llama. Estamos en llamas, y esto es sólo un punto y seguido.
Los dos bises son una vuelta a los inicios. Cuando llovía, y dos mundos se besaban. Al final es todo un estado de ánimo con exceso de moral y demasiadas reglas. Odio las reglas. Adoro el sentido común, pero eso no existe. Toda nuestra sociedad está basada en cosas que no existen: democracia, justicia, respeto, comprensión, empatía… llénate la boca de cosas en las que no crees, y despierta a Michelle en mitad de la noche.
Suena un bajo. Suena una guitarra. Suena una batería. Una voz canta entre la bruma. Hay luz en la oscuridad, y ambas saben que no serían nada la una sin la otra.

Setlist:
- Not Even Trying
- There Must Be So Much More
- I’ll Never Give Up
- So Why Not Save The World
- Walking On Both Sides
- I Coldly Stare Out
- Walk Away
- Something Deep Inside
- Never Give Up
- It Fades Away
- After All
- Missing You
- You Still Mean Too Much To Me
- Can’t Be Love
- Your Master Is Calling
Bis:
- When It Rains
- State Of Mind
- If Two Worlds Kiss
Bis 2:
- Michelle
Gran crònica, deixo un modest petit reportatge del concert: https://youtu.be/g9t95OvqRCA
Gran document! Gràcies, Jordi!