A principios de año compartíamos el artículo ‘25 Años, 25 Discos‘, con algunos de los muchísimos grandes discos que cumplen 25 años durante este 2019. Y es que 1994 fue un año que cambió muchas cosas en la escena musical de este país (y de muchos otros). Aquí veníamos de los siempre controvertidos años 80; con el paso de esa década, la inicialmente excitante y gamberra ‘Movida madrileña’ acabó cayendo en una decadente repetición de clichés y melodías fáciles para salir en Los 40 Principales. En 1991, el ‘Nevermind’ de Nirvana provocó un primer terremoto en la industria musical de todo el planeta que empezó a hacer caer los hasta entonces sólidos muros que separaban la música ‘comercial’ y la ‘underground’. Y músicos y público que por entonces rondábamos entre la adolescencia y la juventud primeriza intentábamos huir de ese desierto sonoro, y empezamos a fijarnos y abrir los oídos hacia otros sonidos. Bandas que huían de la amabilidad facilona que sonaba en las radiofórmulas para adentrarnos en otros mundos y otras inquietudes. Las que podíamos tener a esa edad y en ese contexto de tiempo y espacio, ni más ni menos.
DE LOS SUBTERRÁNEOS AL SEGUNDO PREMIO

En 1994 internet era algo rudimentario y para nada extendido en la sociedad. Si querías descubrir nuevas bandas tenías que confiar en algún amigo curioso, revistas como Rockdelux, Factory o Spiral, o escuchar el único oasis que te ofrecían las ondas: Radio 3. Y allí fue donde, un par de años antes, un jovencísimo Julio Ruiz le dio cancha en su programa ‘Disco Grande’ (y también Jesús Ordovás en ‘Diario Pop’) a una maqueta de una joven banda del barrio de Los Pajaritos de Granada que había empezado su carrera como Los Subterráneos en honor a Kerouac (hasta que tuvieron que cambiar el nombre por la coincidencia con la banda de acompañamiento de Christina Rosenvinge). Se plantearon otros nombres como Solar o Medusa, pero finalmente se decidieron por Los Planetas. Juan Rodríguez ‘Jota’ y Florent eran los cerebros de la banda, y Paco y la que fue novia de Jota, May, se encargaban de la linea rítmica, a la batería y el bajo respectivamente. Y esa maqueta que enviaron en formato cassette a Radio 3 hizo explotar el fenómeno Planetas en una primera fase más modesta, gracias a una canción: ‘Mi Hermana Pequeña‘:
‘Mi Hermana Pequeña’ tuvo un gran éxito entre los oyentes de ‘Disco Grande’, que la eligieron canción del año en 1992 (impagable el video de aquella gala). Ese sonido cercano al noise y al shoegaze que importan de bandas como The Jesus & Mary Chain, My Bloody Valentine, Ride, Sonic Youth, Teenage Fanclub, Dinosaur Jr… les sitúa junto a nuevas bandas de su generación que también quieren hacer cosas distintas, como Penélope Trip, Parkinson D.C., Sexy Sadie, El Inquilino Comunista, etc. Pero, eso sí, con la particularidad de cantar en castellano, a diferencia de la mayoría de bandas españolas de ese proto-indie coetáneo. ‘Mi Hermana Pequeña’ también es elegida por Rockdelux como mejor canción española de 1992, y tal y como explica el muy recomendable libro ‘De Viaje Por Los Planetas‘ (Ondas Del Espacio, 2014), con el dinero que ganaron en otro concurso de la Diputación de Granada, graban en estudio su primera canción fetiche. Además, el pequeño sello Elefant Records de Luís Calvo (futuro cofundador del festival de Benicàssim en 1995) se ofrece para editarles su ahora buscadísimo ‘Medusa EP‘, bajo la producción de los Lagartija Nick Antonio Arias y Miguel A. Rodríguez. Además de ‘Mi Hermana Pequeña’, completan la grabación tres canciones más: ‘El Centro Del Cerebro‘, ‘Cada Vez‘ y esa otra joya del pop distorsionado que es ‘Pegado A Ti‘:
Dos nuevos temas les permiten volver a sonar sin parar en Radio 3: ‘Rey Sombra‘ y ‘Brigitte‘, a la que los oyentes de ‘Disco Grande’ vuelven a elegir como mejor canción del año 1993. Envían in extremis ‘Medusa EP’ al concurso que organiza Rockdelux (y cuyo premio es grabar un disco con la multinacional RCA), y en la final celebrada en el BAM de 1993 en Barcelona, se plantan como favoritos ante sus competidores: Australian Blonde, Soul Mondo y unos tal Eat Meat… que acaban ganando. El mal directo tan característico entonces de Los Planetas les condena a un amargo segundo premio (futuro título de una de las canciones más grandes que haya dado el pop de este país, aunque ya sabemos que no era del todo original…). Pero alguien en el público se fija en ellos, y ahí se empieza a gestar ‘Super 8’ tal y como lo acabaremos conociendo…

‘SUPER 8’, DE VIAJE AL FUTURO DEL INDIE ESTATAL
Y es que un joven A&R de RCA, Javier Liñán, se deja seducir por la música de Los Planetas y se propone ficharles para la multinacional, aunque no hayan ganado el concurso. Consigue su propósito aunque la compañía no lo ve claro, y con tan sólo un EP y un par de canciones más, Los Planetas firman por una multinacional para editar su disco de debut. Aunque eso provocará debates, controversias, y gente rasgándose las vestiduras de la pureza impoluta, acabarán siendo considerados los padres del indie estatal publicando siempre en una multi. ¿Contradictorio? ¿Pragmático? ¿O demostración de que sin prejuicios se vive mejor?
