Poesía y víscera. Melodía y energía. Rabia y entusiasmo. Sentido crítico y sentido autocrítico. Reivindicaciones y contradicciones. Punk y pop… seguramente si tuviera que elegir un solo grupo contemporáneo con el que sentirme identificado, como si fuera una personificación musical de mí mismo, ese sería Biznaga. Tras un gran disco enterrado por la pandemia (‘Gran Pantalla’, 2020), Álvaro Garcia (voz y guitarra), Jorge Navarro (letrista y bajo), Pablo Garnelo (guitarra) y Jorge ‘Milky’ Ballarín (batería) vuelven con un álbum brillante. Muy brillante: ‘Bremen No Existe’ es su primer disco para el sello Montgrí (el que han montado los Cala Vento), y no tengo ninguna duda de que acabará en las listas de resumen de 2022 como uno de esos capítulos musicales para recordar. Una colección de himnos de la desafección y el inconformismo. Y es que quizás no haya futuro, pero habrá que comerse el presente a bocados y zarpazos.
Aprovechando su visita a La Capsa para presentar el disco, quedamos con ellos para encontrarnos en la sala del Prat de Llobregat y charlar de lo humano y lo divino, como buenos filósofxs intempestivxs…
Gracias por atendernos antes del concierto en La Capsa. Llegáis presentando el disco ‘Bremen No Existe’. El resum del álbum podría ser ‘No Future’, ¿no? ¡Volvemos a los Pistols!
JORGE: Sí, podría resumirse así. Lo que quería ser ‘Bremen No Existe’, es una especie de actualización del clásico ‘No Future’ típico del punk, ¿no? Con una vuelta de tuerca, utilizando un poco el símbolo del cuento de los hermanos Grimm, pasado por el tamiz de los Trotamúsicos en la serie de los 90. Muchas de las canciones hablan sobre la cancelación del futuro, la falta de perspectivas, los porvenires que se acaban truncando y que no se acaban de materializar… como gran parte del disco hablaba sobre ese tema, parecía pertinente darle una vuelta también, que eso lo hacemos nosotros mucho: trabajar la portada, el título… para que todo sea una obra que tenga sentido: de ahí lo del título ‘Bremen No Existe’, para que tenga sentido con lo que te vas a encontrar luego dentro.
No deja de ser irónico o curioso que el disco entre comillas más “punk”, quizás por mensaje, formalmente es el menos punk o el más pop, ¿no?
ÁLVARO: ¡Buff! No sé qué decirte, si es el más punk. Mucha gente te diría que el disco más punk a nivel mensaje también es ‘Centro Dramático Nacional’: es un disco muy oscuro, estábamos bastante jodidos en aquella época, y salió eso, más oscuro. Incluso en este disco puede haber algunos rayitos de luz y de esperanza. Y a nivel sonido, desde luego, se sigue manteniendo la fuerza, pero yo creo que es un sonido más redondeado. Más fuerza, pero menos afilado. Martillo, decíamos, ¿no? Sonido martillo. Sigue teniendo esa rabia, pero con melodía. ¿Mensaje más punk? ¿Tú dirías que el mensaje es más punk…?
O más nihilista, quizás; detecto más desafección…
ÁLVARO: No, al revés. Corrígeme si me equivoco, Jorge, pero hay mucho más nihilismo y mucha más oscuridad en discos anteriores que ahora. A lo mejor es que, yo que sé, ya llevamos 12 años con la banda, te haces mayor y esas cosas. No sé…
JORGE: Quizá puede ser que la percepción que se tenga sea esa, que no me parece en absoluto desacertada. Pero yo creo que se debe a que, a nivel lírico, las letras van más al grano que nunca. Son más concretas; llaman las cosas más por su nombre; dan menos circunloquios para decir algo; son menos artificiosas o referenciales. Al haber depurado tanto el mensaje, al haberlo desnudado tanto, puede que dé la impresión de que sea más punk, pero en realidad viene de una tradición que arrastrábamos con los anteriores álbums. Yo creo que es un disco que tiene varias vetas: tiene canciones con un corte más nihilista, otras canciones que, aunque siempre hay como una base crítica, aportan unas ganas de recuperar un poco el entusiasmo. Recuperar la calle como espacio público, a pesar del tirón de orejas a nuestra propia generación. Es como una especie de llamar a las armas para volver a empoderarse, emanciparse y volver a recuperar ese entusiasmo. Realmente no es un disco muy cenizo ni muy negativo, pese a que algunas canciones puedan parecerlo. Juega con esas luces y sombras, en realidad.
