Contracronica Vida Festival 2019 (04-06/07/19)

Foto: Christian Bertrand

La mala suerte ha hecho que este año los residentes en Barcelona y cercanías tuviéramos que tomar, la siempre dura decisión, de escoger entre los dos festivales que se celebraban durante el mismo fin de semana. Al final, el cariño nos pudo y nos decidimos por el preciosista festival celebrado en Vilanova i la Geltrú.

Empezábamos la sexta edición del Vida festival con la noticia de la cancelación del cabeza de cartel del viernes, Beirut. Como es normal, la noticia cayó como un jarro de agua fría, teniendo en cuenta que el cartel en sí del festival, ubicado en la Masia d’En Cabanyes, no contaba con apenas grandes nombres para el gran público, aunque con un cartel de nombres medios que nos darían más de una sorpresa.

JUEVES

Todavía necesitábamos las gafas de sol cuando llegamos al siempre precioso recinto y tomamos la decisión de acercarnos a Julia Jacklin. Su folk pop hizo disfrutar a un público sofocado, que al igual que la australiana y su banda, tuvo que aguantar unas temperaturas que difícilmente habíamos visto nunca por el festival.

Foto: Christian Bertrand

Una vez hidratados y agradeciendo que el sol nos diera un respiro, nos acercamos a ver al sueco José González. Apareció en el escenario con la única compañía de su guitarra. Su show intimista siempre destaca por el virtuosismo a la hora de tocar el instrumento y de las atmósferas que es capaz de crear. Como suele ser habitual, acabó su concierto con varias versiones, destacando ‘Teardrop’ de Massive Attack y su ya famosa ‘Heartbeats’ de The Knife. La única pega que le pondría es su similitud con el show que hizo en el Secret Vida, problema que se repetiría en muchos de los shows que hicieron doblete en los dos festivales hermanos.

En ese momento, el hambre apretaba y optamos por sacrificar a Él Mató A Un Policía Motorizado, ya que no nos queríamos perder a Fat White Family. ¡Difícil describir el concierto de los ingleses, pero vaya sorpresón! Pura energía y rock en estado puro. Su sonido quizás no convencerá a todo el mundo, pero si algo les sobra es actitud. Imposible haberse aburrido en su concierto.

Después de darlo todo, nos acercamos (literalmente) a ver a Cala Vento. Y digo acercarnos porque en muchos de los conciertos de “la cova movistar”, el escenario se quedó minúsculo y solo pudimos intuir su sonido.

Y por fin llegó el gran cabeza de cartel: Hot Chip. Simplemente apoteósico. Con una puesta en escena cuidadísima, la banda nos hizo bailar desde la primera nota hasta el final con sus melodías, que cada vez más se mueven en dirección al pop. Para rematar, nos sorprendieron con una versión muy fiel de “Sabotage” de los Beastie Boys que nos hizo recordar al desaparecido trío.

Foto: Christian Bertrand

Decidimos que era hora de descansar y recuperar fuerzas para los demás días, teniendo la mala suerte de coincidir con una gentada que tomó la misma decisión y como consecuencia no pasó ni un bus en dirección a Sitges en 45 minutos, dejándonos la sensación de que tendrían que vigilar más el trafico de autobuses a la salida de los conciertos de los cabezas de cartel.

VIERNES

Llegamos justos para ver la recta final de Marlon Williams y menos mal, porque vaya espectáculo. Canciones que te desgarraban el alma con una presencia y una voz difíciles de ver hoy en día.

Sharon Van Etten salió al escenario demostrando su gran clase y carisma y sorprendió con un sonido más contundente y rockero y quizás un toque menos de americana que en sus álbumes. Aprobó con nota su traslado del segundo escenario al principal debido a la reubicación de escenarios por la baja de Beirut.

