El año anterior, el punk rock había seguido los pasos del grunge y había roto las fronteras de lo comercial/popular gracias al ‘Dookie’ de Green Day, ‘Smash’ de Offspring, ‘Stranger Than Fiction’ de Bad Religion o el ‘Punk In Drublic’ de NOFX. También ese año, Rancid habían editado su segundo disco, ‘Let’s Go’, que tuvo también éxito entre el público de la escena. Grandes discográficas como Maverick (propiedad de Madonna) intentaron ficharlos en vano, pero Tim Armstrong, Lars Frederiksen y compañía fueron fieles a su sello, Epitaph, fundado por Brett Gurewitz de Bad Religion. Y le regalaron este discazo en que no sólo actualizaban el legado de bandas históricas del punk como The Clash (‘The 11th Hour’, ‘Ruby Soho’, ‘Olympia WA’, ‘Avenues & Alleways’…), sino que también introducían a sus jóvenes seguidores al ska de clásicos como The Specials, Madness o Bad Manners, gracias a canciones como ‘Daly City Train’, ‘Old Friend’ o hits como ‘Time Bomb’, que reventó pistas de baile y suelas de Dr. Martens. El título, por cierto, estaba extraído del libro de poemas ‘The Basketball Diaries’ de Jim Carroll.
Y como hacemos siempre, recuperamos un concierto de Rancid en aquél lejano 1995, en el Fillmore de San Francisco (un año después les veríamos como teloneros de Rage Againts The Machine en el Palau d’Esports de Barcelona, en uno de los conciertos más caóticos y violentos que recuerdo):