PABLO: Hay una cosa importante: el anterior disco se fue a la mierda con la pandemia, y era un álbum más conceptual y más oscuro. Y durante los meses en cuarentena fuimos dándole vueltas: “bueno, pues habrá que hacer otro disco“. Y entonces se empezó a perfilar un poco el sonido de éste, o las letras. Tiene otro matiz bastante distinto al anterior. Y es importante, claro: ¡la pandemia, la jodida pandemia! (risas)
La pandemia al final lo ha marcado todo. Y también este disco se ve marcado por las circunstancias post ‘Gran Pantalla’, que prácticamente no lo pudisteis rodar…
JORGE: Por supuesto. Lo que ha dicho Pablo es la clave. Si la pregunta es “¿cómo nace?“, “¿de dónde viene este disco?”, primero viene de la necesidad de hacer algo, ya que tenemos metido en el cajón ‘Gran Pantalla’ y no vamos a poder presentarlo. Segundo, es como una especie de respuesta, es el reverso: mientras ‘Gran Pantalla’ es analítico, frío, tirando más hacia el post-punk, transistores, los amplificadores y demás, el chorus de más… aquí lo que se quiere es la melodía, los tempos más calmados, los amplificadores de válvulas, un sonido más redondito, como decía antes Alvaro… es como la respuesta. Lo que nos pedía el cuerpo y la cabeza.
ÁLVARO: Tampoco ha sido algo buscado, sino de una manera natural, porque siempre a todo lo que hacemos le ponemos un objetivo. Pones una serie de, digamos, metas a las que llegar pero, desde luego, todas van saliendo de manera natural. No es que se haya dicho “pues ahora vamos a tirar por aquí“. Los temas salieron así, probablemente por eso: porque en ‘Gran Pantalla’, un disco tan, tan frío, y con la pandemia y tanta pantalla fue como “oye, vamos a dejarnos de pantallitas, no?” Queremos calle, queremos fuerza, queremos más luz, queremos un poquito de vidilla dentro de la mierda. Por eso también salió de esa manera natural. Ha salido así, pero es lo que salió.
Al final también refleja un poco lo que hemos sentido todos, que estábamos encerrados en casa y ahora tenemos una urgencia de vivir, de ver conciertos, de encontrarnos con la gente. Responde a eso, ¿no?
JORGE: Exactamente. Es un disco que anhela y busca la calle. Ya habíamos tenido un año y medio de pantallas, suficiente. Y es lo que dice Álvaro: al final no es que ese viraje hacia el pop, llamémoslo así, o al pop con músculo y con garra que nosotros llamamos Agit-pop (le hemos puesto como una pseudo etiqueta)… ese viaje no ha sido buscado, pero tampoco ha sido reprimido. Como nos lo pedía el cuerpo, no hemos reprimido esa necesidad, sino que la hemos desarrollado. Pero no era un plan hacer este disco, el plan era presentar ‘Gran Pantalla’ y que tuviera un recorrido; son circunstancias, pero oye, es la parte positiva de todo eso.
¿Hubo en algún momento alguna duda, algún momento de inhibición, de represión, de decir “hostia, a lo mejor así perdemos a gente que nos sigue por este pequeño giro al pop…“?
ÁLVARO: ¡Uff! Eso puede ser que lo tuviéramos hace ya muchísimos años. Ya nos suda a la polla, así de claro. Al principio tienes miedo, te crees que tienes que rendirle pleitesía a esas cuatro personas que van a los conciertos y te dan una palmadita detrás de la espalda. Nos suda los huevos. Hacemos lo que queremos y vamos a donde queremos.
JORGE: Matizándolo, ¿no? Digamos que nos vamos sintiendo seguros; quiero decir, que esas rayas ya las tuvimos hace mucho tiempo. Creo que era un paso lógico haber planteado esas dudas, pero hace tiempo que están ya superadísimas. O sea que ni rastro de eso.
Habéis repetido con Raúl Pérez: ¿cómo fue la grabación con él y por qué…?
ÁLVARO: ¡Big Raúl! ¡Big Raúl!
(risas) ¡Big Raúl! ¡Big Raúl, tienes razón! ¡Espera, que me levanto!
ÁLVARO: ¡Exactamente! (risas)
Bueno, pues eso, ¿cómo fue la experiencia?
