Al marchar anoche de la Sala La Nau del Poblenou salió nuevamente el siempre interesante debate sobre la legitimidad o no de las propuestas musicales en directo en las que nadie toca un solo instrumento (y me niego a mencionar a la de siempre, hay muchísima música realmente interesante mucho más allá del márqueting ultracapitalista). Un debate que surgió tras presenciar dos shows en los que sólo hubo dos momentos concretos de música en directo, y el resto del espectáculo fueron dos artistas cantando sobre bases pregrabadas. Para intentar ser justo y preciso, en casos así me parece muy válido hablar de ‘show’ o de ‘espectáculo’, y aquí cada artista que elija libremente la propuesta que quiera, pero me cuesta bastante decir que anoche viera dos ‘conciertos’, porque seguramente no sería la palabra adecuada para definirlos. Otra cosa es si un show sin música en directo puede ser igualmente disfrutable, y tras ver a Billy Nomates, me atrevería a decir que sí.

Empezó la velada con poquísimo público y la incerteza de si la propuesta iba a pinchar estrepitosamente (cosa que no sería extraña, teniendo en cuenta la oferta desmesurada de conciertos de este mes de marzo y el hecho de que los bolsillos del público no tienen fondos ilimitados). Desde Vallecas, y saludando en un más que correcto catalán, Alan Neil se encargó de abrir la noche. Una propuesta peculiar y muy petarda que, para explicarlo rápido y mal, podría ser como meter en un túrmix a McNamara y Almodóvar + Camela + Paco Clavel + Mónica Naranjo + Ladilla Rusa. Tirando bases desde su ordenador y cantando encima, el artista vallecano inundó la sala de rave flamenca, bacalao y tecno quinqui con letras de hedonismo, drogas, autos de choque, orgullo queer y juegos de palabras ingeniosos (probablemente mi favorita “hago de tripis corazón“). Cantó canciones de sus discos ‘El Desarraigo’ (El Genio Equivocado, 2019) y ‘Rave Flamenca’ (2022), y nos invitó a repetir el 12 de mayo en la Sala Vol, dentro del Curtcircuit.

Con la sala ya más llena salió Billy Nomates, también en solitario (los elevados costes de los visados que ya le hicieron suspender la gira por Estados Unidos creo que tienen algo que ver…), con una propuesta minimalista y tremendamente personal. Con un elegante traje negro, descalza sobre las alfombras del escenario y con una enorme sonrisa, Tor Maries (su nombre real) aseguró que Barcelona es su ciudad preferida del planeta, en esta primera actuación en una sala de la ciudad. La británica empezó con la preciosa ‘Fawner’ interpretada con la guitarra acústica, como si de una cantautora folk se tratara. El momento más sorprendente de un segundo disco (‘Cacti’, 2023) ya de por sí distinto al anterior (ahora más orientado al pop), y donde la presunta delicadez sonora de la canción esconde frases desafiantes: “The ladies in waiting don’t want me around. And that’s why I’m gonna stay“. A partir de ahí, ‘Black Curtains In The Bag’ marcó lo que iba a ser el resto del show.

Y es que se activaron las instrumentaciones pregrabadas, y Billy se puso a cantar y a bailar sobre ese colchón sonoro, moviéndose de lado a lado del escenario, arqueando piernas y torso, aguantando sobre las puntas de los dedos… como un espectáculo de danza sobre ritmos rompecinturas e inclasificables, como toda la obra de la británica. Llámale no wave, llámale post-punk, llámale rock, llámale spoken word, llámale pop… ostensiblemente expresiva, con gestos marcados surgiendo desde la víscera, allí donde nacen la mayoría de sus textos. Antes más fieros hacia lo de afuera, ahora mirando más hacia adentro. Su pelo rubio baila con ella, y algún mechón se le mete en la boca. Y a medida que avanza el show, su británica piel blanca va adquiriendo un tono más rojizo, de lo intenso que baila y golpea con pies y brazos al aire. Y al desabrocharse la chaqueta y liberarse, acaba siendo sexy sin quererlo, más por actitud que por desnudez física.
El grueso del set lo dedicó al nuevo disco (hizo 11 de las 12 canciones de ‘Cacti’), y de hecho empezó con 7 seguidas, con el único paréntesis de ‘No’ (del debut homónimo). Justo hasta ‘Roundabout Sadness’, el otro momento de la noche con algo de música en directo: en concreto, cuando golpea con fiereza un platillo, ya abollado y deformado tras las 6 primeras actuaciones de la gira europea. Como una versión femenina de Dr. Jekyll y Mr. Hide, te mira profunda y desafiante cuando canta ‘Balance Is Gone’, ‘Hippy Elite’ o ‘Sprite’, para acto seguido sonreir con dulzura y sinceridad cuando la música para y las luces se encienden, profundamente agradecida por el calor del público. Se va, y ante la insistencia de la audiencia, vuelve para rematar el set con ‘Escape Artist’ en un miércoles noche: “And half dead by a Wednesday afternoon. But nothing remarkable says you. Nothing remarkable says who. Find me in the corner of any room. Looking for exits, looking for exits…”

Setlist:
- Fawner
- Black Curtains In The Bag
- Blue Bones (Deathwish)
- No
- Same Gun
- Vertigo
- Cacti
- Roundabout Sadness
- Heels
- Petrol Fumes
- Blackout Signal
- Balance Is Gone
- Saboteur Forcefield
- Hippy Elite
- Right Behind You
- Sprite
Bis:
- Escape Artist