Y llegó el que fue para mí, la gran sorpresa del festival: Fontaines D.C. Los dublineses sorprendieron con un sonido arrollador, capitaneado por un Grian Chatten, que parecía la resurrección de Ian Curtis, tanto por imagen como por su manera de moverse constantemente por el escenario. Fue un concierto intenso en el que predominaron los pogos y que, en consecuencia, nos hizo tragar una cantidad de polvo indecente. Sorprendentemente, valió totalmente la pena estar 10 minutos tosiendo.

Foto: Pablo Luna

Debido a la cancelación de Beirut el día antes, los psicodélicos Temples heredaron la categoría cabezas de cartel, categoría que quizás se les quedó un poquito grande. En este caso, me encontré con el mismo problema que con José González el día anterior, la sensación de reciclaje del show del Secret Vida, aunque ofrecieron un setlist muy correcto, aunque sin entusiasmar.

Poco nos tuvimos que mover para ver a la siguiente banda, a la cual no nos queríamos perder. Ver a Superchunk fue como volver a los 90 y a ese sonido buenrrollista. La banda no baja de nivel pese a llevar más de 30 años al pie del cañón. Cerramos la noche del viernes con la siempre bailable sesión de Madrasso. El vida club siempre es un buen sitio en donde refugiarse cuando lo que apetece es dejarse llevar y disfrutar de los clásicos de siempre

 

Sábado:

Ya con las fuerzas limitadas, decidimos acercarnos al recinto a una hora tardía y más teniendo en cuenta que desde donde estábamos ubicados, la lluvia no daba tregua. Así que llegamos justos para ver la mitad del concierto de Nacho Vegas, en donde vimos al cantautor algo perdido, cabizbajo y flojo de voz. Eso sí, su banda, encabezada por Abraham Boba suplió con muchísima energía las carencias de su líder.

Teníamos claro que la siguiente parada no podía ser otra que el primer nombre confirmado de esta edición: The Charlatans. El grupo perteneciente al Madchester sound, sorprendió por su gran estado de forma teniendo en cuenta a bandas coetáneas que no se conservan tan bien. Nos ofreció un concierto lleno de hits los cuales nos hizo trasladarnos, igual que nos hizo Superchunk, a los primeros 90.

Foto: Pablo Luna

Como pelotas de ping pong, nos movimos de nuevo al escenario principal a disfrutar de Madness. La banda empezó sorprendentemente con uno de sus temas más conocidos, “One step beyond”, que sonó a medio gas, temiendo que se repitiera el mismo problema que vimos el año pasado con Franz Ferdinand: la falta de velocidad en sus canciones. Nada mas lejos de la realidad. Madness nos hizo disfrutar con un set largo y un final de infarto en donde pudimos bailar y cantar canciones como ‘It must be love’ o ‘Our house’

Sin ningún tipo de tregua, comenzó Carolina Durante, posiblemente el grupo nacional más popular actualmente (sin tener en cuenta, por su puesto, a Rosalía). La banda, capitaneada por el carismático Diego Ibáñez arrasó con su rock-punk, a la vez que repetía a la gente de seguridad que dejaran bailar tranquila a la gente debido a los pogos que se originaban en las primeras filas.

Finalizamos el festival con Meute, conocida como la Tecno-Marching-Band. Sorprendente como la banda es capaz de crear temazos electrónicos a los que el público, con ganas de apurar sus últimas energías, se entregó totalmente.

Foto: Rafa Rubiales

 

Escrito por

Informática en un mundo de hombres; amante de la buena gastronomía en tiempos de fast-food; melómana en tiempos de trap y reggaetón. Soy festivalera desde 2006, y he ido a festivales por todo el Estado y parte del extranjero. Arcade Fire, Yeah, Yeah, Yeahs, Libertines, Queens Of The Stone Age, Delorean, La Casa Azul... dicen las malas lenguas que te canto de pe a pa la canción que quieras con sólo escuchar dos segundos (como hacía a los 3 años cuando sonaba 'La Isla Bonita'), pero seguro que exageran. Dame un escenario de karaoke y te la lío parda. El paraíso existe, y está en una sala de conciertos.

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