ÁLVARO: ¡Reverencia, es que es un grande! No por nada, es un tío de puta madre, siempre vamos a repetir con él. Es un tío que sabe sacar bien el jugo a las bandas, aporta muchísimo y tiene muchísima cultura musical. Está a la última de todas las cosas que se hacen y la verdad que todo lo que dice es para mejorar. No está todo el rato disparando proposiciones, pero cuando las dispara es porque lo mejora. Hemos hecho buenas migas y creo que seguiremos con él.
Y además ahora con Santi en la mezcla. ¡Otra reverencia también para Santi García de Ultramarinos! (risas)
JORGE: ¡Total! Buen tándem, tándem insuperable. Con Santi ya llevábamos tiempo queriendo trabajar y por fin en este disco ya se ha hecho realidad. Y además, el combo supremo, en combinación con Raúl, cada uno en sus puntos fuertes, aportando lo mejor de sí y no podemos estar más satisfechos del resultado. El anhelo de Santi también viene de tiempo atrás. Con Raúl ya hemos trabajado.
ÁLVARO: Como Santi es un tío que viene del hardcore de toda la vida y tiene muchísimos años de experiencia, queríamos que le diera esa vuelta de tuerca; que nos diera esa pegada, ese sonido grande, ese sonido en la cara, que él es experto en hacerlo. Entonces tenemos por un lado la sensibilidad de Raúl con la pegada de Santi (risas) Hemos juntado ahí dos cosillas y, joder, yo creo que hemos llegado donde queríamos.
Resultaba redondo, ¿no?
PABLO: Sí, es algo que, como te decíamos, se fue fraguando un poco después de la pandemia. “Bueno, como tenemos un disco perdido, vamos a hacer otro“. Confiamos en Raúl otra vez y ¿qué hacemos?, ¿con quién lo mezclamos? Son temas que van saliendo. Fue un proceso sobre la marcha y Santi apareció ahí como una opción.
JORGE: Es lo que digo: el disco, si tuviera forma humana, tendría el corazón de poeta y puños de campeón de los pesos pesados, ¿sabes lo que te digo? Tiene la hostia y tiene la sensibilidad.
(risas) Eso lo hace redondito, la verdad. Y hablando de más nombres propios que ayudan al disco: Isa de Triángulo de Amor Bizarro, que le dan un toque a ‘Domingo Especialmente Triste’. Supongo que el hecho de que hubiérais colaborado previamente con ellos ayudó a esta colaboración también, ¿no?
ÁLVARO: ¡100%! Fue lo que abría el camino. De hecho, ellos llamaron a nuestra puerta primero (risas) Nos propusieron hacer la versión de ‘Calígula’, la hicimos, y a partir de ahí entablamos conversación, nos regalaron un licor café al que me enganché…
(risas)
Fui ahí a Boiro otra vez a pillar el licor café -gracias, Isa!- ¡Exquisito!
¿Cuál es? ¡Me lo apunto! ¡Queremos probarlo!
ÁLVARO: ¡No se puede decir! ¡No, no!
¡Fuera de micro!
ÁLVARO: (risas) Es en un pueblo…
JORGE: Es en Boiro…
ÁLVARO: Sí, es en Boiro, pero no hay ninguna marca (risas)… bueno, la movida es que tenemos buena relación, con Zippo tenemos también muy buen rollo porque tocamos con él en ‘Señora, Señor, Señora’, presentamos ‘Centro Dramático Nacional’ en 2014 en la Sala Sol, y ya había ahí cierta proximidad. Cuando se hizo ‘Domingo Especialmente Triste’, ese estribillo lo podía haber cantado yo, pero venía de un spoken word un poquito rápido y crujientito, y como que pegaba una voz femenina en contraste. Y pensando quién lo podía hacer, pues Triángulo: hay respeto, nos llevamos bien, nosotros hemos colaborado con ellos… y se lo dijimos a Isa y no lo dudó ni un momento. Lo grabó en su estudio, nos lo mandó y la verdad que le va el tono de puta madre. Cuando coincidamos con ella, pues se subirá a cantar.
JORGE: Mañana mismo coincidimos en Burjassot y ya va a tomar cuerpo. El círculo se va a cerrar y vamos a hacer en directo la canción con Isa, porque por primera vez y espero que no la última con esta canción ya funcionando, coincidimos en un festival (ndr- el Festival Incendiari que se hizo el 7 de mayo), y se la va a cantar.
¡Envidia total ahora mismo! (risas) Citabas ahora el spoken word, Álvaro. Te has arrancado por ahí en más de una canción. ¿Cómo ha sido la experiencia y cómo te dio por ahí? ¿O cómo lo decidisteis?