Aunque Los Planetas estaban contentos del resultado de ‘Medusa EP’ y querían repetir con Antonio Arias para producir su disco de debut, éste les recomendó al bajista de Los Enemigos, Fino Oyonarte. En diciembre de 1993 se fue para Granada para conocer al grupo, y los días 20 y 21 de ese mes graban una maqueta en los estudios de RCA con 12 canciones propias y una versión del ‘Where’s Bill Grundy Now?’ de sus admirados Television Personalities. Finalmente, en febrero de 1994 se meten en el estudio 2 de Sonoland para grabar ‘Super 8’ (algo que Fino Oyonarte combinó con la grabación del ‘Tras El Último No Va Nadie’ de Los Enemigos, en maratonianas jornadas de 20 horas diarias entre ambas tareas). Según explica el propio Oyonarte en el libro citado antes, esa dinámica y el carácter de Jota y Florent para hacer valer su criterio generaron tensiones que estuvieron a punto de provocar la marcha del ingeniero de grabación Jesús Alcañiz. También el propio Fino estuvo a punto de largarse cuando Jota le sugirió que grabara él los bajos para acelerar el proceso de grabación, ya que May tardaba más en hacer sus tomas. Pero, afortunadamente, no tragó, echó del estudio a Jota, Florent y Paco y les dijo que se fueran un rato al bar, y sin la presión de la presencia de los demás, May sacó esa linea de bajo que iba a marcar el inicio del camino entre la maraña de guitarras, batería y ruido planetarios. Era, claro, ‘De Viaje‘:
Por supuesto, ese inicio de disco provocó quejas de la compañía de discos, por el exceso de ruido y porque decían que no se entendía a Jota cuando cantaba. Pero tanto Fino como Javier Liñán defendieron su posición y lograron hacerse fuertes. Las voces del cantante se doblaron o triplicaron en distintas pistas para compactarlas con la música, dando pie a ese sonido tan característico del álbum. Un disco que iba a tener una canción con un potencial de éxito inmediato entre la parroquia indie, e incluso de otros ámbitos más comerciales, y que acabaría siendo el segundo single de ‘Super 8’, tras ‘Brigitte’. Hablo, por supuesto, de ‘Qué Puedo Hacer‘:
La canción de desamor que convirtió el bar Amador en objeto de peregrinación de muchos (sí, lo admito, yo también fui en mi única vez en Granada… y estaba cerrado) tenía gancho directo, y se convirtió en un nuevo himno con el que empatizaron muchos fans. Algo que podríamos decir de muchas de las canciones de este disco que tanta gente siente (sentimos) como banda sonora de domingos por la tarde de amargas resacas. Algo perfectamente aplicable a la tercera canción del álbum, ‘Si Está Bien‘, en que Jota trata de buscarle explicación al sentimiento de desazón que le embarga. “Y si todo va tan bien, ¿por qué este dolor que siento? Y si todo va tan bien, si todo es tan sencillo, ¿por qué este vacío que siento?…”
Siguiendo con atmósferas brumosas que flotaban como ese “humo de su cigarro” que “se escapa por el cuarto hasta desaparecer“, ‘10.000‘ nos llevaba a oscuros mundos de experimentación, drogas y sexo adolescente entre amigas de 15 años. Leídas en 2019, uno se pregunta si hoy en día muchos no se escandalizarían y censurarían frases como “Me dice ven, ¿quieres hacerlo con mi amiga? No está nada mal. Vamos a hacerlo con mi amiga. Tiene 15 años ya…“.
El disco se acelera nuevamente con ‘Jesús‘, donde bajo y guitarras parecen casar a Joy Division con los Pixies, mientras Jota esputa “Muéstrame cómo es, prometo que esta vez todo va a salir bien, todo va salir bien. Mantente unido a tu familia, en sus cadenas serás libre, con ellos serás libre, con ellos. Sólo enséñame para que pueda ver porque en mi vida he fracasado una y otra vez, una y otra vez…”. Fino Oyonarte participa en los coros de esta canción:
Llegamos a otro de esos rincones escondidos del disco, ‘Estos Últimos Días‘, que empieza con un embrollo sónico de acoples, distorsión y los susurros de Jota, para evolucionar con la aparición de la batería de Paco, y desembocar nuevamente en un arranque eléctrico de cables pelados y fuzz. Y cuántas veces habremos cantado “…esos días acabaron. Estaba equivocado y las palabras sólo pueden hacer daño…”
Ya encarando la recta final de ‘Super 8’, el pop vuelve a aparecer brillando radiante con las dos canciones que habían sacado durante 1993. Primero, ese dulce envenenado que era ‘Brigitte‘ (única canción en la que, además de Jota, también May participó de la letra), con una melodía irresistible con la que cantar nuevamente al desamor de alguien que pudo ser y se quedó por el camino: “Y si aún no confías en mí. Y si aún no confías en mí. No podrás confiar en nadie más. Y cómo puedes explicar algo que no has hecho jamás. A veces pienso que tan sólo ha sido un sueño, y que todo sigue igual. Todo sigue igual…”
…y justo después ‘Rey Sombra‘, otra maravilla noise pop en que ruido y melodía danzan armoniosas mientras Jota juega a la ambigüedad de una prosa que puede estar refiriéndose a drogas, amor o sexo a partes iguales… “Para poder tocar tu mente con mis dedos. Para poder limpiar mis dientes con tus huesos. Y sentirte por dentro. Sentirte por dentro de mí. ¿Qué puedes ofrecer que aún no haya probado? Si hay algo que quede por hacer. Y mientras fuera en la calle llueve sol como miel. No podrás obligarme a salir. Otra vez”
