Triángulo de Amor Bizarro (Teatre Coliseum, 30/04/21)

Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)
Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)
Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)
Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)
Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)
Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)
Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)
Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)
Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)
Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)
Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)
Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)

Cuatro canciones. Tan sólo hicieron falta cuatro canciones para volvernos a sentir vivos. Cuatro canciones de las veinte que sonaron para encenderlo todo. Para olvidarse de vecinos subnormales, de obras eternas, de cobardes decepcionantes, o de un año de vida robado. Para recuperar el fuego de la música en directo. Porque ya han sido unos cuantos los conciertos post-confinamiento, y la mayoría disfrutados sobradamente. Pero seguramente ninguno consiguió llegar a hacer ese ‘clic’ que tan bien define Kae Tempest en su último libro: conectar. Por mucho que un gran artista haga una gran canción, el ciclo creativo no se completa hasta que esa canción (o ese libro, esa película, esa obra en general…) llega al público, las personas la hacen suya y la transforman en energías e historias individuales, personales e intransferibles. Y entonces todo arde. Como ardió el Teatre Coliseum en las cuatro últimas canciones del concierto de Triángulo de Amor Bizarro en les Nits del Coliseum que organiza Primavera Sound.

Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)
Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)

Llegaba con cierto recelo al segundo concierto pandémico en Barcelona de los gallegos, tras el que ofrecieron en julio en el Parc del Fòrum y que nos dejó sensaciones agridulces: buenas en lo musical pero pésimas en lo lúdico y social. Ver a una banda que te atropella en directo desde una silla no sería mi ideal de concierto, y menos con determinados personajes con alma de censor prepotente alrededor. Y en este caso, por muy impactante que sea, el monumental Teatre Coliseum y sus casi 1.700 butacas no parecían el mejor sitio para ver a una banda como Triángulo. “¡Qué ganas de tocar, joder!” fueron las primeras palabras de Isa, y coincidían con nuestras ganas de disfrutarles sin represiones. Como en la visita previa, empezaron con los ritmos dub de ‘No Eres Tú’ y empezaron a acelerar con ‘El Fantasma de La Transición’, pero los primeros intentos del público de levantarse de su asiento fueron rápidamente abortados por los acomodadores.

Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)

El sonido no acababa de ser del todo fino, con Isa algo dispersa y su voz sepultada por las habituales toneladas de electricidad y distorsión haciendo bola en algún momento. Canciones como ‘Nuestro Siglo Fnord’, ‘Amigos Del Género Humano’ o ‘Baila Sumeria’ desafiaban nuestros instintos, pero teníamos que conformarnos con alimentarlos con movimientos espasmódicos de brazos, pies o cervicales desde la butaca. En baladas como ‘Seguidores’, ‘Asmr Para Ti’ o ‘Qué Hizo Por Ella Cuando La Encontró’ los sentidos se contenían al límite de la explosión, pero la catarsis se quedaba a poco de completarse. Algún olvido en las letras o alguna falsa entrada enrarecían el ambiente, y aunque esos momentos de torrente eléctrico que por momentos rozaban lo industrial nos dejaban cerca de lo anhelado, nos quedábamos a las puertas… hasta que llegaron las últimas canciones.

Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)

Cuatro canciones. Tan sólo hicieron falta cuatro canciones para volvernos a sentir vivos. Cuatro canciones de las veinte que sonaron para encenderlo todo. Para olvidarse de vecinos subnormales, de obras eternas, de cobardes decepcionantes, o de un año de vida robado. Para recuperar el fuego de la música en directo. Las primeras notas de ‘Vigilantes del Espejo’ tuvieron la ‘culpa’. Bendita culpa. Primero se levantaron unas chicas a la derecha. Luego otro chico justo delante suyo. Luego otros de más para allí. Yo también fui de los primeros en unirme, gritando por dentro un “¡a tomar por culo!” justiciero con sentimiento de vendetta. Y así, en efecto dominó, desbordados por las emociones contenidas los últimos meses, por la necesidad de sentir el cosquilleo de la vida y una comunión colectiva que no nos ha dejado sentir el “puto virus” al que cantaba Rodrigo en ‘Ruptura’ unas canciones antes, todos y todas hicimos ‘clic’ al unísono.

Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)
Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)

Y llegó la conexión. El incendio. La anarquía. El caos. La banda lanzando puñales eléctricos y provocándonos. Un espontáneo subiendo al escenario a abrazar a Isa. ‘Barca Quemada’. Todo el mundo dando botes, Baile de San Vito colectivo e histérico. Gritos. ‘De La Monarquía A La Criptocracia’. Más bailes. Más gritos. Cantar hasta dejarse la voz. Sudar como un cerdo. A la mierda el jersey. ‘El Crimen: Cómo Ocurre Y Cómo Remediarlo’ como metáfora del momento. Acomodadores desbordados, impotentes, con caras de circunstancias. Gente por los pasillos. Brazos en alto. Guitarras imaginarias. Alegrías y sonrisas que traspasan el ejército de mascarillas. Miradas cómplices. Euforia colectiva. Estamos vivos. Estamos vivas. Estamos bailando. ¡Y no habrá virus que pueda remediarlo, hostia-puta-joder-ya!

Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)

En éxtasis. Ahogados. Ahogadas. Al borde del desfallecimiento. Falta total de ritmo. La banda se va, y el feedback y la distorsión nos guiñan el ojo. Esto no se ha acabado. Palmas. Gritos. Más palmas. Más gritos. Y vuelven, claro. Antes de la última canción se habían saltado la balada final viendo la que se había liado ahí abajo. Buena decisión para evitar un coitus interruptus. Pero ahora entra bien ‘Cura Mi Corazón’. Y el tuyo. Y el suyo. Y todo este enorme cementerio de corazones en barbecho que necesitaban un chute de adrenalina para reactivarse. Para creer que toda esta mierda acabará. Recuperarse a uno mismo, Sacarse del congelador. Volver a creer. Volver a confiar. Volver a amar. Y volver a sentir la electricidad como en esas cuatro canciones. Bizarras y tremendamente necesarias esas cuatro dichosas canciones.

Triángulo de Amor Bizarro (Foto: Idoia Recuenco)

Setlist:

  • No Eres Tú
  • El Fantasma De La Transición
  • Nuestro Siglo Fnord
  • Amigos Del Género Humano
  • Seguidores
  • Baila Sumeria
  • Muchos Blancos En Todos Los Mapas
  • Ruptura
  • Fukushima
  • Asmr Para Ti
  • Acosadores
  • Canción De La Fama
  • O Isa
  • Folía De Las Apariciones
  • Qué Hizo Por Ella Cuando La Encontró
  • Vigilantes Del Espejo
  • Barça Quemada
  • De La Monarquía A La Criptocracia
  • El Crimen: Cómo Ocurre Y Cómo Remediarlo

Bis:

  • Cura Mi Corazón
Escrito por

Rarito como un tema de Sonic Youth; me excito con el ‘Psycho’ de los Sonics; si me cabreo, Pistols, RATM, Sandré, riot grrrls o Los Punsetes; me ponen igual soul, r’n’b, ye-yé, garaje, punk, r’n’r, indie o brit-pop. De mayor quiero ser Patti Smith, Iggy o John Waters. Ateo hasta que conocí a PJ HARVEY. Fui negro en otra vida… y hago el impostor como periodista musical y deportivo en radio, TV, webs y revistas varias.

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