ÁLVARO: Pues como siempre, de manera orgánica. A mí me ha gustado siempre muchísimo el rap, desde que soy pequeño he estado escuchando muchísimo rap. Y desde los comienzos de Biznaga siempre hemos buscado mucho texto, pero encajado en melodía. Y a veces era bueno, cantaba pero con mucho texto. Y nos apetecía hacer todo ese texto y llevarlo a una manera menos melódica y más buscando el beat, el golpe, haciendo rap y spoken word. No sabíamos cómo iba a quedar. De hecho, hicimos una pequeña maquetilla y se la pasamos a Raúl y le dijimos: “¿cómo ves esto?“. Y nos respondió: “¡esto está de puta madre!“. Y, de hecho, fíjate que las canciones que más están gustando por ahora, que vete a saber, son ‘Domingo Especialmente Triste’, que tiene ese rollito, y también ‘Historia De Fantasmas’, que es la última canción, y también tiene bastante spoken. Lo hicimos un poco a ver qué pasaba y está de puta madre.
JORGE: El próximo disco entero de spoken (risas). Igual la próxima vez que nos veamos nos estás preguntando “¿y no tenéis miedo de hacerlo?” (risas). Pasa lo mismo que con el viraje al pop, como cuando hicimos canciones como ‘Una Ciudad Cualquiera’, que se acabaron convirtiendo en el hit oficial de la banda. Son canciones de corte más popero pero que fueron recibidas aún mejor que las punk. Entonces, claro, joder, pues nos vinimos arriba y, coño, ¡que hacemos bien el pop! Pues nada, si a la gente le gusta el spoken word que no nos dé muchas alas, porque igual el próximo… (risas)
ÁLVARO: Bueno, bueno, me voy a callar…
¡Kae Tempest, tiembla, que van a por ti!
JORGE: ¡Joder! Cada uno en su… ¡respeto máximo!
ÁLVARO: También se dice spoken porque hay guitarras, pero hay mucho de rap ahí también. Si tú coges esas palabras y le pones un bombo-caja, te puede encajar. De hecho, podría meterte en una base ahora mismo ‘Domingo Especialmente Triste’…
¡Hazlo! (risas)
ÁLVARO: ¡No, no! (risas) Hazme un “tu-tu-pa, tu-tu-pa”!
(le hago unas bases con la boca)
ÁLVARO: (risas) ¡Está de puta madre!
(risas) Oye, y le pegáis unas cuántas hostias a vuestra generación en ‘Contra Mi Generación’, etc, pero también hay autocrítica. No estáis apuntando con el dedo a nadie, sino que lo veo como muy inclusivo.
ÁLVARO: Es siempre es así. Nosotros no somos gente que está en un pedestal señalando. Estamos más dentro que dentro. Ha pasado en todos los discos, es una cosa que nosotros hemos vivido. Y siempre decimos que se puede escribir sobre ello porque se vive.
JORGE: Solemos utilizar la primera persona del plural porque, de hecho, este disco tiene mucho esa intención: que sea un disco integrador; que el ‘nosotros’ sea la persona preponderante, incluyéndonos nosotros, por supuesto. Igual que no queremos segregar a nadie, que todo el mundo se sienta identificado con el disco. Evidentemente, cuando hacemos crítica también nos incluimos; siempre lo hemos hecho y en este disco no es menos, claro.
Y hay auto referencias, como en ‘Cómo Escribimos Adalides De La Nada’, que no sé si estáis mirando atrás un poco con nostalgia, porque ya han pasado más de diez años desde que empezasteis…
ÁLVARO: No sé si nostalgia es la palabra… ¿no, Pablo?
PABLO: Empezaron ellos. No creo que haya nostalgia, es más ganas de rescatar. Y, de hecho, nos identificamos con temas de las maquetas. ‘Váteres’ todavía sigue sonando en la furgoneta…
(risas)
ÁLVARO: Simplemente es como un punto de decir “¿dónde estamos ahora?“. A mí no me gusta mirar atrás, y creo que a todos nos gusta mirar hacia adelante. Precisamente es una comparación de ver dónde estábamos antes y dónde estamos ahora, pero no echamos de menos dónde estábamos. No hay nada de nostalgia.
