Como cada septiembre durante los últimos 6 años, el DCODE festival representa el final del verano festivalero. Un colofón de fiesta que tiene por costumbre dejar con un buen sabor de boca a los asistentes de este clásico madrileño y que en esta ocasión no fue menos. Bunbury, Love of Lesbian, Mark Ronson, Zara Larsson o Eagles of Death Metal hicieron algunos de los encargados de hacer vibrar al público que llenó las instalaciones de la Universidad Complutense.
La apuesta por celebrar un festival de un solo día con 18 horas seguidas de música “non stop” favoreció que del ambiente más familiar y tranquilo de las primeras horas de la tarde se pasara a un panorama más gamberro y bailongo ya entrada la madrugada.
Bunbury fue la estrella indiscutible de la noche. Tras agotar las entradas en tan solo 24h para la sublime actuación en el Teatro Real hace a penas mes y medio, muchos fueron los fans que tenían señalada la fecha del DCODE en sus calendarios. El cantante de Héroes del silencio no les decepcionó. Una hora y veinte minutos fueron suficientes para repasar 30 años de carrera y para, con un ritmo marcadamente “in crescendo”, hacer vibrar al público con temas como “Avalancha”, “Puta Desagradecida” o la más vitoreada “Maldito Duende” con la que se alcanzó el clímax más apoteósico de la noche. Las pulsaciones decrecieron en el último tema, “Lady Blue”, con el que el cantante maño puso el broche de oro a una actuación estelar.
Love of Lesbian acudían al DCODE como la otra apuesta nacional de peso del festival. Tras un verano plagado de actuaciones por toda España presentando su nuevo trabajo “El Poeta Halley”, el certamen madrileño se postulaba como una de las últimas fechas para ver al grupo catalán antes de iniciar su gira por salas más pequeñas. Su ya dilatada experiencia en los escenarios les permitió mezclar perfectamente temas del nuevo trabajo con hits del pasado como “1999”, “Club de Fans de John Boy” o “Domingo Astromántico” cantada a dúo por Santi Balmes y Carla Morrison, quién había actuado horas antes en el escenario más pequeño del DCODE. Este tema junto con la postrera “Planeador” fueron las canciones más tranquilas en una apuesta segura que hizo las delicias de fans y no fans.
Antes de ellos M. Ward, Oh Wonder o Kodaline representaron la cara más calmada del festival, permitiendo a a los asistentes disfrutar de los conciertos sentados en el césped con una cerveza en las manos, con la familia o con algo de comida del espacio gastronómico del festival, lleno de foodtrucks y con pocas y rápidas colas. Un acierto de la organización.
Quizá la agradable nota disonante de la jornada vespertina corrió a cargo de Eagles of Death Metal. Pese a los problemas de sonido, a un horario cálido en el que el sol aún apretaba con fuerza y a la cancelación de los dos últimos conciertos en Madrid, el conjunto californiano demostró que tienen una fuerza y una capacidad de conectar con el público excelsa. No importaba que no les conocieras, era imposible no saltar enérgicamente con “Speaking in tongues”, ser conquistado por las batallitas y los piropos de Jesse Hughes o disfrutar con la versión más rockera de “Moonage Daydream” en homenaje a Bowie.
Pero quienes de verdad pusieron el punto de inicio a la noche más transgresora fue Jungle. No solo sus éxitos más aclamados como “Time” o “Busy Earnin’” transformaron el campo de rugby de la complutense en una pista de baile sino que cada una de las canciones de su primer álbum crearon el mismo efecto en la multitud que se congregaba ante ellos. La mejor manera de empezar una noche que tendría en 2manydjs o en Mark Ronson sus puntos más álgidos, sin olvidar las perlas que seguían sucediéndose en el más pequeño de los escenarios como Triángulo de Amor Bizarro o Delorean.