JORGE: En ‘Cómo Escribimos Adalides De La Nada’ decimos “mirando atrás con ira“. O sea que sí que miramos, pero yo quería matizar lo que he dicho en alguna entrevista de que pudiera haber algo de nostalgia, porque era un sentimiento que yo tenía cuando escribía las letras, encerrado en mi casa sin poder hacer nada pensando en las cosas que hacía antes Pero en realidad la palabra es ‘memoria’. Quiero decir, no tiene un sesgo como en el que miras atrás y echas de menos. En realidad tienes memoria y recapitulas para analizar críticamente qué éramos entonces y dónde estamos ahora, porque evidentemente las cosas no suceden por combustión espontánea, tienen un proceso. Entonces, para ser lo que somos hoy en día, para bien y para mal, hay que hay que analizar el pasado y hay que ver de dónde venimos; tanto nosotros como personas, como a nivel colectivo la sociedad. Y eso es lo que hace ‘Bremen, no existe’…
ÁLVARO: Quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos, ¿no? Clásico.
JORGE: Es que es verdad, hay que poner en contexto las cosas.
¿Y se han cumplido las expectativas que teníais cuando empezasteis?
ÁLVARO: Es que no teníamos expectativas. Te puede sonar a tópico, pero es que es verdad. Es típico, es un puto cliché, pero es que es verdad. Es que estábamos en una puta habitación de Lavapiés con una acústica haciendo temas para pasarlo bien. Porque no teníamos curro y no teníamos otra cosa que hacer y las cosas se fueron sumando. Y nos motivamos con la banda, empezábamos a ir a bares, la gente nos empezaba a conocer y una cosa fue llevando a la otra. Ahora se ve mucho que hay bandas jóvenes que tienen esas expectativas. Joder, va a quedar de pollavieja, pero veo eso, como que parece que sacas un EP y ya quieres estar en todas las revistas, quieres reventarlo, quieres estar con el mejor productor… con nosotros no era así. Era un “vamos a tocar en el Rock Palace con los amigos“…
JORGE: La expectativa era esa: tocar en el Rock Palace, en una escenita punki muy guapa que había en torno al Rock Palace en el 2011, 2012, 2013… Esa era nuestra expectativa, Y la cumplimos. A partir de ahí, todo ha sido como… ¡joder!, sorpresa, ¿sabes?
¿No encontráis que la escena musical está ultra saturada? Y especialmente después de la pandemia: multitud de conciertos, singles, discos… ¡es completamente inasumible! Y acaba siendo contraproducente para la propia escena, que se hace competencia a sí misma…
ÁLVARO: ¡Claro, claro! Por eso todo queda enterrado y por eso todo va tan rápido, y las bandas no duran. Los que perduran son muy pocos, porque hoy la gente se olvida de todo lo que hay. Es tanto que es imposible. Bandas que de repente tienen millones de visualizaciones y escuchas, de repente después se caen. Ésta es la velocidad, a toda hostia. Y nosotros, volviendo a lo otro, somos de la escuela de ir poquito a poco. Que sí, que llevamos 11 años, pero hostia, vamos pasito a pasito…
Ese es el camino para asentarte.
ÁLVARO: Sí, sí. Cada uno que vaya con el suyo. Nosotros vamos así también. De manera natural. Es que nos sale así.
Y oye, no quiero acabar sin preguntaros también por algún tema que tocábais en’Gran Pantalla’: me hace mucha gracia la frase aquella de “la democracia es vigilancia“, viendo ahora la actualidad. En las noticias, todo el percal de Pegasus, el espionaje a políticos, las cloacas del Estado, y que ya ni sorprende en este país en que unos se llenan la boca de “democracia plenamente consolidada” y que muchos no nos lo creemos. Esa visión que ya teníais se está cumpliendo prácticamente palabra por palabra…
JORGE: Ahora decimos “en las democracias más avanzadas si no te matan es para que les debas la vida. Por cada amenaza, una promesa. Abrir un negocio en la miseria de los demás“, que es lo que hicieron los sinvergüenzas de las mascarillas en la Comunidad de Madrid. O sea, al final vivimos en democracia y es un sistema con un montón de filtraciones, de fallos y de grietas por todos los lados. Tratan de venderlo como sistema perfecto, pero está bastante putrefacto. Entonces, como personas que viven en esta sociedad y que nuestra música además trata un poco de de describir nuestro entorno y nuestro contexto, pues joder, también tenemos que ser críticos con ese sistema político. Evidentemente.
¿Y cómo reaccionamos? ¿Cómo se cómo se arregla esto? ¿Cómo le damos la vuelta? Porque parece que esto no tenga vuelta atrás….
JORGE: ¡Buff! Pues mira, yo creo que, desde luego, el futuro no tiene nada que ver con la política institucional. Tiene más que ver con una política, quizás, más cercana, de lo cotidiano y demás. Está claro que la política en las grandes esferas está corrompida. Entonces, no se puede esperar demasiado. Lo máximo que se puede esperar es no hundirte. Lo que hablábamos antes: seguir manteniendo cierto entusiasmo para iniciar proyectos de índole diversa y conservar un círculo activo a diferentes niveles; y mantenerte al pie del cañón haciendo un poco redes cercanas, ¿no? Y, joder, con el deseo de que si todos vamos haciendo pequeñas redes, al final sea algo que se contagie. Un virus, pero bueno… (risas)
Sí, porque con lo que hicieron con el 15 M, o aquí en Catalunya… nosotros teníamos también la utopía de la independencia, que te la podías creer más o menos, pero también iba de subvertir el orden establecido y esta España putrefacta que es herencia directa del franquismo. Y es que te machacan, no hay manera, y al final caes también en la desesperanza de decir “es que no hay manera de revertir esto, es que es imposible“…
JORGE: Nuevas formas de relacionarse, un viraje a la educación… pasa por muchas cosas. Desde luego es muy complejo, complejísimo. Pero bueno, yo creo que es fundamental que, a pequeña escala, se den esos pequeños cambios, esos resortes, ¿no? Porque finalmente nosotros perpetuamos también a pequeña escala las inercias que se dan a nivel de sociedad y a nivel capitalista general; también nos la llevamos a nuestro entorno, a nuestra intimidad, a nuestras relaciones con los demás. Y es normal caer en contradicciones. Por supuesto que nosotros estamos en ellas permanentemente y vuelvo a decir que es un ‘nosotros’, estamos dentro, no pontificamos. Pero joder, hay que intentarlo por lo menos, salirse un poco de esas inercias.
Estaría aquí tres horas hablando con vosotras y filosofando, pero voy acabando…
JORGE: ¡Filósofos intempestivos!
¡Exactamente! (risas)
ÁLVARO: Nos quedan un par de horas hasta el concierto…
(risas) Os quería preguntar precisamente por los directos, ¿cómo están yendo hasta el momento estos primeros directos con el nuevo disco? ¿Qué sensaciones tenéis? ¿Cómo está respondiendo el público?
ÁLVARO: Muy bien. Venimos de Bilbao la semana pasada y la verdad es que fue la hostia. Mucha gente de toda la vida, mucha gente nueva, se vendió muchísimo, muy buenas palabras de todo el mundo y la verdad que ahí seguimos. Hoy aquí en el Prat, mañana en Burjassot y se vienen muchas fechas, tenemos una gira bastante tocha.
Hay un montón de festivales también.
ÁLVARO: Sí, hay festivales, también hay salas… nosotros hacemos de todo. Y más que quedan por cerrar, ahí estamos. A ver, a ver.
Os vi el año pasado en el Vida, que era el primer festival después de la pandemia, y creo que fue el segundo o tercer concierto que vi en el festival. Y os prometo que los días siguientes tuve que ir al fisioterapeuta porque iba desentrenado, y de tanto headbanging acabé con las cervicales destrozadas. ¡Me destrocé yo solo! (risas)
ÁLVARO: (risas) ¡Claro, había ganas! Nosotros también…
No sé si notáis esas ganas de la gente…
ÁLVARO: Sí, sí. Y mira que en el Vida yo creo que la gente no se terminó de soltar porque todavía estábamos viendo “¿qué pasa con esto?“. Nos hicieron unos tests… no sé, estaba la cosa todavía un poco rara. Pero desde luego se está viendo que la cosa está empezando a normalizar de verdad. Pero yo de ese concierto del Vida recuerdo que, sí, cada uno a su rollo, pero con distancia; pero como tiene que ser, porque ahí hay distancia de separación y todo el rollo.
¿Se os ha hecho muy extraño tocar en esas condiciones, con gente sentada, etc? Además, no pudiendo presentar en su día ‘Gran Pantalla’…
PABLO: Sí, raro, claro. Joder, el primer concierto que dimos después de toda esa movida fue… ¿Gijón, puede ser? O de los primeros… y sí, es muy raro, claro. Levantabas la vista y veías asientos y gente agitando las sillas, y era un poco frustrante. Pero bueno, oye, mejor eso que nada…
Pues esperemos que todo eso no vuelva nunca más ¡Muchísimas gracias!
¡Gracias a ti!